Los últimos y la misericordia
Enviado por Reni2195 • 19 de Noviembre de 2019 • Trabajo • 2.361 Palabras (10 Páginas) • 161 Visitas
Los últimos y el Reino de Dios
La llegada de Jesús a Israel y su mensaje acerca del Reino de Dios tuvo un gran impacto, tanto político como religioso en el pueblo judío, sin embargo él no fue el único que se dirigió al pueblo con un mensaje sobre lo que se avecinaba. Juan Bautista tuvo un rol significativo, proclamando la llegada de Dios y la preparación que urgía tener al pueblo si quería ser parte del cambio y digno de Dios.
Es difícil saber con precisión cómo imaginaba el Bautista lo que iba a suceder. Lo primero en esta etapa definitiva sería, sin duda, un gran juicio purificador, el tiempo de un bautismo de fuego, que purificaría definitivamente al pueblo eliminando la maldad e implantando la justicia. El Bautista veía cómo se iban definiendo dos grandes grupos: los que, como Antipas y sus cortesanos, no escuchaban la llamada al arrepentimiento y los que, llegados de todas partes, habían recibido el bautismo iniciando una vida nueva. El fuego de Dios juzgaría definitivamente a su pueblo. (Pagola 2013, p26)
Ahora bien, si Jesús no fue el primero en anunciar al pueblo la venida de un Reino de Dios ¿Cuál podría ser el elemento significativo que hubiera sido capaz de macar la diferencia entre el Bautista y Jesús? La respuesta certera es la MISERICORDIA, rasgo característico del Reino. Jesús se aleja del mensaje del Bautista sin embargo nunca expresa disconformidad con este, llegando incluso a participar del bautismo.
Juan veía a Israel como la plantación de Dios que necesita una limpieza radical. Llega el momento de eliminar todo el boscaje inútil, talando y quemando los árboles que no dan frutos buenos. Solo permanecerán vivos y en pie los árboles fructuosos: la auténtica plantación de Dios, el verdadero Israel. Juan se vale también de otra imagen. Israel es como la era de un pueblo donde hay de todo: grano, polvo y paja. Se necesita una limpieza a fondo para separar el grano y almacenarlo en el granero, y para recoger la paja y quemarla en el fuego. Con su juicio, Dios eliminará todo lo inservible y recogerá limpia su cosecha. (Pagola 2013, p26)
En contraparte el Reino de Dios, el cual anunciaba Jesús, se centra en dos aspectos puntuales: es un Reino para todos y basado en la misericordia, ya no se tiene la idea del castigo o de la ira que antes de Jesús se planteaba, atemorizando a muchos fieles.
Ahora el Reino es un reino cuya invitación está hecha para todos aquellos que quieran pertenecer a el, aquellos que se arrepienten como un acto verdadero y tomen la invitación de un Dios Amoroso y Misericordioso que es capaz de perdonar los pecados.
El temor al juicio deja paso al gozo de acoger a Dios, amigo de la vida. Ya nadie habla de su ira inminente. Jesús invita a la confianza total en un Dios Padre. No solo cambia la experiencia religiosa del pueblo. También se transforma la figura misma de Jesús. Nadie lo ve ahora como un discípulo o colaborador del Bautista, sino como el profeta que proclama con pasión la llegada del reino de Dios. (Pagola 2013,p.29)
Con este anuncio de la llegada del reino, Jesús toma la posta y se dedica a predicar el mensaje, tomando el papel de un profeta itinerante que a través de todos los medios que poseía hacia llegar al pueblo su mensaje, esta actitud podría ser considera como a anunciar la buena nueva una estrategia, ya que era precisamente en las pequeñas ciudades o pueblos a los que iba los que más oprimidos se encontraban, eran el escenario perfecto para demostrar que la llegada del Reino no se centraba en más sufrimiento, opresión o temor , sino en todo lo contrario, sería un reino misericordioso y Jesús lo demostró con sus acciones, el llevó el anuncio del Reino a los más alejados, liberó a los enfermos de su sufrimiento y entendió y vivió el dolor de los más olvidados como si fuera suyo.
Estas gentes pobres, hambrientas y afligidas son las ovejas perdidas que mejor representan a todos los abatidos de Israel. Jesús lo tiene muy claro. El reino de Dios solo puede ser anunciado desde el contacto directo y estrecho con las gentes más necesitadas de respiro y liberación. La buena noticia de Dios no puede provenir del espléndido palacio de Antipas en Tiberíades; tampoco de las suntuosas villas de Séforis ni del lujoso barrio residencial de las élites sacerdotales de Jerusalén. (Pagola,2013,p.31)
Está claro que el mensaje de la llegada del Reino era para todos aquellos que quisieran formar parte de el, más no exclusivamente para aquellas personas de altos alcances económicos, alto rango político o las que profesaban devotamente el sacerdocio. El reino es para los pobres, para los que sufren ¿Por qué Jesús centro su mensaje en los olvidados, en los últimos? ¿ Y quiénes eran aquellos denominados los últimos?
Jesús declara de manera rotunda que el reino de Dios es para los pobres. Tiene ante sus ojos a aquellas gentes que viven humilladas en sus aldeas, sin poder defenderse de los poderosos terratenientes; conoce bien el hambre de aquellos niños desnutridos; ha visto llorar de rabia e impotencia a aquellos campesinos cuando los recaudadores se llevan hacia Séforis o Tiberíades lo mejor de sus cosecha (…)(Pagola 2013,p.32)
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