UNA VIDAMEJOR
Enviado por consorg • 5 de Marzo de 2014 • 1.972 Palabras (8 Páginas) • 248 Visitas
REGLA NUMERO UNO
Hay que considerar lo bueno que uno tiene. Una vez que uno se da cuenta de lo valioso
que es y de cuantas cosas positivas tiene a su favor, las sonrisas volverán saldrá el sol,
sonará la música y uno podrá finalmente avanzar hacia la vida que Dios le señaló... con
gracia, fuerza, valor y confianza.
REGLA NUMERO DOS
Hoy, y todos los días, uno debe dar más de lo que le pagan por hacer. La victoria del
éxito se habrá ganado a la mitad cuando uno aprenda el secreto de dar más de lo que
se espera en todo lo que uno hace. Hay que hacerse tan valioso en su trabajo que más
adelante uno se vuelva indispensable. Uno debe ejercer su derecho de recorrer ese
kilómetro adicional y disfrutar de todos los beneficios que recibirá. ¡Bien se los merece!
Andrew Carnegie dijo que había dos tipos de personas que nunca lograban mucho en la
vida. Una es la persona que no quiere hacer lo que le dicen que haga, y la otra es la
persona que sólo hace lo que le dicen que haga. Y cuando se le preguntó a Walter
Chrysler qué era lo que más necesitaba su planta, repuso: - Diez buenos hombres que
no estén atentos al silbato ni se la pasen pendientes de la hora en la carátula del reloj.
REGLA NUMERO TRES
Cada vez que se cometa un error o se haya sido abatido por la vida, no hay que
quedarse demasiado tiempo pensando en ello. Los errores son la forma en que la vida
le enseña a uno. La capacidad de cometer errores ocasionalmente es inseparable de la
capacidad de lograr las propias metas. Nadie gana de todas, todos, y las fallas que se
tienen, cuando ocurren, son simplemente parte del propio crecimiento. Hay que
sacudirse los errores. ¿Cómo podría uno conocer sus límites sin una falla ocasional?
Nunca hay que rendirse. Ya llegará el turno de uno.En una ocasión, Mark Twain contó
la historia de un gato que un día saltó para subirse a una estufa caliente y se quemó la
panza. Ese gato nunca más volvió a saltar para subirse a una estufa caliente - pero ese
mismo gato ¡nunca saltó para subirse a una estufa fría, tampoco!
REGLA NUMERO CUATRO
Uno debe premiar siempre sus largas horas de trabajo y afán de la mejor manera,
rodeado de su familia. Hay que alimentar su amor con todo cuidado y recordar que los
hijos necesitan modelos, no críticas, y el propio progreso se intensificará cuando uno
se esfuerce constantemente por presentar el mejor aspecto de uno mismo a los hijos. e
incluso si uno ha fallado en todo lo demás a los ojos del mundo, si se tiene una familia
que lo ame, uno es un triunfador.
REGLA NUMERO CINCO
Hay que levantar este día sobre una base de pensamientos agradables. Uno no debe
preocuparse nunca por ninguna imperfección que uno tema que pueda impedir su
progreso. Hay que recordar, tan seguido como sea necesario que uno es hijo de Dios y
que tiene el poder de alcanzar cualquier sueño si eleva sus pensamientos. Es posible
velar cuando uno decide que puede hacerlo. No hay que volver a considerarse
derrotado. Hay que dejar que lo que el corazón ambiciona sea el proyecto de la propia
vida. ¡Hay que sonreír ! Desde el principio de los tiempos, los hombres sabios nos han
estado diciendo que todo lo que logramos, o no logramos, es consecuencia directa de
lo que esperamos de nuestras capacidades, nuestro valor y nuestro potencial. James
Allen nos dijo que los pensamientos dan buenos frutos y los malos pensamientos dan
malos frutos.
Marco Aurelio, ese sabio emperador y filósofo de la antigua Roma, nos dijo que nuestra
vida es lo que de ella hacen nuestros pensamientos. Buena o mala. Desdichada o feliz.
Triunfante o desesperada. Buda lo dijo de una manera todavía más enérgica: ‘Todo lo
que conocemos es consecuencia de lo que hemos pensado. La mente es todo. Nos
convertiremos en lo que pensamos . No importa como se quiera llamarlo, los
pensamientos positivos son productivos, los pensamientos negativos estorban y
destruyen.
REGLA NUMERO SEIS
Siempre hay que dejar que las propias acciones hablen por uno, aunque todo el tiempo
hay que estar en guardia contra las terribles trampas del falso orgullo y la vanidad que
pueden detener el propio avance. La próxima vez que uno se sienta tentado a
vanagloriarse, tendría primero que meter la mano en una cubeta llena de agua y,
cuando la saque, el agujero que queda hará que uno se dé una idea correcta de la
medida de su importancia.
REGLA NUMERO SIETE
Cada día es un don especial de Dios, y si bien es posible que la vida no siempre sea
justa, uno no debe dejar nunca que las penas, las dificultades y las desventajas del
momento envenenen la actitud y los planes que uno tiene para sí mismo y su futuro.
No se puede ganar si se lleva puesta la fea capa de la autocompasión con toda
seguridad ahuyentará cualquier oportunidad de éxito. Nunca más. Hay una mejor
manera.
REGLA NUMERO OCHO
Uno nunca debe llenar sus días ni sus noches con tantas nimiedades y cosas
insignificantes como para no tener tiempo de aceptar un verdadero reto cuando éste
se presente. Esto es válido tanto para el juego como para el trabajo. Un día
meramente sobrevivido no es ocasión de festejo. Uno no está aquí para desperdiciar
sus preciosas horas, cuando tiene la capacidad de lograr tanto si hace una pequeña
modificación en su rutina. Ya no hay que ocuparse en nimiedades. Ya no hay que
volverle la cara al éxito. Hay que darse tiempo y espacio para crecer. Ahora, ¡Ahora
mismo! ¡No mañana!
REGLA NUMERO NUEVE
Hay que vivir este día como si fuera el último de su vida. Hay que recordar que sólo se
encontrará la expresión "mañana" en el calendario de los tontos. Hay que olvidar las
derrotas del ayer y no tomar en cuenta los problemas del mañana. Eso es todo. El día
del Juicio Final. Es todo lo que se tiene. Uno debe hacer de este día el mejor de su
año. Las palabras más tristes que uno podría pronunciar son: "Si pudiera volver a vivir
mi vida..." Hay que tomar la batuta ahora. ¡Y dirigir con ella! ¡Este es su día!
REGLA NUMERO DIEZ
A partir de hoy, uno debe tratar a todas las personas
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