Monicion De Ofrendas, Comienzo De La Novena Del Niño Jesús

Dios misericordioso, mira complacido las ofrendas de tu pueblo que te está consagrado,

y, por la eficacia de este sacrificio, haz que la

Multitud de los creyentes sea siempre para ti, estirpe elegida,

Ofrecimiento Real, nación bendecida, pueblo de tu propiedad.

Al presentar nuestras ofrendas ante el altar,

Recordemos si hemos ofendido a nuestro prójimo. Pidamos perdón; perdonemos de corazón.

Y entonces nuestra ofrenda será agradable a los ojos del Señor.

Cirios: Luz que simboliza a Cristo, que es la luz sobre toda luz, te pedimos Señor ser lámpara que arda continuamente ante Ti, y que aumente en nosotros la fe y la alegría de los que están convencidos de que Cristo les está presente, y que en El se encuentra todo lo que esperan en esta vida y en la otra.

Pan y Vino: Señor, ante tu Altar presentamos los dones de Pan y Vino, ellos, por acción del Espíritu Santo, se convertirán en tu Cuerpo y en tu Sangre, expresión infinita de tu amor, que realiza tu deseo de quedarte con nosotros para siempre y de alimentarnos el Espíritu, en las debilidades y fragilidades de nuestra fe.

Flores Expresión de gratitud y amor; que con sencillo corazón y dulzura ofrecemos a Nuestra Madre Santísima, en agradecimiento por las bendiciones que nos envía a través de su hijo. Gracias de todo corazón Virgen Santísima.

Frutas: Con estos frutos que la tierra nos da, te queremos dar gracias Señor por el trabajo de numerosos hombres, y con ellos te pedimos por las personas que no tienen trabajo.

Juguetes: Señor al ofrecerte hoy estos juguetes queremos pedirte por todos los niños del mundo entero, y de forma especial por los más pobres, por los enfermos por los abandonados y por aquellos que han sido obligados a perder su inocencia.

Víveres: Producto del deseo de nuestra comunidad de compartir con nuestros hermanos mas necesitados. Y con ello pedirte Señor, que no falte lo necesario en ningún hogar del mundo.

Colecta: Este dinero es una manifestación de nuestra solidaridad. Te pedimos señor que nos ayudes a reconocer que no siempre actuamos como discípulos de Cristo, Enséñanos a usar los bienes perecederos de esta vida, invirtiéndolos con generosidad en nuestros hermanos más necesitados, y ganándonos así, amigos seguros en las moradas eternas.

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