Ciencia, Tecnología Y Su Impacto Al Medio Ambiente
Enviado por joshepalva • 27 de Febrero de 2014 • 3.493 Palabras (14 Páginas) • 562 Visitas
Ciencia, tecnología y su impacto en el medio ambiente.
INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL
ESCUELA SUPERIOR DE INGENIERÍA MECÁNICA Y ELÉCTRICA
UNIDAD PROFESIONAL TICOMÁN
ENSAYO SOBRE CIENCIA Y TECNOLOGIA
Introducción
Los seres humanos, con la Revolución Industrial, empezaron realmente a cambiar la faz del planeta, la naturaleza de su atmósfera, y la calidad de su agua. Hoy, la demanda sin precedentes a la que el rápido crecimiento de la población humana, y el desarrollo tecnológico someten al medio ambiente, está produciendo un declive cada vez más acelerado en la calidad de éste y en su capacidad para sustentar la vida.
La protección del medio ambiente se ha convertido en una prioridad, en una necesidad de primer orden para garantizar el desarrollo económico y social y, sobre todo, para la salud y la supervivencia de la especie humana en todo el planeta.
La ciencia y la tecnología son procesos sociales que están estrechamente vinculados entre sí, e inciden, directamente, sobre la sociedad. La influencia que estos procesos ejercen sobre la vida del hombre no siempre es positiva, de lo que se deriva la importancia que tiene el conocimiento profundo de sus interrelaciones.
Los vínculos entre la ciencia y la tecnología cada día son más estrechos; las necesidades técnicas repercuten en el desarrollo científico, proponiéndole exigencia cognoscitiva a la ciencia para la investigación, y, recíprocamente, los proyectos o programas de investigación involucran tecnologías. Actualmente el término TECNOCIENCIA se utiliza para designar este vínculo.
El presente trabajo, titulado ¨La ciencia, la tecnología y su impacto en el Medio Ambiente¨ tiene el objetivo de caracterizar la problemática medioambiental como reflejo de la contradicción norte-sur, partiendo de las perspectivas de los países del Tercer Mundo.
Desarrollo
En su intervención en la Cumbre de la Tierra, desarrollada en Río de Janeiro en 1992, Fidel Castro, expresaba: ¨Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre[1]así en pocas palabras, quedó expresado la amenaza que sufre el planeta desde el punto de vista ecológico, al extremo de hacer peligrar la propia existencia del hombre sobre la Tierra.
Más adelante planteó: ¨ Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente.¨
Las empresas transnacionales, responsables de la explotación y agotamiento de los recursos minerales, forestales y agrícolas en muchos países del Tercer Mundo, trasladan a ellos plantas industriales que provocan altos índices de contaminación, es decir, el deterioro ecológico del Norte ha sido exportado al Sur.
Los países capitalistas desarrollados son responsables históricos y actuales de una parte muy importante de la degradación del medio ambiente, expresados en las enormes cantidades de residuos de todo tipo, incluidos los químicos y los nucleares que incorporan a la atmósfera, al suelo, al agua y al mar.
Vivimos en un medio ambiente sometido a agresiones constantes por la colonización de las poblaciones humanas, reducido en sus posibilidades de equilibrio, y con tendencia a incrementar la degradación de los ecosistemas, efectos que contribuyen con cierta inmediatez a reducir los índices de biodiversidad.
El interés actual por el estudio de la biodiversidad ha hecho que, actualmente, los países de Ibero América y África constituyan unas de las zonas geográficas más interesantes de estudio, porque están en peligro de extinción varias especies.
Muchos países de estas regiones han acusado a naciones ricas de incrementar sus bancos de genes con material originario de su flora.
Un periodista de Zimbabwe escribió: ¨El germoplasma de medio millón de especies vegetales ha sido saqueado por países del Norte a naciones en desarrollo de América del Sur y África¨[2], y agregaba: ¨Más de 2/3 partes de las especies vegetales del mundo son originarias de países en desarrollo, y el valor de los recursos genéticos de uso medicinal podría llegar a 47 000 millones de dólares.
Estos países han perdido tanto el control sobre su utilización y las patentes, siendo más grave aún la negación al acceso a estos bancos de genes, impuesta por las multinacionales.
Plantas de uso agroindustrial que representan millones de dólares para la economía de los países en desarrollo, como el algodón y la soya, han sido manipuladas genéticamente en Estados Unidos y Europa, y posteriormente patentadas, lo que ha causado dificultades para su exportación al norte.
Por otra parte, los modelos tecnológicos predominantes en la agricultura de América Latina (proceso modernizante, donde ha habido una notable irrupción de modelo tecnológico generado por la revolución verde), tienden a crear un alto grado de artificialidad de los ecosistemas, lo que se traduce en transformaciones de ellos, haciéndoles perder sus atributos fundamentales como la estabilidad, especializándolos, lo que, evidentemente, significa un aporte de subsidios para hacer mantenidos. En otras palabras, el modelo o patrón tecnológico de zonas templadas se trata de reproducir en las zonas tropicales y subtropicales.
Este modelo tecnológico ha influido de forma significativa, y ha agudizado el problema del desempleo y subempleo agrícolas. Esto ha creado una expulsión poblacional del campo a las áreas de frontera, que, normalmente, son las áreas tropicales y subtropicales, donde trata de reproducirse el patrón tecnológico que se usa en la agricultura de zonas templadas. Los sectores agrícolas, básicamente campesinos, al no tener el complemento o completamiento estructural (paquete tecnológico, maquinaria agrícola, fertilizantes, semillas y pesticidas) del latifundio en cuanto a la opción de la mano de obra, han tenido que sobre utilizar el recurso suelo con su consecuente erosión y agotamiento. El campesino trata de sobrevivir en la tierra. La erosión avanza a ritmos acelerados en todos los continentes, y la autosuficiencia alimentaría peligra. Debido a la erosión se están degradando unos 2.000 millones de hectáreas de tierra de cultivo y de pastoreo. Cada año la erosión de los suelos y otras formas de degradación de las tierras provocan una pérdida de entre 5 y 7 millones de hectáreas de tierras cultivables. A falta de leña, se emplean como combustibles el estiércol y los desechos de las cosechas, privando a los suelos de sus fertilizantes naturales.
La producción de alimentos disminuye y la capacidad de retención de agua de la tierra, también.
Como resultado de la erosión de
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