REFLEXIÓN DE 1 CORINTIOS 9:19-23

REFLEXIÓN DE 1 CORINTIOS 9:19-23

Es admirable ver como Pablo tenía esa dedicación, ese entusiasmo o pasión por traer más almas a Cristo no importándole su raza, su clase etc. Aquí Pablo nos pone el ejemplo de cómo debemos compartir del amor de Dios el cual dio a su hijo para que nosotros podamos ser salvos, igual que pablo deberíamos de tener esa pasión por las almas, debemos de dejar atrás todo tipo de prejuicios; simplemente no nos tiene que importar a donde tengamos que ir, si es un país o un lugar peligroso, si son pandilleros, prostitutas, borrachos, drogadictos o de un estatus deplorable, esto no tiene que ser una barrera, sabemos que somos hijos de Dios y Él estará con nosotros en cualquier lugar y por lo contrario tenemos que estar dispuestos de ir y hablar de Cristo a todas las personas, así como a nosotros alguien nos compartió de la misma manera debemos de compartir la palabra de Dios. Pablo también nos enseña que debemos de conocer un poco de la cultura o trasfondo de la persona o comunidad que le vamos a hablar de Cristo. En cada lugar y persona es diferente por ejemplo no le vamos hablar de la misma forma a una persona educada que a una persona que no tuvo ninguna educación, no debemos de usar un vocablo que quizás ellos no puedan entender o simplemente que ellos nunca hayan escuchado. De la misma manera debemos de tener mucho cuidado con lo que decimos no salirnos del contexto o de nuestra doctrina, así mismo nosotros tenemos que vivir lo que predicamos para que las personas vean que es una forma de vivir genuina y que nuestro único propósito es servirle a Dios.

Es maravilloso ver como el compartir la palabra de Dios transforma vidas y que ese simple hecho da frutos grandes y que esos frutos sigan llevando su palabra.

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