PADRE RAFAEL GARCÍA HERREROS
Enviado por jhenmarb • 7 de Abril de 2013 • 946 Palabras (4 Páginas) • 866 Visitas
“UNA VIDA DE SERVICIO PARA SERVIR A TODOS, PADRE RAFAEL GARCÍA HERREROS”
LA VISIÓN DE SER HUMANO EL PADRE RAFAEL GARCÍA HERREROS
Cuanto más honda es una personalidad, tanto más intensa es su unión, su simpatía, su fraternidad, con los demás hombres
Somos hijos de Dios. Todos. Es una inmensa dignidad
Hombre es tan impenetrable para nosotros y al mismo tiempo tan íntimo
El hombre que sirve es feliz
Estar en silencio y a escuchar las voces íntimas que se oyen, cuando el hombre inteligente está callado
Alegría y Esperanza, es la palabra más optimista y más profunda que podemos "leer para comprender la inmensa complejidad de los problemas del hombre actual.
Yo quiero decirte hombre, que he descubierto que el secreto para ser feliz es amarte, y quisiera contarlo a todos y quisiera consagrar mi vida a tu servicio
Cuando te amo estoy auténticamente amando a Dios. Porque la expresión más auténtica de nuestro amor a Dios es nuestro amor al hombre
Quiero hacer de la vida un acto de amor a tí.
No puedes carecer de lo que otros tienen en abundancia
No puedes seguir sollozando por mi culpa, ni seguir viviendo pobre y en harapos. Tú no puedes ser eternamente marginado
Ser pobre es ser libre de riquezas, siendo el derecho al bien común absoluto en cambio el derecho al bien privado es relativo, por ente la pobreza no es la carencia de lo necesario sino la libertad interior del hombre ante las cosas
1. A continuación, exponer qué se proponía el padre García Herreros con el barrio Minuto de Dios y cuál era su proyecto de vida, a partir de los textos y de lo que expuso el Dr. Rodríguez en su conferencia (video de soporte)
Primero. Somos hijos de Dios. Todos. Es una inmensa dignidad. Un hijo de Dios no puede vivir como mendigo, sin seguridad, sin lo que requiere la vida del hombre moderno para cierta plenitud. No está de acuerdo con la voluntad de Dios que haya hombres en la miseria1. La miseria es un producto del peculado.
Segundo. La pobreza beatificada en el Evangelio no es la carencia de lo necesario, sino la libertad interior del hombre ante las cosas. Carecer de lo necesario no es ser pobre según el Evangelio. Ser pobre según las bienaventuranzas es ser libre ante las riquezas, ante el mundo.
Tercero. Todos los hombres tenemos derecho a vivir según nuestra dignidad cristiana y humana. Este derecho común es superior al derecho de propiedad privada. El derecho al bien común es absoluto, el derecho al bien privado es relativo.
Cuarto. La justicia social es superior a la justicia conmutativa. La justicia social es el fin, la justicia conmutativa es el medio. Esta es la auténtica enseñanza de Santo Tomás y el magisterio de la Iglesia desde León XIII.
Quinto. Convencido de que los cambios fundamentales deben proceder de la periferia hacia el centro, de la provincia hacia la capital, de los barrios de Bogotá
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