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Por Que Sufrimos


Enviado por   •  12 de Abril de 2013  •  3.364 Palabras (14 Páginas)  •  317 Visitas

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El problema del sufrimiento humano

“¿POR QUÉ, DIOS MÍO, POR QUÉ?” Así rezaba un gran titular de primera pla-na de un rotativo de amplia difusión tras un devastador sismo que sacudió Asia Menor. La fotografía adjunta mostraba a un hombre desolado sacando a su hija herida de su casa en ruinas.

Las guerras, las hambrunas, las epidemias y los desastres naturales han origi-nado un inmenso dolor, un mar de lágrimas y un sinfín de muertes. Sumemos a esto el sufrimiento de las víctimas de violación, abuso infantil y otros delitos. Pensemos en la gran cantidad de heridos y muertos en accidentes, sin olvidar la angustia de miles de millones de personas debido a la enfermedad, la edad avanzada y la pérdida de sus seres queridos.

Jamás se ha sufrido tanto como en el siglo XX. La I Guerra Mundial (1914-1918) segó la vida de unos diez millones de soldados y, según algunos historiado-res, casi el mismo número de civiles. La II Guerra Mundial mató a cincuenta millo-nes de combatientes y civiles, incluidos millones de seres indefensos: mujeres, ni-ños y ancianos. El siglo pasado también fue testigo de cómo el genocidio, las revo-luciones, la violencia étnica, el hambre y la pobreza causaron millones de víctimas más. El Historical Atlas of the Twentieth Century (Atlas histórico del siglo XX) cal-cula que más de ciento ochenta millones de personas murieron debido a esa “vio-lencia colectiva”.

La gripe española (1918-1919) exterminó a veinte millones de seres humanos. En las pasadas dos décadas, el sida se cobró diecinueve millones de vidas, y ya asciende a treinta y cinco millones el número de infectados. Millones de niños han quedado huérfanos al fallecer sus padres a causa del temible virus, y un sinnúme-ro de bebés mueren por haberse contaminado en el vientre materno.

Y este no es el único sufrimiento que padecen los niños. A finales de 1995, el diario inglés Manchester Guardian Weekly, aludiendo a datos del Fondo de las Na-ciones Unidas para la Infancia (UNICEF), señaló: “Las guerras de la última década han producido dos millones de muertes infantiles, y entre cuatro y cinco millones de discapacitados; doce millones han perdido su hogar, más de un millón han que-dado huérfanos o han sido separados de sus padres, y diez millones han sufrido traumas psicológicos”. Añadamos a lo anterior los cuarenta o cincuenta millones de abortos que se practican en el mundo todos los años.

¿Qué nos depara el futuro?

Muchos miran al futuro con aprensión. Un grupo de científicos declaró: “Es po-sible que las actividades humanas [...] alteren el mundo a tal punto que sea impo-sible sostener nuestra existencia tal como la conocemos”. Y añadieron: “Ya en la actualidad, una de cada cinco personas vive en la más absoluta pobreza sin poder alimentarse, y una de cada diez padece desnutrición grave”. Los científicos apro-vecharon la ocasión para señalar: “Advertimos a la humanidad de lo que se aveci-na. Es imperioso que modifiquemos la administración de la Tierra y la vida que la llena si deseamos evitar el sufrimiento humano a gran escala y la destrucción irre-mediable de nuestro hogar terrestre”.

¿Por qué ha permitido Dios tanta maldad y sufrimiento?

¿Por qué habría de permitir Dios el sufrimiento?

UNA razón común por la cual muchas personas dudan de la existencia de un Creador, según dicen, es la de que haya tanto sufrimiento en el mundo. A través de los siglos ha habido tanta crueldad, derramamiento de sangre y maldad manifiesta y directa que ha habido gran sufrimiento para millones de personas inocentes. Por eso, muchos preguntan: ‘Si hay un Dios, ¿por qué permite todo esto?’. Puesto que, como hemos visto, el relato de la Biblia se ajusta mejor a los hechos en cuanto a la creación, ¿puede la Biblia también ayudarnos a entender por qué un Creador poderoso habría de permitir tanto sufrimiento por tan largo tiempo?

2 Los capítulos de apertura de Génesis suministran los antecedentes para la respuesta a esta pregunta. Describen la creación de un mundo en que no había sufrimiento. El primer hombre y la primera mujer fueron colocados en un escenario paradisíaco, un hermoso hogar parecido a jardín que fue llamado Edén, y se les dio trabajo agradable y que era interesante por el reto que encerraba. En cuanto a la tierra, se les dijo que ‘la cultivaran y la cuidaran’. También tenían la supervisión de “los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra”. (Génesis 1:28; 2:15.)

3 Además, puesto que los primeros humanos fueron creados con cuerpos y mentes perfectos, no había defecto de ninguna clase en ellos. Por eso, no había razón para que alguna vez experimentaran enfermedad, vejez ni muerte. En vez de eso, tenían ante sí la perspectiva de un futuro sin fin en un paraíso terrestre. (Deuteronomio 32:4.)

4 A la primera pareja se le dijo también que ‘fueran fructíferos y se hicieran muchos y llenaran la tierra’. A medida que tuvieran hijos, la familia humana aumentaría y extendería los límites del Paraíso de modo que este al fin abarcara toda la Tierra. Así, la raza humana sería una familia unida, y todos vivirían en salud perfecta sobre una Tierra que sería un Paraíso.

Necesario aceptar la gobernación de Dios

5 Sin embargo, para que esta armonía continuara, la primera pareja humana tenía que aceptar el derecho del Creador de gobernar los asuntos humanos. Es decir, tenían que aceptar la soberanía de Dios. ¿Por qué? Ante todo, porque aquello era apropiado. Ciertamente el hacedor de cualquier cosa tiene derecho a ejercer una medida de control sobre lo que ha hecho. Por siglos este principio se ha reflejado en leyes sobre la propiedad. Además, era necesario que los humanos aceptaran la dirección de su Hacedor debido a este hecho de crucial importancia: No habían sido diseñados con la capacidad de gobernarse a sí mismos con éxito en independencia de su Creador, tal como no podrían mantenerse vivos si no comían, bebían ni respiraban. La historia ha probado que la Biblia expresó lo correcto al decir: “Al hombre terrestre no le pertenece su camino. No le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso” (Jeremías 10:23). Mientras los humanos se mantuvieran dentro de las pautas fijadas para ellos por su Creador, la vida sería continua, de buen éxito y feliz.

6 Además, los humanos fueron creados con libre albedrío. No fueron hechos para que reaccionaran como robots, ni obligados a hacer ciertas cosas principalmente por instinto, como sucede en el caso de los animales o los insectos. Sin embargo, esta libertad había de ser relativa, no absoluta. Había de ejercerse con responsabilidad, dentro de los límites de las leyes de Dios, leyes

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