Las Dos Casas
Enviado por luiscandela • 5 de Octubre de 2014 • 13.668 Palabras (55 Páginas) • 155 Visitas
ISRAEL: Dos Casas (1)
De principio a final, la Biblia habla de un pueblo llamado Israel. Dios tiene una relación especial con este pueblo. Pero, hoy en día, ¿quién es Israel? ¿Son sólo los judíos, o la iglesia cristiana? Este estudio apunta a aclarar estas dudas. Los creyentes necesitamos saber qué lugar ocupamos en el pueblo de Dios.
¿QUIÉN ES ISRAEL?
Los libros de política o historia dicen que los israelitas son las personas que han nacido o tienen ciudadanía en el moderno Estado de Israel. Algunos dicen que Israel lo conforma todos los judíos, dondequiera que vivan. Otros aseguran que la Iglesia Cristiana ha venido a tomar el lugar bíblico que ocupaban los israelitas. ¿Quién tiene la razón?
La respuesta está a simple vista: en la Biblia. Pero debemos escudriñar y seguir la pista a este pueblo a través de la Palabra de Dios para poder descubrir la verdad. Este conocimiento es un tesoro que ha estado escondido, pero que en estos tiempos está saliendo a la luz. En lo personal, ha sido un privilegio descubrir lo que veremos en este estudio, y con gusto comparto con ustedes lo que he ido aprendiendo.
Para saber quién es Israel, debemos primero conocer el origen de este pueblo.
UN PUEBLO ESCOGIDO
De Génesis capítulo uno al once, la historia bíblica habla de la humanidad en general. Todos venimos de Adán, y todos venimos de Noé y sus hijos. Ésta es la historia del origen de todos los hombres.
Pero a partir del capítulo 12 de Génesis hasta Apocalipsis, la Biblia se enfoca en una nación en especial: Israel. En el libro de Génesis vemos cómo Dios formó esta nación de un hombre que no tenía hijos, y de una familia que no tenía tierra.
El padre del pueblo escogido era Abraham, quien fue llamado para formar esta nación especial.
(Genesis 12:1-2) Pero el Eterno había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Dios escogió a Abram y a sus descendientes, y prometió que los bendeciría. Entonces, ¿la bendición de Dios sólo iba a ser para Abram y sus descendientes? ¿Qué de las otras familias y naciones? Debemos seguir leyendo para saber; la Biblia sigue diciendo:
(Gen. 12:3) Y bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré: y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
A través de Abraham y su familia, la bendición de Dios va a alcanzar a todas las familias de la Tierra.
LA PROMESA
Dios le prometió a Abraham que le daría “tierra y descendencia”. Se requería de fe para creer en esta promesa, ya que Abraham tenía más de 90 años y su mujer era estéril. Además vivían en Canaán como extranjeros, y como tales no se les permitía comprar tierra. Pero Dios hizo un pacto eterno con Abraham.
(Gen. 17:7-8) Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.
De nuevo, Dios le confirma a Abraham que la bendición que le daría a él y a su familia redundaría en beneficio de toda la humanidad.
(Gen. 22:18) En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste mi voz.
A través de la simiente de Abraham serían benditas todas las naciones de la tierra. Sin embargo, antes de bendecir a todos, tenía que formar esta nación para cumplir con Su propósito.
ISRAEL: Dos Casas (2)
HEREDEROS DE LA PROMESA
De todos los hombres sobre la faz de la Tierra, Abraham fue el elegido por Dios para formar una nación que traería bendición a todas las familias del mundo.
Pero, ¿cómo podría conformar una nación si él y su mujer no tenían hijos? Además de eso, Abraham tenía 75 años cuando fue llamado. Lo que para ellos era imposible, para Dios no era un problema. Lo que Él promete, lo cumple. A los cien años le nació el “hijo de la promesa”: Isaac.
Pero antes, tratando de “ayudar” a Dios, Sara sugirió a Abraham tener un hijo con su sierva, Agar. Así lo hicieron, y nació Ismael. Pero Dios no necesita ayuda, y Él les aclaró que ese hijo no era el de la promesa. Lo que hicieron Abraham y Sara les trajo muchos problemas familiares (Gen. , que han trascendido las generaciones, y hoy se refleja en el conflicto árabe-israelí (ambos pueblos descendientes de Abraham).
Luego de la muerte de Sara, Abraham tuvo otra mujer, y con ella tuvo más hijos.
(Génesis 25:1-2) Y Abraham tomó otra esposa, cuyo nombre era Cetura; (2) la cual le dio a luz a Zimram, a Jocsán, a Medán, a Madián, a Isbac y a Súa.
Sin duda Ismael y los hijos de Cetura son hijos de Abraham. Pero la Biblia señala que no todos son herederos de la promesa: Tierra y descendencia. Todos los hijos de Abraham recibieron herencia, pero la promesa sólo la heredó Isaac.
(Génesis 25:5-6) Y Abraham dio todo cuanto tenía a Isaac. (6) Y a los hijos de sus concubinas dio Abraham dones, y los envió lejos de Isaac su hijo, cuando aún él vivía, hacia el oriente, a la tierra oriental.
Sólo Isaac quedó en Canaán, la Tierra de la promesa.
CONFIRMA LA PROMESA
Cuando hubo hambre en la tierra, Isaac consideró marcharse en busca de alimento. Pero Dios lo detuvo, y le dijo que permaneciera en Canáan. Allí mismo le confirmó el Pacto que había hecho con Abraham.
(Gen. 26:1-6) Y hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. (2) Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. (3) Habita en esta tierra, y seré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu simiente daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. (4) Y multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo, y daré a tu simiente todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, (5) por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes. (6) Habitó, pues, Isaac en Gerar.
Dios confirmó a Isaac la promesa que le
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