Einstein dijo que "nunca pienso en el futuro, que viene pronto".

Einstein dijo que "nunca pienso en el futuro, que viene pronto".

Y tenía razón, por supuesto. Así que hoy, estoy aquí para pedirle que piense en cómo el futuro está sucediendo ahora. En los últimos 200 años, el mundo ha experimentado dos grandes oleadas de innovación. Primero, la Revolución Industrial nos trajo máquinas y fábricas, ferrocarriles, electricidad, viajes aéreos, y nuestras vidas nunca han sido las mismas. Entonces la revolución de Internet nos trajo poder de computación, redes de datos, acceso sin precedentes a la información y la comunicación, y nuestras vidas nunca han sido las mismas.

Ahora estamos experimentando otro cambio metamórfico: el Internet industrial. Reúne máquinas inteligentes, análisis avanzados y la creatividad de las personas en el trabajo. Es el matrimonio de mentes y máquinas. Y nuestras vidas nunca serán las mismas.

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En mi papel actual, veo de cerca cómo la tecnología está empezando a transformar sectores industriales que juegan un papel enorme en nuestra economía y en nuestras vidas: la energía, la aviación, el transporte, la atención de la salud. Para un economista, esto es muy inusual, y es extremadamente emocionante, porque se trata de una transformación tan poderosa como la Revolución Industrial y más, y antes de la Revolución Industrial, no hubo crecimiento económico del que hablar.

Entonces, ¿qué es este Internet industrial? Las máquinas industriales están equipadas con un número creciente de sensores electrónicos que les permiten ver, oír, sentirse mucho más que nunca, generando cantidades prodigiosas de datos. Análisis cada vez más sofisticados luego tamizar a través de los datos, proporcionando conocimientos que nos permiten operar las máquinas de formas totalmente nuevas, de manera mucho más eficiente. Y no sólo máquinas individuales, sino flotas de locomotoras, aviones, sistemas enteros como redes eléctricas, hospitales. Es optimización de activos y optimización de sistemas. Por supuesto, los sensores electrónicos han estado alrededor por algún tiempo, pero algo ha cambiado: una fuerte disminución en el costo de los sensores y, gracias a los avances en la computación en nube, una disminución rápida en el costo de almacenamiento y procesamiento de datos.

Así que nos estamos moviendo a un mundo donde las máquinas con las que trabajamos no son sólo inteligentes; son brillantes. Son autoconscientes, predictivos, reactivos y sociales. Se trata de motores a reacción, locomotoras, turbinas de gas, dispositivos médicos, que se comunican perfectamente entre sí y con nosotros. Es un mundo en el que la información misma se vuelve inteligente y llega a nosotros automáticamente cuando la necesitamos sin tener que buscarla. Estamos empezando a desplegar en todo el sistema industrial la virtualización integrada, la tecnología de procesadores multinúcleo, las comunicaciones avanzadas basadas en la nube, una nueva infraestructura de máquina definida por software que permite que la funcionalidad de la máquina sea virtualizada en software, desacoplando el software de la máquina del hardware y permitiéndonos para monitorear, administrar y actualizar de forma remota y automática los activos industriales.

¿Por qué algo de esto importa en absoluto? Bueno, en primer lugar, ya nos permite pasar a un mantenimiento preventivo basado en condiciones, lo que significa reparar las máquinas justo antes de que se rompan, sin perder el tiempo de servicio en un horario fijo. Y esto, a su vez, nos está empujando hacia cero tiempo de inactividad no planificada, lo que significa que no habrá más apagones, ni más retrasos en los vuelos.

Así que permítanme darles algunos ejemplos de cómo funcionan estas brillantes máquinas, y algunos de los ejemplos pueden parecer triviales, algunos son claramente más profundos, pero todos ellos van a tener un impacto muy poderoso.

Comencemos con la aviación. Hoy, el 10 por ciento de todas las cancelaciones y demoras de vuelos se deben a eventos de mantenimiento no programados. Algo sale mal inesperadamente. Esto da como resultado ocho mil millones de dólares en costos anuales para la industria de las aerolíneas, sin mencionar el impacto en todos nosotros: el estrés, las molestias, las reuniones perdidas mientras nos sentamos desamparados en una terminal del aeropuerto. Entonces, ¿cómo puede ayudar el Internet industrial aquí? Hemos desarrollado un sistema de mantenimiento preventivo que se puede instalar en cualquier aeronave. Es el autoaprendizaje y capaz de predecir los problemas que un operador humano se perdería. El avión, mientras está en vuelo, se comunicará con los técnicos sobre el terreno. En el momento en que aterriza, ya sabrán si algo necesita ser reparado. Sólo en Estados Unidos, un sistema como este puede evitar más de 60.000 retrasos y cancelaciones cada año, ayudando a siete millones de pasajeros a llegar a sus destinos a tiempo.

O tomar atención médica. Hoy en día, las enfermeras pasan un promedio de 21 minutos por turno en busca de equipo médico. Eso parece trivial, pero es menos tiempo dedicado a cuidar a los pacientes. El Centro Médico St. Luke en Houston, Texas, que ha implementado tecnología industrial de Internet para monitorear electrónicamente y conectar a pacientes, personal y equipo médico, ha reducido los tiempos de respuesta de la cama en casi una hora. Si necesita cirugía, una hora es importante. Significa que más pacientes pueden ser tratados, más vidas se pueden salvar. Otro centro médico, en el estado de Washington, está pilotando una aplicación que permite analizar las imágenes médicas de los escáneres de la ciudad y las resonancias magnéticas en la nube, desarrollando mejores analíticas a un costo menor. Imagine un paciente que ha sufrido un trauma severo, y necesita la atención de varios especialistas: un neurólogo, un cardiólogo, un cirujano ortopédico. Si todos ellos pueden tener acceso instantáneo y simultáneo a escaneos e imágenes a medida que se toman, serán capaces de ofrecer mejores servicios de salud más rápido. Así todo esto se traduce en mejores resultados de salud, pero también puede proporcionar beneficios económicos sustanciales. Sólo una reducción del uno por ciento en las ineficiencias existentes podría producir ahorros de más de 60 mil millones de dólares para la industria de la salud en todo el mundo, y eso es sólo una gota en el mar en comparación con lo que necesitamos hacer para que la salud sea asequible y sostenible.

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