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Mejor Hablemos De Gracia


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2014  •  1.936 Palabras (8 Páginas)  •  193 Visitas

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¿PECADO?, ¡MEJOR HABLEMOS DE GRACIA!

Por: José Esaúl Mendoza Pedro

El 4 de octubre de 2012, La Congregación para la Doctrina de la Fe confirmó la excomunión, suspensión “a divinis” y reducción al estado laical a Roy Bourgeois, religioso de la sociedad misionera Maryknoll, por haber participado en Lexington (Kentucky), el 9 de agosto del 2008, en una ordenación de una mujer y en la “simulación” de misa -según lo calificó- el Vaticano…

Intencionalmente se ha querido iniciar con esta nota que -aunque no se quiera- forma parte ya de la Historia de la Iglesia. Se podrían agregar varios casos más en los que se ha “marginado” a los que no piensan según los dictados del Magisterio que para infortunio nuestro no siempre son los dictados del Evangelio. *Cuando se está ante optar por el Evangelio y por el Magisterio, ¿qué rumbo tomar? Lo ideal sería no tener que hacer elección; lo deseable es que el Magisterio fuera a la par del Evangelio, es más, en subordinación de. Una pregunta profunda surge de lo anterior: ¿Será “realmente” pecado la ordenación de mujeres o la jerarquía “lo ha hecho” pecado? ¿Qué entendemos entonces y qué hay que entender por “pecado”?

Y aquí cabe una cuestión “desafiante”: Si Jesús se apareciera en nuestro tiempo, haciéndose pasar por uno más dentro del cristianismo, y se expresara y actuara con la libertad como se expresó y actuó en aquellas tierras de Palestina, ¿sería ya uno más de la lista de las “personae non gratae”, los “mal vistos” por la Congregación para la Doctrina de la Fe (la heredera de la Inquisición o “Santo” Oficio)? Casi sin pensarlo mucho, me “aventuraría” a responder que sí. ¡Qué curioso sería eso y daría mucho para reflexionar!

Lo anterior da lugar a las siguientes interrogantes: ¿dónde y en qué momento hemos errado en el camino?, ¿cuál concepción o cuáles concepciones han contribuido para que seamos “fratricidas”?, ¿Por qué “Caín” en una Iglesia del Amor y del perdón?

Considero que el problema está en que hemos planteado como indispensable, como muy importante, aquello que no lo es. Y, ¿qué es lo importante?

1. Que hemos sido creados por un Dios que es amor, que es GRACIA (Dios donándose al hombre en todo tiempo y lugar).

2. Que la GRACIA nos habita y habita el cosmos.

3. Que es mucho más importante la GRACIA (Dios donándose gratuitamente) que la suma importancia que le hemos dado al pecado.

4. Y que es la GRACIA (el Espíritu de Dios “envolviéndonos”) la que nos invita dejarnos envolver para que construyamos lazos de hermandad entre todos los seres humanos.

El problema, parece ser la forma como la tradición ha resuelto el problema de los orígenes mediante la teología del pecado original. Y la unión profunda que ha hecho la tradición entre “satisfacción” y “pecado original”.

Se sostiene campechanamente, lo siguiente:

1. El primer hombre, su humanidad era perfecta (poseedor, ante todo, de todos los dones sobrenaturales, el hombre vivía en una profunda amistad y, consiguientemente, en una total santidad en presencia de Dios).

2. El primer hombre (Adam) se vio en la situación de decidir por todos sus descendientes.

*En virtud de un decreto de Dios, la suerte de la humanidad se encuentra en las manos de Adán (pecó y supuso para todos sus descendientes la pérdida del estado paradisíaco original).

*En adelante, todo hombre nacerá con lo único que Adán pudo transmitir: una naturaleza herida.

*El pecado por generación: es un pecado de naturaleza por el que el niño se ve realmente privado de la gracia y resulta verdaderamente pecador delante de Dios.

*Por la fe y el bautismo, el hombre pecador vuelve salir del ámbito de influencia del primer Adán y acceder al del nuevo Adán. De este modo se le devuelve al hombre la gracia, pero únicamente la gracia. Lo demás no experimenta cambio alguno, sino que su naturaleza sigue estando herida, sometida al sufrimiento y a la muerte, arrastrada por la concupiscencia.

Lo anterior ha convertido el papel de Adán en una exageración perniciosa.

¿Cómo entender entonces la ‘encarnación’ del Hijo de Dios?, ¿de qué salva Jesús?

La encarnación (y todas sus consecuencias) es la cumbre de la gratuidad de Dios. Jesús le es necesario al hombre para llegar a la plenitud, no porque el hombre haya sufrido un accidente que necesite ser reparado, sino por la naturaleza misma del hombre. El niño nace necesitado de salvación por su propia naturaleza. El salvador es Jesús. Pero, ¿de qué salva?

El hombre nace “carne”, y, esta “carne originaria” expresa esencialmente una condición de fragilidad; pero una fragilidad habitada por un deseo infinito. El hombre tiende a “autorrealizarse”. Y no puede realizarse de otro modo mientras el Espíritu (don de Jesús resucitado que transforma la relación entre el hombre frágil y el Dios poderoso), no le haga “renacer” y acceder a la existencia nueva y liberada: la “carne” se convierte entonces en “espíritu”.

*Por muy perfecto que sea su desarrollo humano, físico y psíquico, es incapaz de acceder a la gloria que constituye la culminación última de su deseo y todo su ser. Esta gloria sólo puede recibirla de Aquel a quien deberá aprender a descubrir como su Salvador.

En el esquema de la gratuidad de la salvación, ¿cabe la no-salvación?

Si Dios se ha revelado como el Dios-Amor en el transcurso de la historia de la salvación, y se ha concluido que dicho ofrecimiento de salvación es gratuito por parte de Dios; entonces, no cabría la no-salvación.

¿Y eso por qué?

Porque si sostenemos que la salvación es gratuita (Dios la da porque así lo desea) entonces,

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