Maria La LLena De Gracia
Enviado por Dieguchi • 29 de Octubre de 2013 • 483 Palabras (2 Páginas) • 356 Visitas
Dios Padre creó un depósito de todas las aguas y lo llamó mar, también creó un depósito de todas las gracias y lo llamó María.
Fue por medio de la Santísima Virgen que vino Jesucristo al mundo y por medio de Ella debe también reinar en el mundo.
La vida de María fue oculta. Por ello, el Espíritu Santo y la Iglesia la llaman alma mater: Madre oculta y escondida. Su humildad fue tan grande que no hubo para Ella anhelo más firme y constante que el de ocultarse a sí misma y a todas las criaturas, para ser conocida solamente de Dios, pidiendo pobreza y humildad. Y Dios, escuchándola, tuvo a bien ocultarla en su concepción, nacimiento, vida, misterios, resurrección y asunción, a casi todos los hombres. Sus propios padres no la conocían. Y los ángeles se preguntaban con frecuencia uno a otro: ¿Quién es ésta? (Cant. 8, 5). Porque el Altísimo se la ocultaba. O, si algo les manifestaba de Ella, era infinitamente más lo que les encubría.
Dios Padre, entregó su Unigénito al mundo solamente por medio de María. Por más suspiros que hayan exhalado los patriarcas, por más ruegos que hayan elevado los profetas y santos de la antigua ley durante cuatro mil años a fin de obtener dicho tesoro, solamente María lo ha merecido y ha hallado gracia delante de Dios por la fuerza de su plegaria y la elevación de sus virtudes. El mundo era indigno, dice san Agustín, de recibir al Hijo de Dios inmediatamente de manos del Padre, quien lo entregó a María para que el mundo lo recibiera por medio de Ella, y a pesar de haberle comunicado su poder, consintió en que no hiciera ningún milagro, al menos portentoso, durante su vida.
Dios Hijo, se hizo hombre para nuestra salvación, pero en María y por María y a pesar de haberle comunicado su sabiduría, consintió en que Ella casi no hablara.
Dios Espíritu Santo, formó a Jesucristo en María, pero después de haberle pedido consentimiento por medio de los primeros ministros de su corte, a pesar de ser Ella su fiel esposa, consintió en que los apóstoles y evangelistas hablaran de Ella muy poco y sólo cuanto era necesario para dar a conocer a Jesucristo.
María constituye su canal misterioso, por el cual hace pasar suave y abundantemente sus misericordias, de manera que Ella distribuye a quien quiere, cuanto quiere, como quiere y cuando quiere todos sus dones y gracias, y no se concede a los hombres ningún don celestial que no pase por sus manos virginales, porque tal es la voluntad de Dios que quiere que todo lo tengamos por María.
Madre, haz que, despreciando, por amor a Ti,
todas las consolaciones terrenas, yo me adhiera
siempre a las celestiales, hasta que, por obra
del Espíritu Santo, tu fidelísimo Esposo, y por Ti,
fidelísima Esposa suya, se forme en mí
Jesucristo, Hijo tuyo, a gloria del Padre. Amén.
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