Computación En La Nube

Computación en la nube

Tello Bautista

Día a día Internet se expande rápidamente por todo el mundo. Aún las poblaciones más humildes ya cuentan con al menos un cibercafé en donde pueden conectarse.

Si queremos escuchar música entramos a GrooveShark o Spotify; si nos tomamos una foto y queremos almanecarla y organizarla, entramos a Picasa; si queremos compartir un video, lo subimos a Youtube. Que queremos crear documentos, presentaciones, hojas de cálculo; ahí está Google Docs. Ya muy poco está en nuestros discos duros, incluso nuestros archivos podemos almacenarlos en discos duros virtuales como Dropbox, nuestras películas las podemos tener almacenadas en Megavideo, y todo al alcance de un par de clics. Sin darnos cuenta nos hemos adentrado en la era de la Computación en la nube.

Por “Computación en la nube” nos referimos a la tendencia de ofrecer todo tipo de servicios desde Internet, como los mencionados antes. Y es algo de lo que ya nadie se escapa.

Su éxito tal vez radica en la facilidad de su uso. No tenemos que instalar nada más que nuestro navegador web favorito y olvidarnos de compatibilidades por la versión del sistema y de configuraciones. Simplemente abrimos una cuenta en la página que deseemos usar y listo, podemos empezar a disfrutar de todas las aplicaciones como si estuvieran instaladas en nuestra propia máquina. Además tenemos más espacio en nuestros discos duros. Pero esto no acaba aquí; no sólo es estar enfrente de nuestro equipo de escritorio o una laptop ya que incluso desde nuestros smartphones podemos acceder a estos servicios.

A primera vista resultan ser muy seductoras estas nuevas tecnologías. Pero imaginemos que un día de repente entramos a Dropbox, donde teníamos almacenados archivos muy importantes y nos damos cuenta que el sitio ya no existe. Nuestra información se ha perdido por completo y no podremos recuperarla. O que las fotos de aquellos momentos más especiales en nuestras vidas las hemos perdido para siempre.

Por un lado está la pérdida de información pero, ¿y si en vez de perderla otras personas pudieran tener acceso a ella? En Internet hay todo tipo de usuario, y hay quienes sólo están observando al primero que se descuide para poderlo “molestar un poco”. Todo concepto de privacidad se pierde en ese instante. Y peor aún, que no fuera un usuario malicioso el que nos robara información, sino que fuera la misma empresa que nos proporciona los servicios en la nube la que compartiera nuestros archivos con otros... ¿Facebook?

Hay que tener un cuidado especial de en dónde depositamos nuestra información. Y si es demasiado importante, aún más.

Pero la Computación en la nube ha llegado a niveles más altos y ahora no sólo podemos tener aplicaciones sencillas como editores de imágenes o convertidores de vídeos;

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