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¿Un Cristiano Puede Perder Su Salvación?


Enviado por   •  9 de Agosto de 2012  •  15.821 Palabras (64 Páginas)  •  582 Visitas

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¿ Un cristiano puede perder su salvación?

Esta doctrina falsa, que ha sido acogida por buen número de hermanos que “leen en la Biblia” e interpretan erróneamente pasajes de la escritura, fuera de contexto y fuera de un sano entendimiento doctrinal dado por El Espíritu Santo, siembran desconcierto sobre todo en los nuevos creyentes o, peor aún en algunos hermanos que ya debiendo ser maestros, presumen de tener “revelación de parte de Dios” y no hacen sino poner tropiezo en sus vidas.

Algunas personas esgrimen (lamentablemente) no sé si para lograr la fidelidad de nuevos creyentes o neófitos o para infundir miedo en los creyentes débiles en la fe, y están asolando las iglesias con esta y con otras falsas doctrinas, que a no dudar, a la luz de la Biblia, son posiciones erradas.

El creer errado de la pérdida de la salvación, no solo supone el hecho de que la obra de Cristo fue inconclusa, sino que admite que es necesaria nuestras obras para poder garantizarla, lo cual es opuesto a lo que la Biblia, La Palabra de DIOS infalible, enseña. En qué basamos esta afirmación, en que DIOS no se contradice en Su Palabra y ÉL no es persona que se va a retractar de algo que ha dicho y afirmado en reiteradas veces a lo largo de toda la escritura.

Juan 10:27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

30 Yo y el Padre uno somos. Habló el Señor Jesucristo.

Miremos a continuación algunos pocos pasajes para reafirmar lo antedicho:

Pregunta:

¿Cómo se explica lo que el Señor Jesús dice en S,Mateo 10:33 “Y a cualquiera que me niegue, delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos”? ¿Se puede perder la salvación?

Respuesta:

Como principio general, consideremos que la “negación” no se refiere a una acción aislada, como fue el caso de Pedro, luego perdonado y restaurado, sino más bien a un estado de negación del Señor. Es decir, tiene que ver con alguien que vive negando permanentemente al Señor hasta el fin, y definitivamente rechaza Su gracia. Por lo tanto, podemos entender que alguien así nunca fue salvo.

Sin embargo, para interpretar debidamente un pasaje siempre debemos examinar el contexto, y no podemos dejar de hacerlo en el caso particular de esta expresión del Señor.

En el capítulo 10 de Mateo encontramos las instrucciones del Señor a sus discípulos cuando los mandó a predicar a las ovejas perdidas de Israel: “Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel, y yendo, predicad diciendo: El Reino de los cielos se ha acercado...” Todo lo que viene a continuación en el pasaje tiene que ver con esas ovejas perdidas de la casa de Israel. Las señales para ellos, la actitud de ellos, y los resultados que los enviados podían esperar entre ellos.

Se trataba de predicarles básicamente que Cristo era el Rey de Israel, y que si la nación se arrepentía y le reconocía, Él reinaría sobre ellos.

Hasta ahí los discípulos desconocían el misterio de la iglesia, y nada en el pasaje se relaciona directamente con la iglesia, más allá de las analogías que solemos extrapolar.

Como los israelitas finalmente rechazaron al Rey, Dios les suspendió temporalmente ciertos privilegios, aunque no les quitó su identidad.

Recién entonces nace efectivamente la iglesia, bajo condiciones totalmente distintas.

“Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios, que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero que ahora habéis alcanzado misericordia” (1ª P.2:10).

La iglesia como tal permanecerá hasta que el Señor la levante de este mundo para llevarla a su presencia. ¿Y qué ocurrirá con Israel? Luego del paréntesis del tiempo de la Iglesia, se renovará la oportunidad para ellos, exactamente en el punto donde habían quedado antes. Su itinerario es el mismo, pero, por decirlo así, se quedaron dando vueltas como cuando estuvieron en el desierto, hasta que puedan retomar su rumbo al Reino, su tierra prometida.

No podemos ignorar esto al interpretar Mateo 10. Es verdad que hubo circunstancias respecto de los israelitas que se cumplieron efectivamente en el tiempo de los discípulos, pero otras sucederán en lo futuro, cuando el reloj de Dios vuelva a marcar el tiempo de la oportunidad para ellos.

Queda claro, entonces, que todo el contexto del pasaje en cuestión se refiere a las condiciones de Israel cuando el Señor les ofreció el reino, y cuando se les reiterará el ofrecimiento una vez que la iglesia ya no esté sobre la tierra. Evidentemente, quien allí niegue al Señor no sólo sufrirá la exclusión al reino, sino que será eternamente condenado.

Por lo tanto, no puede usarse el texto de Mateo 10:33 para sustentar la teoría de la “pérdida” de salvación de los creyentes de la iglesia, y quienes lo hacen tuercen las Escrituras, precisamente por ignorar el contexto.

Otro tanto ocurre con Mateo 24:13 “Mas el que persevere hasta el fin, será salvo”, cuyo contexto es el tiempo de la Tribulación, y de ningún modo puede aplicarse como condición a los creyentes de la Iglesia.

Pese a ello, debemos considerar que la seguridad de la salvación del creyente no es una licencia para pecar, como pudiera suponerse, pues la práctica del pecado es incompatible con la nueva naturaleza recibida de Dios.

"¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera." (Ro.6:15).

“Porque los que son de la carne, piensan en las cosas de la carne, pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.”, (Ro.8:8)

“Todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él, y no puede pecar porque es nacido de Dios” (1ª Jn.3:9).

Por lo tanto, tenemos razones para dudar de la fe de aquel que se basa en la seguridad de la salvación para justificar la práctica del pecado en su vida, pero no es menos cierto que la "amenaza de la pérdida de salvación" no puede ser usada para mantener la fidelidad de un creyente.

Adicional, antes de que esta pregunta sea respondida, debe ser definido el término “cristiano.” Un “cristiano” no es una persona que haya dicho una oración, o pasado al frente, o que haya crecido en una familia cristiana. Mientras que cada una de estas cosas pueden ser parte de la experiencia cristiana, no son éstas las que “hacen” a un cristiano. Un cristiano es una persona que ha recibido por fe

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