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Los Jenitos


Enviado por   •  28 de Enero de 2014  •  4.425 Palabras (18 Páginas)  •  265 Visitas

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EL MEOLLO DE LA CUESTIÓN

La problematización entre el evolucionismo y el Cristianismo se plantea en relación al origen y la naturaleza del hombre.

Hay diversas hipótesis sobre este tema pero una hipótesis vagamente definida no puede ser sometida a rigor de la contrastación experimental ni tampoco a la crítica del razonamiento lógico.

Darwin maestro de arte de zafar dice que la ciencia se basa, precisamente, no en establecer la posibilidad sino la probabilidad de un fenómeno.

LAS DISTINTAS POSTURAS

Hay otras personas que dicen que no existe, ni puede existir el más mínimo conflicto entre la ciencia y la fe y sobre todo entre el evolucionismo y el Cristianismo.

Estas afirmaciones vienen en diversos libros de texto escolares por lo que muchos creyentes piensan que estamos en presencia de modernos escolásticos de la más pura prosapia tomista, pero lo que los autores de dichos libros olvidan decir son las razones por las cuales afirman lo que están diciendo, ya que la verdadera razón por la cual no puede existir un conflicto entre ciencia y fe, es que la verdad no se puede contradecir a sí misma.

Por lo que estos autores afirman la inexistencia de un conflicto entre evolucionismo y religión, es para ellos, la ciencia (o sea el evolucionismo) y la fe están en distintos planos, por lo que no pueden colisionar.

El padre Castellani decía que tanto la ciencia como la fe están en el plano de la verdad. Los autores expresaban que la ciencia es conocimiento y la fe es sentimiento, es decir que la ciencia es verdad y la fe fantasía.

Están también los que sostienen que no sólo no existe el más mínimo conflicto entre evolucionismo y Cristianismo, sino que la evolución era el mismísimo plan salvífico de Dios. Que gracias a la evolución, el Dios cósmico nos llevó a todos, creyentes y no creyentes, justos y atorrantes a la consumación final del punto Omega teilhardiano.

EL MITO DE LOS DOS EVOLUCIONISMOS

Dicen algunos creyentes en especial eclesiales que existían dos tipos de evolucionismos: uno radical, materialista, de izquierda, que sería por cierto incompatible con la fe cristiana.

Pero que afortunadamente existiría otro evolucionismo moderado que era no solo compatible con la fe cristiana sino también mucho más revelador de la

magnificencia y sabiduría divinas, que esa postura estrecha llamada creacionismo, propia tan solo de protestantes fundamentalistas y de católicos subdesarrollados intelectualmente los llamaba con conmovedora caridad Miguel Crusafont Pairo.

Según intrépidos como ingenuos católicos evolucionistas, el evolucionismo moderado se distinguiría del radical en tres aspectos:

1.- El proceso evolutivo habría tenido un fin querido por Dios: la aparición del hombre.

2.- Todos los seres humanos se habrían originado de un solo par.

3.-Solamente el cuerpo del hombre habría sido producto de la evolución y no su alma, la cual sería creada inmediatamente por Dios.

Ante la objeción de que no existe un solo evolucionista de renombre en el mundo que acepte estos tres puntos, se responde que lo que sucede es que estos autores están usando el evolucionismo para respaldar posturas filosóficas materialistas y ateas. Es posible un evolucionismo moderado, todo es cuestión de depurar al evolucionismo de sus contaminaciones materialistas. Antes de entrar al análisis de estos tres puntos, es imprescindible, que aceptemos las hipótesis, modelos y teorías, que existen independientemente de nosotros. Cuando hablamos de evolución, estamos obligados intelectualmente a aceptar la formulación que de ella dio Darwin, en otras palabras: no somos libres de inventarnos un evolucionismo a nuestro gusto y medida, porque eso no contribuye a esclarecer el tema, sino a confundirlo más.

Crear un evolucionismo que no existe para luego cristianizarlo, lo único que hace es favorecer la aceptación del único evolucionismo que existe. Porque no hay dos evolucionismos, existen científicos que aceptan la evolución como una sucesión cronológica de niveles de organización y alguna suerte de conexión más o menos ideal entre ellos, como es el caso Lecome du Nouy, Pierre Grassé, entre otros , estos autores no son aceptados por el establisment evolucionista. Cuando se habla en evolucionismo nadie piensa en Lecome o Pierre, por ejemplo. Y con toda razón, pues varios de los mejores argumentos contra el evolucionismo provienen de estos autores, lo mismo vale para la gran escuela paleontológica alemana que también formulan en sus obras numerosas e insalvables objeciones contra el evolucionismo darwinista. La escuela que se impuso fue precisamente la anglo-americana, que hoy ejerce una verdadera tiranía en los medios académicos y que representa la ortodoxia evolucionista.

EVOLUCIONISMO Y FINALIDAD

Para el evolucionismo mitigado, el proceso evolutivo habría tenido un fin querido por Dios: el Hombre. Esto significaría entonces que Dios habría dispuesto las leyes de la naturaleza de tal manera, que la bacteria inanimada pudiera producir una bacteria y que esta bacteria habría podido evolucionar hasta el mono y finalmente el hombre. Vale decir, que la evolución habría sido el método del cual se valió Dios para crear al hombre, previo paso por el mono. Pero si esto fue así, entonces Dios, al disponer las leyes de la naturaleza, tenía ya en su mente la idea del hombre. Objetivo final de la evolución. Vale decir que la evolución habría

sido planificada o dirigida para producir al hombre. Al menos el cuerpo del hombre. Esto es completamente inaceptable para el evolucionismo. Condenado incluso, explícitamente, por el syllabus darwinista.

Existen diversos autores, como son George Gaylord Simpson, Stephen Jay Gould, Jacques Monod, Julian Huxley, Ernst Mayr, entre otros, que sugieren que la finalidad de la evolución no fue el hombre, sino que el hombre fue resultado de varios procesos y causas naturales que por accidente o el azar dieron origen al hombre, lo expresado no constituye una interpretación deformada del darwinismo, producto del ateísmo de los autores citado. Esto una interpretación fiel de evolucionismo, recordando que uno de los postulados fundamentales del evolucionismo darwinista, es que los cambios o modificaciones que habrían brindado la materia prima para la evolución, fueron producto exclusivo del azar. Y azar en sentido absoluto. Sin azar, no hay evolucionismo. Algunos sostienen que las modificaciones son al azar, la selección natural filtraría ese azar, dando dirección al proceso, la selección natural solo puede actuar sobre

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