Síntesis Los Sacramentos
Enviado por wenceslaoferflo • 29 de Enero de 2013 • Trabajo • 1.499 Palabras (6 Páginas) • 449 Visitas
Síntesis Los Sacramentos
De igual manera que Jesús es el sacramento de Dios, y que la Iglesia es el sacramento de Jesucristo, los sacramentos de la humanidad los encontramos en el seno de la Iglesia.
Los sacramentos son signos, gestos, palabras y acciones que hacen patente y real el amor de Dios por su pueblo. Son más que eso: son señales que contienen per se la otra realidad, a la vez que rememoran y la comunican la vida de Dios.
Cada sacramento contiene, está compuesto por esencialmente dos elementos o aspectos:
• Por un lado existe el gesto o un elemento material (como puede ser el pan y el vino o el aceite). Poseen un poder evocador intrínseco, interior y muy significativo asimismo.
• Mientras que por otro, existe la palabra que acompaña y completa al gesto. Urge decir que la palabra no explica el signo, sino que hace presente la salvación, el contenido del sacramento.
Por ello, ambos son indisolubles y su sentido no es completo de forma aislada, siendo los dos necesarios para instituir el sacramento, que es uno a partir de dos.
En el seno de la Iglesia, existen 7 sacramentos, instituídos por Cristo, y que Ella nos ofrece en su nombre. Su interiorización, su fruto, exige por nuestra parte de su recepción voluntaria, consciente y libre, ya que son un juramento, como de incorporación (el bautismo) o de fidelización (la ordenación o la penitencia, al abrigo de nuestros pecados arrepentidos), por ejemplo.
A partir del siglo XII, una vez estudiada e interiorizada de qué manera expresar plenamente la fuerza sacramental de los sacramentos, se habló de 7 sacramentos, como son: Bautismo, Confirmación, Matrimonio, Orden, Eucaristía, Penitencia y Unción.
A través del Bautismo, nos abrimos a la vida de y en gracia, cuya madurez junto con la actualización de nuestra fe se plasma mediante la Confirmación. Luego, la planificación de un proyecto de vida común entre el hombre y la mujer se instituye por medio del Matrimonio, antes de poder consagrarnos al servicio de la comunidad cristiana unidos a Cristo-Sacerdote gracias a la Ordenación. De forma simultánea, la Eucaristía alimenta nuestra alma y nos da fuerzas renovadas en nuestra fe de manera cotidiana, mientras que la Penitencia, la Reconciliación nos trae de regreso a la senda cristiana tras habernos desviado. Finalmente, en la enfermedad o próximos a nuestra partida de este mundo, la Unción de enfermos nos da fuerza espiritual y gracia a través del Espíritu.
Asimismo, estos siete sacramentos pueden dividirse en tres subgrupos, que son: Sacramentos de iniciación (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), Sacramentos de Curación o medicinales (Penitencia y Unción de enfermos) y Sacramentos de servicio o al servicio de la comunidad, o de crecimiento y expansión (Matrimonio y Orden).
De forma más analítica, la esencia de los sacramentos es la siguiente:
Los sacramentos de la iniciación cristiana representan el nacimiento en la vida cristiana del hombre, a través de la adquisición progresiva de unas creencias y valores determinados, pero va más allá.
El BAUTISMO: Desde la moral cristiana, implica el inicio de un proceso de aprendizaje que afecta a todas las esferas de la persona, tanto materiales como inmateriales: es el primer paso hacia una fe madura, consciente y completa, ya que es la puerta que nos da acceso al resto de los sacramentos, haciéndonos parte del Cuerpo de Cristo y como Él, sacerdotes, profetas y reyes en la tierra.
LA CONFIRMACIÓN: Anuncia que el confirmado dará testimonia de la Buena Noticia y la anunciará en torno a él y a su comunidad, de la mano de la Iglesia, gracias a la concesión de una fuerza especial del Espíritu Santo, para izar con orgullo nuestra naturaleza, como personas y como Iglesia. De hecho, la confirmación lleva consigo la participación activa (y digo más: proactiva) en la dinámica de la Iglesia, a todos los niveles.
LA EUCARISTÍA: Tiene como objeto revivir y actualizar el sacrificio que Jesucristo hizo por toda la humanidad. De hecho, la misa es un memorial, y no una nueva ofrenda, la cual, Él hizo (dio la vida) por nosotros, a la espera de su venida. Al comulgar con Cristo, en Cuerpo y Sangre, comulgamos también con su vida, su muerte y su resurrección, edificando no solo nuestra naturaleza cristiana, sino también la de la Iglesia.
Los sacramentos de CURACIÓN, nacen de la obviedad en la sapiencia de Dios de Todo, y también de nuestra naturaleza débil. Por ello, nos ofrece una y otra vez la posibilidad de reconciliarnos, ya sea tras pecar y volver
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