BASES BIOLÓGICAS DEL TRATAMIENTO ORTODÓNCICO.
Enviado por Alice Esmo • 17 de Febrero de 2016 • Ensayo • 1.945 Palabras (8 Páginas) • 428 Visitas
BASES BIOLÓGICAS DEL TRATAMIENTO ORTODÓNCICO.
El tratamiento ortodóncico se basa en el principio de que si se aplica una presión prolongada sobre un diente, se producirá una movilización del mismo al remodelarse el hueso que lo rodea. Las fuerzas aplicadas a los dientes también pueden influir en el patrón de aposición y reabsorción óseas en puntos alejados de los dientes, sobre todo en las suturas del maxilar y las superficies óseas de ambos lados de la articulación temporomandibular.
Los componentes importantes del ligamento periodontal son: Fibras colagenosas, los elementos celulares (que incluyen células mesenqui- matosas de diversos tipos, así como elementos vasculares y neurales), y los líquidos hísticos, que posibilitan los movimientos ortodóncicos de los dientes. Las mismas células pueden actuar como fibroblastos y como fibroclastos, destruyendo el colágeno sintetizado previamente.
Los contactos entre los dientes duran un segundo o menos; las fuerzas son bastante intensas: desde 1-2 kg al masticar productos blandos hasta los 50kg que se alcanzan al masticar un objeto más resistente. El cuerpo de la mandíbula se dobla al abrir y cerrar la boca. Al abrirla por completo, la distancia entre los molares inferiores disminuye en 2 o 3 mm. El hueso que se deforma como respuesta de la función normal genera corrientes piezoeléctricas. Éste es el mecanismo por el que la arquitectura ósea se adapta a las demandas funcionales.
El dolor suele percibirse tras 3-5 segundos de fuerza intensa e indica que el líquido ha salido y que el LPO está recibiendo directamente la presión en esa cantidad de tiempo. La presencia continuada de este mecanismo de erupción pasiva indica que no sólo se puede producir la erupción de los dientes en las circunstancias adecuadas, sino también la estabilización activa de los mismos frente a fuerzas prolongadas de poca magnitud.
El concepto actual es que la estabilización activa puede superar fuerzas prolongadas de unos pocos gramos, como mucho, tal vez hasta los 5-10 g/cm2 que se suelen observar como magnitud de las presiones desequilibradas en reposo sobre los tejidos blandos.
Las fuerzas intensas dan lugar a la rápida aparición de dolor, a necrosis de los elementos celulares del LPO y al fenómeno de la “reabsorción basal” del hueso alveolar cercano al diente afectado.
En las dos teorías principales sobre el movimiento dental ortodóncico se citan dos posibles elementos de control: la electricidad biológica y la presión-tensión del LPO que afecta el flujo sanguíneo. La teoría bioeléctrica atribuye el movimiento dental a cambios en el metabolismo óseo controlados por las señales eléctricas que se generan cuando el hueso alveolar se flexiona y deforma. La teoría de la presión-tensión achaca el movimiento dental a cambios celulares producidos por mensajeros químicos, que se piensa se generan por alteraciones en el flujo sanguíneo a través del LPO. Ciertamente, la presión y la tensión dentro del LPO podrían alterar el flujo sanguíneo, reduciendo (presión) o aumentando (tensión) el diámetro de los vasos sanguíneos.
La piezoelectricidad es un fenómeno observado en muchas sustancias cristalinas por el que la deformación de la estructura cristalina produce un flujo de corriente eléctrica al desplazar los electrones de una parte de la retícula cristalina a otra. No sólo es piezoeléctrica la estructura cristalina del mineral óseo, también lo es el colágeno, y los potenciales generados por la tensión en las muestras de hueso.
Cuando se deforma la estructura cristalina, los electrones emigran de un punto a otro y se observa un cambio eléctrico. Mientras la fuerza siga actuando, permanece estable. Sin embargo, cuando deja de actuar, el cristal recupera su forma original y se observa un flujo inverso de electrones.
Ya no cabe duda alguna de que las señales generadas por las tensiones tienen importancia en el mantenimiento general del esqueleto. Sin esas señales, se pierde mineral óseo y se produce atrofia general del esqueleto, una situación que ha sido problemática en el caso de los astronautas, cuyos huesos no se flexionan en un entorno sin gravedad, como lo harían en condiciones de gravedad normales.
La despolarización de las membranas genera impulsos nerviosos y contracciones musculares, pero es probable que las señales eléctricas externas influyan en los receptores de membrana.
En los experimentos con animales, un campo electromagnético pulsátil aumentaba el papel del movimiento dental, acortando aparentemente la “fase de retraso” antes del comienzo de la movilización del diente. Es posible que pueda utilizarse este efecto en el futuro para favorecer la movilización ortodóncica de los dientes y/o alterar el crecimiento de los maxilares. “Las hipótesis propuestas recientemente de que la fuerza magnética generada reduce el dolor y la movilidad no están respaldadas por la evidencia”.
Cuanto más intensa sea la presión mantenida mayor será la reducción del flujo sanguíneo a través de las zonas comprimidas de LPO. Los experimentos con animales indican que se produce un aumento de los niveles de adenosima monofosfato cíclico (AMP), el “segundo mensajero”, en muchas funciones celulares importantes como la diferenciación después de unas 4 horas de mantener la presión. Este tiempo necesario para producir una respuesta guarda bastante paralelismo con la respuesta humana a los aparatos removibles. Si se lleva un aparato removible menos de 4-6 hora cada día, no producirá efectos ortodóncicos. Por encima de ese umbral de utilización se consigue la movilización dental.
¿Qué sucede durante las primeras horas de actuación de una fuerza mantenida sobre un diente, entre el comienzo de la presión y la tensión sobre el LPO y la aparición de segundos mensajeros al cabo de unas horas? Estudios experimentales han demostrado que los niveles de prostaglandinas y de interleucina-1 beta aumentan en el LPO poco tiempo después de aplicar la presión,
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