Padre Rafael Garcia
Enviado por alejandraram • 12 de Septiembre de 2013 • 522 Palabras (3 Páginas) • 274 Visitas
Texto
RAFAEL GARCIA – HERREROS
“Un profeta de la autenticidad, un pedagogo y gestor social"
“No sólo es pegarladrillos;
es más fácil pegarladrillos
que pulirlas piedras vivas
que son los hombres
en la construcción de una sociedad”..
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El ser humano, ante todo, es un actor. Su condición fundamental es la praxis1
,la acción, por una
característica de su esencia que es la mundanidad. Evidentemente, ser hombre es ser-en-elmundo. Pero esta afirmación demanda dos precisiones. Primero: el mundo no corresponde
solamente al universo. Todo ser está en el universo, en el sentido de ser un componente del
universo. Pero, y éste es el segundo punto, el ser del hombre es especial porque su modo concreto
de estar en el universo consiste en crear su propio mundo. Así, la mundanidad no es sino la
capacidad de crear mundos. El hombre es autor del mundo en que se encuentra y de los cambios
generados en él, y esa acción que le permite realizarlo, es lo que llamamos la praxis2
.
El Padre Rafael García-Herreros Unda fue, entre muchas otras cosas, un filósofo social, un
pedagogo social y un gerente social, de quien cabría decir, sin ninguna duda ni sospecha, que
estuvo inspirado por la exigencia que promueve el pensar como una acción que libera e impulsa
nuestros deseos de ser, nuestro proyecto de vida. Hombre extremadamente inteligente, culto y
sagaz, su vida estuvo siempre marcada por una forma de ser ascética y una vocación de servicio
práctica, que solo en su ejercicio personal del sacerdocio encontraron expresión y realización. No
tuvo como finalidad construir casas, sino “organizar un nuevo modo de vida social", una
comunidad fraternal, libre y ordenada. No deseó aliviar angustias o remediar necesidades
temporales, sino dignificar personas y comunidades. Detrás de este proyecto concreto estaba la
idea de un cristianismo activo con preocupaciones y realizaciones sociales para esta Tierra, sin
olvidar las de salvación de las almas.
Su vida siempre confirmó una filosofía especial de la vida, al entenderla como aquello que cambia
y se realiza a través de la historia, permitiéndonos una conciencia colectiva de personalización.
Así, ningún hombre-mujer está solo, aislado, encerrado en sí mismo; siempre está siendo con los
otros y para los otros; sin éstos nadie llegaría a ser individuo, sujeto, persona.
Compartió con muchos la creencia ética y moral de que el poder de la razón y de la acción (o dicho
de otro modo, el poder de la praxis) no es para alienar ni enajenar, que la dominación como fin en
sí misma es lo que
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