¿POR QUÉ EXISTEN LAS PROFECÍAS BÍBLICAS?

INTRODUCCIÓN

La presente obra tiene como principal objetivo conocer las principales profecías que se encuentran en la Biblia, para ser estudiadas desde un punto de vista de fe, considerando como premisa fundamental que realmente  toda la Biblia en sí, es de inspiración divina y entendiendo por el concepto de profecía al mensaje que Dios brinda a la humanidad a través de personas escogidas por él, en esta tesitura es importante hacer notar al lector que a diferencia de otros libros que estudian y analizan diversos tópicos y se basan en fuentes históricas, razonamientos científicos y evidencias documentales, en ésta obra de análisis, el único método de interpretación de las profecías bíblicas aquí mencionadas ha sido la oración profunda y solicitando en todo momento la intervención del Espíritu de Dios para poder entender su Palabra y transmitirla hacia otras personas.

Primera Carta a los Tesalonicenses 5:20 “No menospreciéis las profecías”.

CAPÍTULO PRIMERO

¿POR QUÉ EXISTEN LAS PROFECÍAS BÍBLICAS?

Si buscamos el significado de la palabra “Profecía” en el Diccionario, encontraremos que lo define como: Predicción o anuncio de un hecho futuro que proclama una persona basado en una inspiración o por intuición, sin embargo en esta obra la connotación que le daremos al concepto de profecía, será más amplio y avocado meramente a un sentido teológico, comprendiendo pues que la profecía es el mensaje de Dios dado a la humanidad a través de personas escogidas por Dios mismo, llamados Profetas, que en griego significa “Mensajeros”, por lo tanto debemos entender pues que éstas personas eran solamente eso, portadores de la palabra directa de Dios dirigida a su pueblo, y nunca creer o tratar de adecuar estos mensajes como interpretaciones de los profetas, sino todo lo contrario ya que ellos actuaban únicamente como intermediarios entre Dios y su pueblo, y en algunas ocasiones hasta intentaban rehusarse a cumplir su encomienda (por ejemplo Jonás o Ezequiel) pero al final terminaban cumpliendo con el mandato de Dios.

Bien entonces, la respuesta a la pregunta de este primer capítulo, es sencilla, las profecías fueron dadas por Dios a la humanidad, para que todos conozcan su propósito eterno, y también puedan responderse las preguntas más fundamentales que el hombre siempre se ha hecho, tales como: ¿de dónde proviene la humanidad? ¿Qué pasa después de la muerte? ¿Cuál es la verdad absoluta? Entre otras interrogantes, pues bien en la Biblia se encuentran todas las respuestas, y mucho más, ya que ella contiene el conocimiento, la ciencia y la sabiduría de Dios, que es totalmente diferente a  lo que el hombre considera sabiduría y ciencia, sin embargo aun cuando se puede decir que todo ese conocimiento está al alcance de nuestra mano al abrir y leer una Biblia, existen muchedumbres de personas cegadas por el razonamiento humano, con los corazones endurecidos de tal forma que no permiten que Dios ilumine su mente y abran sus oídos a la voz del Espíritu Santo, y en vez de eso prefieren seguir a líderes humanos y se complacen en escuchar lo que les conviene o mejor acomoda, levantando así una barrera entre ellos y Dios, y muchos apostatan la fe y la verdadera doctrina, extraviando el camino de la salvación, ya que tristemente en la actualidad se observa un marcado incremento de falsas enseñanzas,  pero para que a ti no te pase debes creer solo en la Palabra de Dios, por eso la Biblia está al alcance de todos, y si alguno considera que la hace falta sabiduría, se la puede pedir a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

Bienaventurado el que teme a Dios y guarda sus mandamientos.

CAPÍTULO SEGUNDO

LAS PROFECÍAS EN EL LIBRO DE GÉNESIS

Génesis significa origen, y es el primer libro que encontramos en la Biblia, mismo que se asume es de autoría de Moisés, no obstante antes de él, ya muchos otros habían transmitido sus narraciones acerca de la fundación del mundo, de la creación de todos los seres vivos y del ser humano, es por ello que el Génesis de la Biblia tiene muchas similitudes y coincidencias con los relatos de civilizaciones antiguas como los sumerios, la antigua Lemuria o también conocida como Atlántida, los egipcios, el pueblo nórdico, los aztecas, los ayacuchos del Perú, etc.., y esas coincidencias solo pueden significar una cosa, ratificar que existe un solo Dios Todopoderoso creador de todo, y que nosotros no aparecimos de la nada.

La primer Profecía importante que encontramos en el libro de Génesis, se refiere a la promesa de Dios para la salvación de la descendencia de Adán y su redención por el pecado cometido al comer del fruto prohibido en el Jardín de Edén.

Génesis capítulo 3

3:14  Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 

3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 

En el primer versículo observamos que hasta ese momento la serpiente tenía una forma distinta físicamente a como la conocemos actualmente, por eso algunos libros antiguos la relacionan directamente con el Dragón, tal y como lo describen los países orientales, un animal alado que puede volar, que tiene patas y garras y que es muy sabio, pero Dios la condena con la sentencia de arrastrarse de por vida sobre el suelo, es decir se le quita la facultad de volar y tener patas y la maldice, y me atrevo a pensar que todo el género de serpientes actuales tiene esta herencia de arrastrarse por el suelo. Posteriormente el versículo 15 de este mismo capítulo, habla de dos simientes, y que estos linajes serían contrarios y enemigos durante el transcurso de los tiempos, pero lo más trascendental en esta primer profecía es que nuestro Mesías y Salvador Jesucristo, proviene de la simiente de Eva y Adán (el pueblo escogido por Dios) por eso Jesucristo es hombre y Dios a la vez y por medio de él, se establece el nuevo pacto de Dios con la humanidad y con su sacrificio en la cruz, redime a todos los pecadores, tanto a los descendientes de Adán, como los descendientes de Caín, y a partir de este momento los gentiles, publicanos o extranjeros como se les llamaba en esos tiempos a los descendientes de la otra simiente, pueden ser coherederos del reino de Dios, junto con el pueblo de Israel. Lamentablemente este mensaje no es comprendido por la mayoría de las personas, y en vez de eso han fijado su atención en las creaturas antes que en el Creador, como el hecho de comparar a Eva con la Virgen María y hacer imágenes o estatuas de ella, de madera o yeso pisando la cabeza de la serpiente, dándole un reconocimiento que no le corresponde lo que conduce al grave pecado de idolatría al dar veneración a una creatura como lo es todo ser humano, en lugar de dar honra al Creador Todopoderoso quien es digno de toda adoración.

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