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San Agustin De Las Cuevas


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2013  •  641 Palabras (3 Páginas)  •  442 Visitas

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FERIA SAN AGUSTIN DE LAS CUEVAS

La feria que conmemoraba al Santo Patrono, llegó a ser una de las más famosas y concurridas, por sus bailes populares, fiestas de carnaval, palenques, juegos de azar, peleas de gallos, charreadas, serenatas con estudiantina, misas, ferias, venta de antojitos mexicanos, procesiones de los barrios del Centro de Tlalpan: Ni?o Jesús; San Fernando; El Calvario; San Marcos; La Conchita ; La fama, La Santísima ; La Joya ; San Pedrito y Pe?a Pobre, entre otros.

En esta Fiesta, celebrada anualmente durante tres días, la abundancia de oro y plata era admirada por los extranjeros que visitaban México quienes se asombraban de la facilidad con que se perdían y ganaban fortunas inmensas, prestigio y hasta esposas. Antonio López de Santa Anna, entre otros muchos personajes históricos, la convirtió en su favorita porque pudo satisfacer su afición desmedida por el juego. De tal suerte que en 1845 el juego adquirió proporciones tan alarmantes que el Gobierno del Estado de México, al cual pertenecía Tlalpan prohibió este tipo de actividad, misma que se reinició en 1853.

Esta Feria, también llamada de la Pascua del Espíritu Santo, fue considerada por las familias de México como un acontecimiento de la mayor importancia. Todos los carruajes, diligencias, ómnibus y hasta los carretones eran ocupados, las calles centrales se llenaban de vehículos de transporte, la multitud de personas y ni?os arribaban desde las seis de la ma?ana, la concurrencia era más considerable desde el tercer día, en que la calzada se llenaba con casi todos los vecinos de la capital.

En el interior de las diligencias y ómnibus que conducían viajeros a San Agustín de las Cuevas siempre había alegría jolgorio y regocijo. Al llegar a Tlalpan, y mientras los garitos, los visitantes disfrutaban de un paseo por las calles de Tlalpan o tomaban la comida en la que reinaba la más cordial alegría, el gozo se reflejaba en todos los semblantes de quienes bebían el cognac, el kirsch y el anisete.

Después de almorzar, los paseantes se dirigían al monte, diversión principal y casi exclusiva de la fiesta, que duraba ocho días. Los concurrentes salían de un garito para entrar a otro y muchos, después de las apuestas se quedaban sin recursos para comer o regresar.

En la Plaza se improvisaba bajo tiendas de campa?a, neverías, cafés, vendimias, juegos de dados de cartas y carcamanes para los visitantes.

La fiesta se celebraba, además con grandes funciones de Iglesia con repiques, cohetes y chirimías. En la extensa plaza se instalaban fondas, neverías, hospedajes y tiendas por todas partes; carcamanes y ruletas, bisbis y bolitas de colores, juegos en todas sus multiplicadas combinaciones y trampas. El lugar se adornaba profusamente, banderas en las pulquerías y cantinas; tiras de heno de azotea a azotea, con anuncios de todas clases.

En las afueras de la población, y

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