Explotación de espacios del IPN

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"La mejor victoria es vencer sin combatir, y esa es la distinción entre el hombre prudente y el ignorante", es así como inicio mi postura al movimiento estudiantil del IPN, que ha sido uno de los más aprobados por la opinión pública mexicana.

El IPN ha cumplido cabalmente con la tarea de forjar alumnos que cumplen con las demandas que exige el país a lo largo de 50 años gracias al empeño de todos los que ahí laboran, a pesar del abandono que padecía desde muchos años atrás. La gran parte de sus instalaciones se encontraban en un estado deplorable; que escuelas y el internado, así como ciclos educativos completos habían desaparecido,  los órganos fundamentales de difusión y de investigación -el Canal 11 de televisión y el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Politécnico- operaban de manera descentralizada.

El movimiento impulso a un foro de discusión y análisis del IPN, al que tuvieran acceso todos los sectores de la comunidad y en el que se plantearan las reformas que requería la institución para adecuarla a las necesidades de modernización del país.

Se crearon paralelismos en la formación de un organismo estudiantil, la elaboración de un pliego petitorio, la exigencia de un diálogo público, transmitido por los medios de comunicación, la petición de realizar foros resolutivos, los paros estudiantiles y la toma de instalaciones fueron la medida de presión para hacernos escuchar en las grandes esferas de la nación, fortaleciendo de esta manera a nuestra gran institución.

Las nuevas disposiciones atentaban contra los derechos educativos de los alumnos del instituto, afectaban la capacidad de expresión y de inconformarse, y además abren las puertas a la iniciativa privada en el otorgamiento de permisos de explotación de espacios del IPN.

Desde mi perspectiva, las nuevas disposiciones establecen una educación técnica en lugar de una científica. Un nuevo plan de estudios planteado por directivos ya no incluiría asignaturas importantes para el desarrollo formativo en cuanto a calidad educativa se refiere, por lo que reduciría la calidad de nuestra educación, creándonos desventajas ante otras instituciones.

Yo al menos insisto en un cambio real y profundo de la educación y sólo puede ser posible con la transformación radical de la sociedad, ¿cómo podemos aspirar a construir una democracia real en nuestra institución dentro de un sistema capitalista lleno de desigualdad, corrupción, violencia, excesos y abusos? Pese a ello defendí  los avances que el movimiento tuvo y los puntos que se les ha arrebatado a las autoridades.

Creo que la manera más honesta de resolver este conflicto es presentando los avances como conquistas que debemos defender y profundizar con la organización y la movilización estudiantil; incluso muchas de esas conquistas, como la realización del Congreso Nacional Politécnico tienen que ser acompañadas con la movilización en las calles, de otra manera corremos un serio riesgo de no avanzar e incluso de retroceder en lo que hasta ahora hemos conseguido.

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