Objetivo De La Teologia
Enviado por Andresm2911 • 8 de Noviembre de 2014 • 1.169 Palabras (5 Páginas) • 1.941 Visitas
El objeto propio de la teología es Dios. La teología es un área específica del saber. Aunque cabe señalar que a Dios nadie lo ha visto nunca. No hay acceso a su conocimiento y al discurso sobre Dios a través de las realidades temporales. El discurso de Dios siempre esta mediado por el cosmos y la historia, por las realidades naturales o culturales.
La primera cuestión tiene su importancia. Si la teología habla única y exclusivamente acerca de Dios, resultará difícil para muchas personas encontrar su punto de interés. Efectivamente, a los no creyentes poco les puede interesar el discurso sobre un Dios en el que no creen. El único punto de interés para ellos puede ser la curiosidad cultural o el deseo de un dialogo franco y profundo con los creyentes.
Lo que suscita el interés y la búsqueda humana es la pregunta sobre el sentido, el objetivo y el destino de la propia existencia. La teología no puede, por consiguiente, sustraerse a todas estas cuestiones sin perder interés para los mismos creyentes. Toda teología es, en cierto sentido funcional.
La primera afirmación de Santo Tomás en su obra “Suma Teológica” se refiere a la necesidad de la revelación y de la teología e indirectamente al objeto de la misma. “Fue necesario para la salvación del género humano que, aparte de las disciplinas filosóficas, campo de investigación de la razón humana, hubiese alguna doctrina fundada en la revelación divina.
El hombre solo tiene acceso al conocimiento de Dios a través de las realidades históricas. El mundo creado y la historia son mediaciones de la revelación divina y del conocimiento de Dios. Por eso la teología puede y debe ser también discurso sobre las realidades terrenas. Cualquier realidad creada, trátese de una realidad natural o de una realidad cultural, puede ser objeto de reflexión teológica. Para ello bastará que sea analizada desde la perspectiva de la fe.
La teología es un discurso sobre Dios, pero es al mismo tiempo y necesariamente un discurso sobre la historia humana y todos sus componentes. No es posible pensar en una revelación o en una fe que no sean a la vez una reinterpretación de la historia y de la cultura del pueblo creyente.
Tenemos que en primer lugar, la capacidad significativa del lenguaje teológico ha sido cuestionada fuertemente por la filosofía analítica.
En segundo lugar, la teología ha perdido el “señorío” del que disfruto durante la edad media cristiana, cuando prácticamente todas las ciencias eran sus “siervas o sirvientas. La sociedad moderna ha introducido dos componentes nuevos que acabaron con aquel señorío de la teología: la razón crítica y la democracia.
La razón crítica obligó a la teología a dar razón de sus afirmaciones, sin permitirle que se escudara en la afirmación dogmática o en la apelación al origen divino de la revelación y de sus contenidos. Cabe señalar que el argumento de fe es valido en el interior de la comunidad creyente. Pero la modernidad exige que dicho argumento no sea utilizado sin mas o impuesto a la comunidad de los no creyentes. Esto quiere decir, al menos, que la teología debe tomar en consideración la situación existencial del interlocutor de cara a la fe.
La democracia académica, por otro parte, obligo a la teología a entrar en el dialogo interdisciplinar en pie de igualdad con las demás áreas del saber, contando solo con el valor de sus argumentos.
Sumadas a las razones conocidas de la crisis teológica se añaden hoy otras, quizá de menor calibre académico pero no de menor incidencia histórica. La palabra
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