PAZ RELIGIOSA EN EUROSIA
Enviado por ANDREA_1694 • 22 de Abril de 2013 • 565 Palabras (3 Páginas) • 334 Visitas
A finales de septiembre, delegados de alto nivel enviados de 17 realidades e instituciones religiosas y confesionales de todo el mundo se reunieron para relanzar las consignas del diálogo y la libertad religiosa. Un congreso en el corazón de Eurasia, cerca de Afganistán, de Pakistán, de Irak, de Azerbaiyán, de esa área centroasiática que para los teóricos del enfrentamiento entre civilizaciones es el epicentro de todos los conflictos de raíz étnico-religiosa
por Gianni Valente
El presidente Nursultán Nazarbáev con los jefes de las delegaciones religiosas durante la ceremonia de clausura del Congreso de Astana, en la tienda predispuesta cerca del monumento Baiterek
La luz oblicua y tibia de una tarde de comienzos de otoño inunda la explanada que rodea el Baiterek, el monumento-símbolo del “renacimiento kazajo” que se proyecta hacia el cielo, cuando los delegados de las diecisiete confesiones religiosas salen de las diecisiete jurte, las tiendas de la tradición nómada dispuestas en círculo alrededor de la posmoderna torre de Babel, donde durante una media hora los grupos han invocado y dado las gracias a su manera a su propio Dios. Alrededor, las obras de los rascacielos y las titánicas construcciones de vidrio y cemento dejan ya imaginar el perfil futurista de la que será la ciudadela del poder, donde se concentrarán los mandos militares y los ministerios de Astana, la nueva capital del Kazajstán postsoviético. En este escenario urbano dilatado, los grupitos de las delegaciones religiosas comienzan a confundirse en un abigarrado cóctel multirreligioso y multiétnico. Turbantes chiítas cerca de solideos violáceos episcopales, kefiah saudíes junto a negros balandranes rabínicos, suntuosas capas budistas al lado de los sayos oscuros de los frailes conventuales de Asís. Luego los jefes de las delegaciones suben al palco para rodear a su generoso anfitrión, el presidente kazajo Nursultán Nazarbáev, en los discursos de despedida. El rabino jefe askenazí de Israel, Yona Metzger, al llegar su turno, improvisa un golpe de efecto y a final de su discurso “bendice” al presidente kazajo imponiéndole las manos en la frente, ante la mirada atónita de algunos jefes religiosos. Pero no hay tiempo para inoportunos celos. Es el momento de los globos, de las palomas y de los saludos finales. Allí se ve al jeque egipcio de la Universidad islámica de Al Azhar estrechando calurosamente la mano a los rabinos israelíes. O a los jefes islámicos pakistaníes abrazando al líder de la delegación hinduista. O al metropolitano Mefodie, jefe de la Iglesia ortodoxa rusa de Kazajstán, saludado cordialmente por los prelados de la delegación vaticana, saltándose a la torera las pasadas polémicas sobre el “proselitismo católico” en los territorios canónicos de la ortodoxia.
Así terminaba, en las primeras horas de la tarde del miércoles 24 de septiembre, el “Primer
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