PLAN DE DIOS
Enviado por noeliaramirez • 27 de Noviembre de 2013 • 1.443 Palabras (6 Páginas) • 423 Visitas
Dios tiene en su mente un plan general en relación, al universo, a la tierra y a sus habitantes que somos nosotros. El
plan de Dios en relación a nosotros, tiene una clara finalidad, es la que se deriva de lo que se conoce como “la voluntad universal salvífica de Dios”, dicho en otras
palabras: la voluntad que Dios tiene de que todos nosotros nos salvemos. Podemos distinguir un número casi infinito de planes en la mente de Dios, pero debemos
de recordar siempre que Dios tiene realmente solo una voluntad, que existe una unidad completa en Su plan, porque todos los planes que distinguimos son solo
aspectos diferentes del único Plan que tiene en realidad. San Pablo nos dice cual es Su plan en lo que se refiere a nosotros: “La voluntad de Dios es vuestra
santificación”. (1Thes 4,3). El desea sobre todo y ante todo nuestra salvación.
El plan de Dios, a diferencia de los planes que redactan o se hacen los hombres que son planes rígidos, porque su inteligencia no da para más, el plan de Dios es un
plan totalmente flexible, ya que su ilimitada inteligencia le permite estar siempre variándolo, de acuerdo con las necesidades que tiene de variarlo, por razón de los
pecados de los hombres. Nosotros estamos continuamente desbaratando los planes de Dios. Los primeros que los desbarataron fueron Adán y Eva. Sobre la
marcha, Dios organizó la redención de nuestra condición de condenados a las garras del maligno, enviándonos a su propio Hijo. La solución fue hasta tal punto
maravillosa que, no solo restauró la situación del hombre al tiempo anterior al pecado de Adán, sino que mejoró de tal forma nuestra condición, que en la misa de la
noche de Pascua, se llega a exclamar: ¡Oh, feliz pecado de Adán!, que nos trajo este Redentor, que nos ha abierto la posibilidad de ser divinizados, llegando a ser
Hijos de Dios. Es una habilidad de Dios reformar sus planes sacando bien del mal, que nosotros generamos.
Los planes de Dios no tienen nada que ver con nuestros planes, dice el profeta Isaías: “Mis planes no son vuestros planes, ni mis caminos son vuestros
caminos… Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes más altos que vuestros planes”. (Is 55,6-
9). Los planes de Dios, están perfectamente estructurados para proporcionarnos a todos, absolutamente a todos en general y a cada uno de nosotros en particular,
la mayor y mejor de las oportunidades para ser felices, ya aquí abajo y después eternamente en el cielo. Lo que ocurre es que diariamente este plan nos lo estamos
cargando todos, con nuestras faltas y pecados. Y frente a este desbarajuste que creamos con nuestras ofensas a Él, Dios arregla el desorden que creamos, sacando
bien de nuestro mal, tal como vulgarmente se dice: Dios escribe derecho con renglones torcidos.
Nosotros, escribe Jean Lafrance: “Soñamos siempre en construir la santidad y el reino con nuestras virtudes humanas. Ese es justamente todo el esfuerzo de la vida
espiritual, esfuerzo que consiste en dejar a un lado nuestros sueños para entrar en la realidad de Cristo. Rigurosamente hablando, debemos de entra en un “mundo
al revés” que no corresponde adecuadamente a nuestras ideas personales”. Pero nos empeñamos siempre en apoyarnos nada más, que en nuestras ridículas
fuerzas humanas sin tener en cuenta, que el Señor está siempre a nuestro lado tratándonos de ayudarnos. Pero para ello hemos de renunciar a nosotros mismos,
entregar el timón de nuestra vida al Señor, y esto son muy pocos los que tienen el valor de hacerlo.
Vicente Borragán, O.P. también escribe: “Durante muchos años, quizás, hemos vivido confiados en nosotros mismos, al vaivén de nuestros sentidos y sentimientos,
sin mirar nunca a Dios o mirándolo solamente de soslayo. El dolor y el pecado pueden convertirse en el aldabonazo que nos avise de su presencia, que nos indique
que su hora ha llegado. El dolor seguirá siendo tan oscuro como antes, pero cuando el hombre sea capaz de hacer un alto en su camino y mirar a hacia Dios, la
alabanza brotará de sus labios. Y entonces comenzará a comprender que todo ha formado parte de un plan maravilloso concebido desde la eternidad, desde aquel
mismo instante en que fuimos elegidos para hacer alabanza de su gloria. Y entonces comprenderemos que todas las circunstancias de nuestra vida, incluso las más
dolorosas han formado parte de ese plan maravilloso de Dios para con nosotros. ¿Qué otra cosa podemos hacer sino bendecirle y alabarle por todo lo que ha
sucedido?”.
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