Navidad cristiana
Enviado por marcosporras • 13 de Diciembre de 2013 • Trabajo • 11.699 Palabras (47 Páginas) • 293 Visitas
El término Navidad es la contracción del vocablo latino navitas que significa "nacimiento". A partir de este concepto, surge un símbolo muy arraigado y complejo en su estructura. La no es sólo un recuerdo de un suceso histórico. Constantemente la Liturgia Cristiana subraya que el hecho del nacimiento de Jesucristo está ordenado a la Redención, a la Pascua, a la Parusía. Según la terminología de los antiguos, la Navidad es una memoria (misterio), cuyo centro es la muerte y resurrección de Jesucristo, siempre presente y operante, como alma de toda celebración litúrgica.
Alrededor de la Liturgia de Navidad se ha formado, en el decurso de los siglos, una serie de costumbres que han contribuido a crear un ambiente festivo en la intimidad de las familias y en las calles de aldeas y ciudades. Lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo el aspecto exterior, sino su significado interior; se debe conocer por qué y para qué se llevan a cabo para así poder vivirlas intensamente. Se recrean: el arbolito, el pesebre, los regalos, las comidas típicas, la decoración en general, y los niños esperan con ansiedad la llegada de Papá Noel y los Reyes Magos, cuyo origen se remonta a las antiguas costumbres y ritos que pueden determinarse dentro de un marco histórico, que es el motivo central del presente ensayo.
Hoy se considera a estas fiestas como las de mayor trascendencia en todo el mundo; su celebración abarca desde el 25 de diciembre al 6 de enero, con distintas conmemoraciones, algunas trasformadas al cristianismo: la Noche Buena, la Navidad, el Día de los Santos Inocentes, la Noche Vieja, el Año Nuevo y el Día de Reyes (Epifanía).
NAVIDAD CRISTIANA
Las fiestas de Navidad se remontan a antiguas costumbres paganas conocidas como la "adoración del culto solsticial". El culto solsticial representa la acción del sol creador, su perduración terrenal mediante el fuego y su drama celeste: nacimiento del sol, su muerte aparente y su resurrección. En otras épocas, el 24 de diciembre se celebraba el nacimiento de un dios solar. En distintos países, toma un nombre diferente: Krisna y Buda en India, Mitra en Persia, Horus en Egipto, Apolo en Grecia, Bochica entre los Chibchas de Colombia, Kulkuká entre los Mayas, Quetzocoalt entre los Aztecas y Wiracocha entre los Incas. Se consideran que estos dioses descendieron al Hades (infierno) y regresaron otra vez llenos de vigor, del mismo modo que lo hace la Naturaleza con su renovación periódica de los ciclos estacionales anuales. Para las diversas costumbres, la Navidad ha representado el advenimiento de un acontecimiento cósmico por excelencia, cuyo hecho más trascendente radicaba en garantizar la supervivencia del hombre pagano o campesino, del renacimiento anual de la divinidad salvadora, encarnado en el mito milenario por excelencia.
El arraigo a este culto no pudo ser desterrado, ya que en cada celebración participaban los cristianos. A pesar de que los Evangelios no establecía esa fecha como la del nacimiento del maestro Jesús, la Iglesia, en un principio, no lo celebraba. Durante los siglos siguientes, al comenzar a aflorar el deseo de celebrar el natalicio de Jesús de una forma clara y diferenciada, algunos teólogos, basándose en los textos de los Evangelios, propusieron datarlo en fechas tan dispares como el 6 y 10 de enero, el 25 de marzo, el 15 y 20 de abril, el 20 y 25 de mayo y algunas otras. Pero el Papa Fabián (236-250) decidió terminar con tanta especulación y calificó de sacrílegos a quienes intentaron determinar la fecha del nacimiento del nazareno. La Iglesia Católica de Armenia fijo su nacimiento el 6 de enero, mientras otras iglesias orientales, egipcios, griegos y etíopes propusieron fijar el natalicio en el día 8 de enero.
A raíz de este acontecimiento, por disposición del Papa Julio I, en el Siglo IV, concertó que la Navidad comenzara el 25 de diciembre y culminara el 6 de enero con la fiesta de Epifanía. "Los motivos para la innovación están declarados con gran franqueza por un escritor sirio cristiano: ‘La razón de que los Padres transfieran la celebración del 6 de enero al 25 de diciembre fue ésta: era costumbre de los paganos celebrar en el mismo día 24 de diciembre el nacimiento del sol, haciendo luminarias como símbolo de la festividad. En estas fiestas y solemnidades, tomaban parte también los cristianos. Por esto, cuando los doctores de la Iglesia se dieron cuenta de que los cristianos tenían inclinación a esta fiesta, se consultaron y resolvieron que la verdadera Navidad debería solemnizarse en ese mismo día, y la fiesta de la Epifanía en el 6 de enero.’ Por esa razón y continuando la costumbre, se siguen encendiendo luminarias hasta el día 6... Parece ser, pues, que la Iglesia Cristiana eligió la celebración del nacimiento de su fundador el día 25 de diciembre con el objeto de transferir la devoción de los gentiles del sol al que fue llamado después Sol de la Rectitud". (Frazer, 1996:414)
A partir de entonces, la Cristiandad celebra el nacimiento de Jesús de Nazaret. "En un principio, la festividad de la Navidad tuvo un carácter humilde y campesino, pero a partir del siglo VIII comenzó a celebrarse con la pompa litúrgica que ha llegado hasta hoy, creando progresivamente la iluminación y decoración de los templos, los cantos, lecturas, misterios y escenas piadosas que dieron lugar a representaciones al aire libre del nacimiento del portal de Belén". (Rodríguez, 1997:20/1)
EL PORTAL DE BELÉN
Aunque la tradición haya marcado que el nacimiento se produjo en el primer año de la era cristiana, lo cierto es que no se puede fijar con exactitud su fecha, al igual que el lugar geográfico donde se produjo.
Existen dos antecedentes biográficos en la Biblia, el de San Mateo y San Lucas, que situaron dos lugares geográficos diferentes entre sí: Belén (Judea) y Nazaret (Galilea), respectivamente.
El lugar de nacimiento sigue siendo, para los expertos, muy discutido. "Tanto Marcos (Mc 1,9) como Juan (Jn 1,45) señalaron rotundamente que Jesús era oriundo de Nazaret (Galilea) y no de Belén (Judea) y Lucas (Lc 2,4) situó a José y María viviendo en Nazaret antes del parto." (Rodríguez, 1997:27/8)
Para la mayoría, situar en Belén su nacimiento, cuestión remarcada por Mateo, se justificaría, no porque fuese un hecho cierto, sino que fue necesario para poder forzar el cumplimento de las profecías, a fin de otorgar a Jesús la descendencia davídica (Hijo de David) y validar el mesianismo que le adjudicaron sus seguidores.
Precisamente, la Iglesia en el Siglo IV, también fijo el natalicio de Jesús en el año 6 antes de nuestra era y concertó que el lugar geográfico fuera Belén.
LAS CELEBRACIONES
Existen distintas celebraciones que comprenden
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