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Teología de la predicación: Dependiendo del Espíritu Santo


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2023  •  Resumen  •  733 Palabras (3 Páginas)  •  56 Visitas

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TEOLOGÍA DE LA PREDICACIÓN: DEPENDIENDPO DEL ESPÍRITU SANTO

A través del Espíritu Santo y su obra, brotan ideas que no pensábamos usar, llena nuestro corazón de un deseo ferviente de glorificar a Cristo y edificar a los creyentes. Por eso es importante anhelar la obra del Espíritu Santo en nuestra vida (1 Co. 2: 2 -5). Los apóstoles: pasaron tres años con el Señor, pero solo cuando obró el Espíritu Santo en ellos estuvieron preparados para predicar (Hechos 1:7-8).

¿Por qué necesitamos la ayuda del Espíritu Santo?

  1. Para entender el significado del texto: necesitamos que el Espíritu Santo nos abra el entendimiento para poder comprender el significado del texto (Salmo 119: 18; Lucas 24: 44 – 45). Debemos acercarnos a la Palabra de Dios dependiendo del Espíritu Santo. Si no leemos y estudiamos no podremos recibir la iluminación y el entendimiento de la Palabra de Dios. La preparación diligente y la obra del Espíritu Santo son complementarias.
  2. Para preparar el mensaje de manera adecuada: Debemos trabajar en estructurar el sermón, en el énfasis que llevará, en las verdades que queremos transmitir y en lo que harán con lo que les trasmitimos (1 Ti. 5:17). Todo esto con la ayuda del Espíritu Santo.
  3. Para predicar el mensaje con libertad y eficacia: Mientras entregamos el mensaje a nuestra audiencia necesitamos también la ayuda del Espíritu Santo para encontrar las palabras precisas, los argumentos e ilustraciones y todo lo que fuera necesario a fin de que los oyentes puedan entender claramente el mensaje (Efesios 6:19-20). El Espíritu Santo provoca en el predicador el amor genuino para hacer el bien a los oyentes con el mensaje que les está anunciando (Gálatas 5:22-23), aunque ese amor no sea correspondido (2 Cor. 12:15). El Espíritu Santo es quien convence de la absoluta autoridad de la Palabra, que es inspirada por Dios, que es inerrante, inefable y suficiente (2 Pedro 1:20-21).
  4. Para que la Palabra obre con poder en quienes nos escuchan: Es a través del Espíritu Santo que la Palabra puede ser aplicada en el corazón de los oyentes (Apocalipsis 1:12-20). Un predicador puede fascinar a su audiencia, pero nunca podrá penetrar sus almas a menos que el Espíritu Santo obre en ellos.

¿Qué cosas pueden impedir que recibamos la ayuda del Espíritu Santo en la labor de la predicación?

El Espíritu Santo es una Persona Divina y obra soberanamente tanto al repartir como al utilizar los dones (1 Cor. 12:11).

  1. Refrenamos el Espíritu cuando no consideramos su ayuda como indispensable: Cualquier predicador es vulnerable de caer en la trampa de sentirse seguro. Dios quiere que dependamos de Él incluso al predicar por una sencilla razón: somos inútiles sin Él (Jeremías 17:5; Juan 15:5; Santiago 4:5-7).
  2. Refrenamos el Espíritu cuando le contristamos: En Efesios 4:25-32 encontramos patrones conductuales que traen tristeza al Espíritu Santo. Es un tema muy importante, ya que en nuestro tiempo muchos le dan más énfasis al carisma, los resultados y habilidades antes que al carácter (Mateo 7:22-23).
  3. Refrenamos el Espíritu cuando somos perezosos en la labor que desempeñamos como predicadores o por exceso de confianza en nuestra preparación: Debe haber un equilibrio debido a que, así como la pereza es un obstáculo para la obra del Espíritu Santo, también puede llegar a serlo cuando pasamos a predicar dependiendo solo de lo que hemos preparado que no permitimos el desarrollo de la obra del Espíritu Santo.
  4. Refrenamos el Espíritu de Dios cuando buscamos nuestra propia gloria y no la del Señor: El Espíritu Santo es enviado a la iglesia para glorificar y revelar a nuestro Señor Jesucristo (Juan 16:5-14). Nuestros oyentes lo que necesitan urgentemente es ver la gloria de Cristo, ya sean incrédulos o creyentes y esto solo se puede lograr por medio del evangelio. Nuestra audiencia no necesita centrar su atención en nosotros, sino en Cristo (2 Cor. 4:7, 10-11).

¿Cómo dependemos del Espíritu Santo?

  1. Dependiendo del don de la Escritura: El Espíritu Santo inspiró la Escritura, por eso necesitamos depender del don de la Escritura, interpretar correctamente y exponer fielmente (2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:21).
  2. Dependiendo del poder del Espíritu: depender del poder de la Escritura nos lleva a la dependencia del poder del Espíritu Santo. Fue Él quien la inspiró, es el mismo que nos puede ayudar a interpretarla y exponerla fielmente. no podemos hacer nada sin Él (Juan 15:5). Necesitamos orar sin cesar, de principio a fin en el desarrollo de nuestra labor como predicadores.

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