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Oración a Santa Lucía para obtener un gran Favor


Enviado por   •  20 de Octubre de 2014  •  Informe  •  2.945 Palabras (12 Páginas)  •  275 Visitas

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Oración a Santa Lucía para obtener un gran Favor

¡Oh gloriosa Virgen y Mártir, Santa Lucía!

nos hallamos aquí postrados ante tus plantas

para pedirte la salud,

más que la del cuerpo, la del alma.

Te pedimos esa fe que te hizo columna inmóvil

ante los poderes de la tierra,

y esa fortaleza del alma

con que resististe los halagos del mundo.

Venimos admirados ante tu valor sobrehumano

y quisiéramos que usarais de ese poder,

para obtener del Señor esa luz

que ilumine nuestra inteligencia.

Que veamos te diremos,

Gloriosa Santa Lucía,

como el cieguecito del Evangelio,

que veamos, si, que veamos a Dios,

sus preceptos y doctrina,

para que luchando duramente

con los enemigos del alma en este suelo,

recibamos como vos,

el galardón en el cielo.

Oh gloriosa Virgen y Mártir, Santa Lucía

nos hallamos aquí postrados ante tus plantas

para pedirte que nos ayudes,

que nos auxilies en este dificil problema

que hoy nos agobia y angustia en gran manera:

(hacer la petición)

Oh gloriosa Virgen y Mártir, Santa Lucía

te rogamos concedas misericordia infinita

al gran favor que hoy te pedimos,

si es para mayor gloria de Dios

y bien de nuestras almas.

Amén.

Rezar el Credo, la Salve, Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Hacer la oración y los rezos durante tres días consecutivos

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, porque os amo y estimo sobre todas las cosas. A mí me pesa, Señor, pésame en el alma de haberos ofendido y no haberos amado; propongo, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y así como os lo suplico, así confío en vuestra bondad, piedad y misericordia infinitas, que me los perdonaréis y me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.

Oración inicial para todos los días

Dios y Señor mío que enriquecisteis con tantas y con tan abundantes virtudes a la Bienaventurada Virgen Santa Marta, la que conociendo a vuestro hijo Jesús como el Mesías verdadero abrazando gustosamente su doctrina y practicando con fidelidad tus celestiales lecciones, llegó en poco tiempo a la santidad más elevada, os suplico Señor que por los merecimientos del mismo Jesús , nuestro Redentor y por la intercesión de la gloriosa Santa, nos concedáis los auxilios que necesitamos para acertar en agradaros en todas las acciones de esta vida y gozar después eternamente vuestra presencia en la gloria mereciendo ahora alcanzar la gracia que solicitamos en esta novena. Amén.

Rezar a continuación la oración del día que corresponda:

Día primero

Rezar el acto de contrición y la oración inicial para todos los días.

Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que oyendo los elogios que hacía el Señor de la virginidad y practicando esta admirable virtud, determinaste no admitir otro esposo que el esposo de la Vírgenes y renunciando a las vanidades del mundo, te dedicaste a la soledad del retiro, con lo que llegaste en muy breve a la perfección evangélica; te suplico Santa admirable, que por los auxilios de tu meditación vivamos todos con pureza y castidad en el alma y el cuerpo, aborreciendo las vanidades y riquezas de este mundo materialista, para que así, nos hagamos dignos de la eterna bienaventuranza.

También imploro Santa mía, vuestra intercesión, para que la majestad Divina me conceda el favor particular que ahora solicito, si conviene para el bien y provecho de mi alma, y si no, vos como abogada mía, enderezad y rectificad mis pensamientos a mayor servicio de Dios. Alcanzadme una meritoria conformidad y resignación en su Santísima Voluntad. Amén.

(Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria para alcanzar la gracia deseada, por intercesión de Santa Marta y concluir con la petición final)

Día segundo

Rezar el acto de contrición y la oración inicial para todos los días.

Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que al mismo tiempo que hacías pública profesión de la más ajustada y ejemplar virtud, padecía tu corazón las mayores aflicciones y penas al ver que tu hermana María Magdalena entre perfumes, galas y joyas, se hacía llevar de su inclinación a los abismos del orgullo y vanidad mundana, se había hecho escándalo público de toda la provincia sin que hubiera bastado tu anhelante esmero, lecciones y ejemplos para inspirarle temor de Dios, que por fin oyendo benignamente al Hijo de Dios, los clamores y ruegos que con Lázaro dirigías incesantemente a su piedad por la salvación de una hermana de vida tan licenciosa y perdida, movió el corazón de aquella insigne pecadora y con perfecta conversión y maravillosa mudanza de vida, llenó el tuyo de inexplicable gozo y alegría.

Comunicad piadosa Santa, nuestros ruegos al Señor a favor de todos los infelices pecadores, para que ayudados con sus Divinos Auxilios imitemos a la Magdalena en la enmienda, aborrecimiento, dolor y penitencia de nuestros pecados, también imploro santa mía, vuestra intercesión, para que la majestad Divina me conceda el favor particular que solicito si conviene para el bien de mi alma, y si no vos, como abogada mía enderezad mis peticiones al mayor servicio de Dios alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima Voluntad. Amén.

(Rezar Padrenuestros, Avemaría y Gloria para alcanzar la gracia deseada, por intercesión de Santa Marta y concluir con la petición final)

Día tercero

Rezar el acto de contrición y la oración inicial para todos los días.

Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que habiendo enfermado, y muerto tu hermano Lázaro y habiendo Jesús llegado a tu casa después de cuatro días de sepultado, apenas le viste cuando bañada en llanto y llena de fe más viva, le dijiste: “Señor, si hubieses estado aquí no hubiera muerto mi hermano, pero no desconfío de verlo resucitado porque sé que Dios no te puede negar lo que le pides”. Y en efecto, movido el Señor de tus lágrimas y las de María Magdalena, premió tu amorosa confianza restituyendo la vida a tu hermano. Te ruego pues dichosa Santa que amoldes y dispongas nuestros corazones

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