Quizá Ya Lo Sabes
Enviado por yneirar • 9 de Septiembre de 2013 • 1.178 Palabras (5 Páginas) • 246 Visitas
Hoy mi querido hermano en Cristo, no tengo ninguna razón en particular por la cual escribirte y de antemano te digo que esto es un poco largo, pero te invito a tomarte unos minutos y llegar al final.
Hoy no te contaré una historia de enfermedad, desempleo o dificultad de alguno de nuestros queridos agentes de pastoral, sus familiares o alguien de la comunidad. No te voy a pedir que ores por alguien que conoces o no conoces. Ese no es el motivo para escribirte hoy.
No es porque pueda decir que todo en nuestra comunidad, en nuestras familias o en nuestras vidas este de mil maravillas. No es así y estoy seguro que existen muchas razones y motivos de los que tradicionalmente acompañan y llenan estas lineas. No he sido informado de algún particular que poner en consideración aquí, pero algo en particular se presentó ante mi y quiero contártelo.
Es algo que quizá ya has oído en otras partes o en otros mensajes de los muchos que circulan por esta red. Creo que no es nada nuevo, pero aún así quiero compartirlo contigo.
En esta ocasión me voy a valer de alguien que visitó hoy la papalería Emmanuel (con la que Nuestro Padre ha bendecido mi familia). El tema es que un agente de pastoral visto por todos, conocido por algunos y de esos silenciosos como la mayoría de nosotros, me comentó de algo muy particular que hizo por ayudar a alguien que no conoce.
Simplemente se quito de si misma,(porque es una dama y ella sabe de quien hablo), de su cuerpo, algo muy apreciado por ellas, por la gente en general en una mujer y simplemente lo entregó para ayudar a aliviar el mal momento por enfermedad que atraviesan algunos hermanos que ella ni siquiera conoce. Tan solo tomó aquello que cuidó mucho, lo quitó de su cuerpo, lo quitó de su vida y sin más lo entregó y siguió su camino.
Eso llamó mucho mi atención y me llevó a pensar que cosas he dejado en mi vida. No pretendo ser un héroe ni el mejor de los cristianos; tampoco voy a centrar estas lineas en mi, porqué no es el objetivo; pero todos hemos dejado cosas en la vida para ser mejores personas, para ser mejores cristianos, para dar testimonio de la presencia de Cristo en nuestras vidas y es precisamente eso a lo que me refiero. Algunos de ustedes (NCT, MCT, EABP, CACD y JPCA entre otros, ellos saben) conocen muy de cerca que no ha sido fácil esta lucha en mi vida y cada uno de nosotros tiene la suya propia; ninguno sabe la piedra que ha tallado en el zapato del otro y pocos saben la del mio. Pero aún así, creo que no es suficiente y no hemos dejado mucho. O mejor, pienso que hemos dejado poco.
En este momento, muy probablemente, estamos disfrutando de tranquilidad espiritual y moral, de esa dicha que solo se siente cuando dejamos que el Señor haga su obra en nosotros, esa satisfacción de sentirnos hijos del Padre más amoroso del mundo y confiar en su inmensa y sabia protección, esa cosita rica que solo se siente cuando hemos dejado que el amor y la fuerza del Espíritu fluya en nuestros cuerpos, en nuestras almas, en nuestros corazones. AH¡ que delicia. Y muchos de nosotros han trabajado para que otros lleguen a vivir lo mismo. De eso se trata parte del trabajo: se trata de evangelizar. Y eso requiere de mucho esfuerzo y para hacerlo se necesita dejar muchas cosas de nuestras
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