Moniciones Ciclo B

DOMINGO I DE ADVIENTO

Monición inicial

Comienza en este domingo el Adviento, tiempo que nos invita a prepararnos para la venida del Señor. Cristo ha de venir en gloria y majestad y nosotros hemos de estar preparados cuando el Señor vuelva.

La Palabra de Dios nos mostrará en estos días el camino a seguir para esperar la venida futura de Cristo, y también para contemplar el Misterio de su primera venida en carne mortal, que celebraremos en la Navidad. Dispongámonos, pues, para ello, mientras ahora acogemos la venida presente de Cristo en los sacramentos, en los acontecimientos y en los hermanos, sobre todo en los que sufren.

Monición a las lecturas

En las lecturas de hoy aparecen las actitudes que el Adviento nos invita a fomentar en nuestra vida:

- Por una parte, el deseo de que el Señor venga y nos libre de nuestros pecados, como aparece expresado en la primera lectura y el salmo.

- Por otra, la vigilancia permanente, a la que el Señor nos invita en el evangelio de San Marcos, que será el que leeremos a lo largo de los domingos de este año litúrgico.

- Y finalmente, en la segunda lectura, la paz que nos proporciona el saber que Dios mismo nos prepara para su venida con la ayuda de su gracia.

DOMINGO II DE ADVIENTO

Monición inicial

A lo largo del Adviento, los cristianos intentamos descubrir qué actitud hemos de adoptar ante la venida, siempre próxima, del Señor.

Hoy, segundo domingo de Adviento, aparece ante nosotros la impresionante figura de Juan el Bautista, que nos da la respuesta con su vida austera y su mensaje tajante y apremiante. Juan nos llama al desierto, a salir de las ocupaciones que no nos dejan escuchar a Dios, para emprender un camino de conversión radical.

Que la Eucaristía de este domingo nos ayude a preparar nuestra vida para la venida del Señor.

Monición a las lecturas

La Palabra de Dios nos invita en este domingo a preparar los caminos del Señor para apresurar su venida, que traerá el consuelo y la salvación a su pueblo e inaugurará unos cielos nuevos y una tierra nueva en que habitará la justicia.

Por eso, con el salmo, pediremos al Señor que nos muestre ya esta misericordia y salvación que Él mismo nos promete.

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