Por Qué No Puedo Creer En La Teoría Creacionista

Sentenciaba Da Vinci: Despertad estúpida multitud. Precisamente lo decía en un contexto en donde la iglesia imperaba y decía qué, cómo y cuándo pensar. La gente estaba en la minoría de edad, si en términos Kantianos vamos a hablar.

Todo fue calando, la mediocre teoría de que un ser omnipotente, omnisapiente,

omnipresente y omniomni, tronó los dedos para crear a esta multitud, se la creyó esa estúpida multitud. Y aun hoy, la gente sigue en esa minoría de edad.

Freud decía que hay dos espacios para esas personas que por decirlo así, se

dejan manipular y llevar por el otro: la milicia y la religión. No es gratuito que las sectas religiosas reúnan a la gente con conocimientos nulos que no han pasado de una escuela y que poseen una red de significantes, en términos Saussureanos, pobre, que se limita a utensilios de cocina y tramas de telenovelas. Esas personas no refutan esa teoría creacionista del dios omniomniomni.

Sin embargo, si de escoger teorías se tratara, yo no me quedo con ninguna,

porque todo puede ser posible: desde la creación a manos de los extraterrestres, hasta la evaluación de la bacteria Monera hace millones de años. Eso sí, todo

menos creer que el mundo se creó, al tronar los dedos, en 7 días, porque algo tan complejo como es el hombre, requirió de miles y miles de años.

Eso sin hablar de las muchas otras razones por las cuales me parece ilógico creer en un ser poco equitativo, que le quita a los que menos tienen y les da a los que más derrochan; un tanto bipolar, que da libre albedrío, pero nos amenaza con el fuego eterno y la condenación de nuestra alma al infierno si no hacemos lo que quiere; un Dios tan poderosamente misericordioso que permite violaciones, pedofilia, asesinatos, genocidios, guerras, holocaustos y miles de cosas aberrantes que de verdad merecerían el infierno, en caso de que existiera.

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