Responsabilidad Social: Agente De Cambio
Enviado por anac29 • 25 de Enero de 2015 • 1.168 Palabras (5 Páginas) • 424 Visitas
1 La Universidad: agente de cambio social
Como ya hemos revisado en el curso de IEU, la importancia de la Universidad está fincada en sus dos grandes quehaceres: la divulgación y la producción del conocimiento científico; pero además deberá constituirse en la fuente de construcción y divulgación de la cultura; aquí Ortega y Gasset entiende por cultura el conjunto o repertorio de convicciones que deben orientar la vida humana. Así, el filósofo español, se inclina conceptualmente por el saber que provee la Universidad, el cual no es un mero saber científico (aunque es en buena medida su búsqueda y razón), sino una manera de saber vivir por medio de ideas claras y firmes sobre el Universo, y convicciones positivas sobre las cosas y el mundo. Es válido pensar como consecuencia de esto, que entendida la "universitas" como generadora del saber, se atribuyó desde su origen el carácter de "Alma mater" en el sentido de engendrar y trasformar al hombre por obra de la ciencia y del saber. ("madre nutricia", "alma" es un adjetivo derivado de alo / alere, que significa alimentar, hacer crecer). El saber de la verdad como forma de crecimiento humano.
Dada esta apreciación, hay que hacer clara distinción sobre la formación universitaria, que no solo ha de brindar una capacitación para un “saber hacer”, sino sobre todo una formación integral para “saber vivir humanamente”. Esta cuestión es sumamente importante, porque las concepciones actuales que pretenden delegar a la universidad, como única misión, la de facultar al individuo para su incorporación a la vida productiva, o convertir los estudios en centros de desarrollo de los grandes cerebros especializados que no tamizan la dimensión ético-moral que toda formación humana debe contemplar, pasan por alto la aseveración de Ortega y Gasset, quien en su conferencia “Misión de la universidad”, exponía que la atrocidad que se hace al marginar los idearios vitales de la cultura en la formación del universitario promedio ha dado lugar a “el nuevo bárbaro que principalmente es un profesional que no tiene conciencia de los grandes problemas de la humanidad; un hombre que sabe mucho de su ciencia, pero es un total inculto”. Como parte de sus reflexiones, el filósofo ibérico nos hace hincapié en que la ciencia es el mayor portento humano, pero que por encima de ella está la vida humana, por lo que un saber sobre la vida y el hombre tiende a ser superior respecto al conocimiento científico.
El mundo de hoy necesita excelentes profesionales (jueces, médicos, ingenieros, etc.) pero antes que eso necesita buenos líderes positivos que pongan sus saberes al servicio del hombre, de la vida, del mundo. Aquí el vocablo bueno tiene doble dimensión, la que implica por un lado una capacidad creativa para hacer las cosas bien, y una claridad y tendencia por y para el bien en términos humanos, éticos y morales; lo cual podemos resumir en un “bien-hacer para hacer el bien”.
El comienzo del siglo XXI ha dado muestras de la grosera equivocación del hombre que se comporta, aún con toda la tecnología y el saber científico aplicado, como un bárbaro e inhumano en medio de un mundo que le ofrece el beneficio de “hacer muchas cosas” con facilidad, pero que le resta a su espíritu cualquier búsqueda de trascendencia, porque ignora de raíz todo el sentido que debe tener la vida para ser vivida humanamente.
Esta paradoja que presenta el siglo nuestro, de saber mucho para operar, pero saber poco para vivir, pone al mundo actual en una encrucijada trascendental en donde urge una transformación
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