ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Las Herejías De Los Primeros Siglos


Enviado por   •  4 de Agosto de 2013  •  1.415 Palabras (6 Páginas)  •  613 Visitas

Página 1 de 6

pLas herejías en los primeros siglos

El cristianismo tuvo que enfrentarse en los primeros siglos con enemigos externos e internos: las persecuciones y las herejías. Las herejías demostraron ser un peligro más perjudicial y duradero que cualquier otro, y causaron no pequeño daño en la vida de la Iglesia. En los dos primeros siglos encontramos tres grupos de herejes importantes: los judaizantes, los gnósticos y los montanistas. Además, hubo otras doctrinas erróneas de menor relieve, como el milenarismo.

a) Los judaizantes

Reciben el nombre de judaizantes los cristianos que defendían la necesidad de continuar con la práctica de las leyes ceremoniales y culto mosaicos para obtener la salvación. Para ellos, el centro de todo el culto cristiano seguiría siendo Jerusalén.

Las opiniones dentro de los judaizantes eran muy dispares. Los más extremistas negaban el valor infinito y objetivo de la redención de Cristo. Éstos son los que san Pablo llama falsos hermanos. Otros, por el contrario, adoptaron posiciones moderadas: no negaban ningún dogma cristiano, pero se atenían a los preceptos legales: decían ser seguidores de Santiago el Menor.

Estas tendencias aparecieron desde el inicio del cristianismo, pero no perduraron mucho, por el progresivo alejamiento de los judíos por parte de la Iglesia. Durante la segunda mitad del siglo primero e inicios del segundo, los más intransigentes cayeron en la herejía y fueron llamados ebionistas. San Epifanio nos da noticia de otros, más moderados, que permanecieron en la fe de la Iglesia y son llamados nazarenos; San Jerónimo, en cambio, identifica ebionitas y nazarenos.

b) El gnosticismo

Cuando el cristianismo irrumpió en la sociedad pagana, dos eran las grandes tendencias de los espíritus de entonces. Por un lado, una cierta preocupación religiosa, que la mitología pagana y los fríos cultos oficiales no conseguían aquietar; de ahí surgió el auge que tuvieron las religiones orientales y los cultos mistéricos. Por otra parte, una preocupación filosófica creciente, por el difundirse del pensamiento y los escritores griegos. El cristianismo ofreció nuevos elementos de indudable importancia: el monoteísmo y la relación íntima con Dios.

De ese variado espectro de tendencias surgió el gnosticismo, que tuvo una enorme importancia en la vida de la Iglesia, pues fue su mayor enemigo. Para comprender la virulencia de las sectas gnósticas, hay que considerar que todas ellas se apoyaban en una supuesta revelación hecha por alguno de los Apóstoles, no a los obispos, sus sucesores, sino a personas privadas, que a su vez las transmitieron a los “elegidos”; introdujeron así un grave error: una tradición al margen de la Tradición jerárquica y pública de la Iglesia. Los gnósticos intentaron hacer una síntesis entre cristianismo y mitos religiosos orientales, dándole un fundamento filosófico. La filosofía sería, pues, el elemento esencial dentro de su concepción, que se podría caracterizar como una “gnosis” o conocimiento superior. Los gnósticos se presentaban como los cristianos que poseían los conocimientos más altos y secretos; conocimientos que no se podían entregar a la gente sencilla e ignorante, sino sólo a un grupo cerrado de iniciados. Se trataba, en definitiva, de poner la filosofía por encima de la Revelación, y darle a esta doctrina un cierto sabor mistérico que la hiciese más atrayente. Por todo esto, el gnosticismo representó una fuerte tentación para muchos cristianos, especialmente los que poseían una cierta cultura. Esto es semejante a lo que ha ocurrido a lo largo de la historia, con la aparición de los diversos racionalismos que ponen a la razón como norma y juez de todo lo divino y lo humano.

Síntesis doctrinal

El pensamiento gnóstico no es unitario, sino que presenta una cantidad insospechada de matices y variaciones según el gusto de cada uno de sus fautores. Sin embargo, muestra algunas constantes, que se pueden describir del siguiente modo:

1) Su punto de partida es un dualismo radical: hay dos principios absolutos y totalmente opuestos: Dios y la materia. Dios es totalmente trascendente, origen de todo bien y completamente ajeno al mal. La materia es el principio del mal y de la corrupción, y existe desde siempre, pero en estado caótico e informe.

2) Entre el Bien y el Mal están los eones, que son unos entes intermedios procedentes por parejas del Bien. A medida que los eones pertenecen a estratos ontológicos más alejados del Bien, resultan

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (9 Kb)
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com