Coyuntura Expuesta: Empresa, Gobierno Y Sociedad Civil.
Enviado por AYE123 • 8 de Octubre de 2012 • 3.033 Palabras (13 Páginas) • 591 Visitas
Coyuntura expuesta: Empresa, Gobierno y Sociedad Civil.
Desde los comienzos de la historia, el hombre, ha sabido valerse de cuantiosos medios para subsanar sus necesidades imperantes. La explotación, entendida ésta, como el aprovechamiento del “medio circundante”, constituyó la primera fuente de “generación de recursos”. Así, bíblicamente, tenemos al rudimentario hombre en desarrollo (ADAN) explotando la PRIMERA fuente EXTERNA de producción: la muerte del cordero para el revestimiento de sus partes nobles. ADAN, o, anacrónicamente, la NADA, supuso de un móvil inicial, para entablar aquello que más tarde, denominaríamos “relaciones interpersonales de reciprocidad directa”. Ese “morir para” (sacrificio) delineó, simbólicamente, el primigenio punto de consenso entre las partes: en todo acto, circunstancia y movimiento, algo se toma, y, algo se deja. La muerte del cordero, era justificada, frente a la necesidad de suplir un requerimiento de orden mayor.
Si fragmentáramos la vida en hechos (y sub hechos), descubriríamos que en TODA interrelación, o vínculo entre las partes (dos o más), no existe estricta ecuanimidad a la hora del rédito: ambas se verían beneficiadas (o no), sin embargo, sería imposible trazar una escala que fuera cabalmente equitativa a la hora de medir resultantes. Primero, por las variables que intervendrían. Segundo, por la valoración que cada parte podría darle al objeto/sujeto/cosa (ver térm. kantiana) concluyente.
Atento a lo anterior, cabe reflexionar: Acaso, no es ley primaria, el aprender a “perder algo” sabiendo que la ganancia, a juicio propio (o colectivo), podría constituir un BIEN MAYOR. Esto, es lo que se conoce como Ley de Hombres. Vinculado a la interdependencia de los individuos dentro del Grupo Social: Contrato Social; perder algo, con tal de no perderlo todo.
Aplicado al espectro comercial, nuestro probo CONTRATO SOCIAL, encontraría su justificación en: perder algo, sabiendo que aquello que se procura, resulta aún más beneficioso que el móvil relegado a priori, o tomado como “a perder”.
Si nos remontáramos hacia las primeras explotaciones mineras (o usufructo mineral de la corteza terrestre), nos encontraríamos con emprendimientos comunitarios, destinados a la extracción de hematita/hierro (pigmentos) y sílex (armas y herramientas). Sin embargo, existió una MINERIA anterior a la propia MINERIA (entendida, como lo hacemos en la actualidad), cuya selección mineral, no estaba dada por la voluntad directa del hombre, de obtener tal o cual material: la explotación agrícola y el usufructo de los acuíferos. Si comparáramos la MINERIA convencional con el aprovechamiento del AGUA por parte de los individuos del grupo social (para uso propio, es decir, cumplimentar con las “necesidades de vida”) descubriríamos un UNICO punto de contraste inicial: el alcance selectivo.
Somos QUIMICA. Nuestro cuerpo demanda minerales y materiales varios, que son obtenidos a partir de la explotación del AMBIENTE. Ese hierro, que la MINERIA tipo extrae particularmente (selección aplicada) nuestro organismo, también extirpa, valiéndose de vías distintas, pero de igual consonancia, a través de recursos, que, a su vez, se ven alimentados por la corteza, a través de la cual, los primeros, elaboran su producción directa.
Dentro de la cadena (o propiedad transitiva determinante), cada uno de nosotros, somos pequeños emprendimientos mineros. A tal punto que, incluso, en aquellos ítems de extrema incomodidad social y retórica, como ser el CIANURO, también encontramos una razón de ser: nuestra alimentación.
Existe una cantidad más que copiosa de alimentos, en los cuales, el CIANURO o amigdalina (para los casos a citar), constituye un componente activo: almendras, nueces, castañas, cazabe, etc. Ahora bien, cabe preguntarnos: ¿es el hecho (u objeto) el que nos apabulla “per sé”, o la repetición (o cantidad en ascenso) del mismo? Respuesta lógica: la asiduidad con la que se presente.
Valiéndonos del punto anterior, reflexionamos: no es la delincuencia aquello que nos asusta, sino, el nivel y posibilidad de afección directa. Todos sabemos que existe, y, que siempre ha existido... Sin embargo, mientras se mantenga en una esfera ajena a nosotros, y, mientras su nivel (o hechos propiamente dichos) se encuadren dentro de un marco arbitrario de “relativa lógica” (lógica que no dispone de parámetros previos, ni razón de ser alguna), resulta de interés nimio para la Comunidad; constituye, tan sólo, un Plan a ser desarrollado por los estratos gubernamentales. ¿Y la MINERIA?
Al ser una concentración, la Comunidad, suele verlo desde otra óptica. No importa que existan CIENTOS DE MILES de autotransportes, que NO CUMPLAN con los requerimientos exigidos por las autoridades pertinentes; siempre y cuando, se mantengan DISEMINADOS. Pero, acaso la combustión de los transportes (escapes), humo de cigarrillo, sal industrial y materiales sintéticos, no poseen y producen (durante el proceso debido) sustancias TAN tóxicas como las objetadas. Puntualmente: CIANURO.
Retomemos el punto anterior: nuestro TEMOR no se encuentra centrado en el SABER, sino, en la MAGNITUD de lo temido. Así es, como, una persona que no profesa un miedo consciente al AGUA, en una pileta de natación, puede ser presa del peor de todos los pavores, si se encontrara en la mitad del Océano Pacífico.
(Este sentimiento y accionar de acuerdo al TODO, suele ser un ítem común en el empresariado: en lugar de hacer una inversión integral, de, a modo de ejemplo, 100 puntos para la conformación de un sistema informático –como ejemplo- prefieren hacer 15 pequeñas inversiones de 10 puntos. Resultado: mayores pérdidas y gastos. ¿En dónde se ampara este accionar? Gastos ocultos. Al ser escalonados, suelen gozar de una mayor aceptación, aún, cuando el resultado final, resulte menos efectivo que el planeado a priori, y, demande inversiones superiores).
Retomando nuestra premisa inicial... ¿Es la MINERIA una Verdad Incómoda? No; lo que realmente nos incomoda, es nuestra ignorancia; la exposición de la misma, que se tributa en dos puntos:
- MAGNITUD
- Supuestas verdades infundadas por terceros.
Aquí comenzamos a trazar, la nueva senda de la concepción MINERA: la explotación entendida como tal. La verdad, que, dentro del análisis y la sapiencia, ya no reviste incomodidad alguna.
En los tiempos imperantes, donde la Minería en Argentina ha sido vilmente demonizada, es de suma importancia, rever y llamar a consciencia, a todas aquellas personas que desde la ignorancia –y sin fundamentos válidos- pretenden sojuzgar a la actividad minera. La Minería en Argentina, no sólo constituye una de las mayores fuentes de trabajo
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