Desarrollo De La Computación En Mexico
Enviado por Mayelo • 31 de Agosto de 2011 • 2.352 Palabras (10 Páginas) • 637 Visitas
Desarrollo de la computación en México
La computación es una actividad profesional que induce a la creatividad, al desarrollo
de la capacidad intelectual y del pensamiento abstracto, por eso quienes nos hemos
dedicado por un tiempo a desarrollar aplicaciones o herramientas de trabajo en este
campo, podemos recordar con enorme satisfacción la mayor parte de los proyectos en
los que hemos participado. En un buen número de casos nos hemos quedado
sorprendidos de nuestros propios logros y de los alcanzados por los equipos de trabajo de los que formamos parte.
Esta grata experiencia la podemos extrapolar en muchos casos a las organizaciones en las que hemos colaborado, aunque no en todos, pues en algunos de ellos, la mala
definición de los problemas, la falta de organización y de metodologías apropiadas
llevaron a la decisión de suspender o de cancelar determinados proyectos, ante la
existencia evidente de fallas, o la falta de credibilidad por la acumulación de retrasos.
Aún así, muchos somos los que podamos considerar que la balanza es positiva, si bien la experiencia es cada vez menor en la medida en que las tendencias naturales, se han ido hacia la implantación de soluciones adquiridas de proveedores externos
(generalmente extranjeros) de manera que el valor agregado localmente resulta
mínimo.
En donde las cosas son totalmente distintas es cuando pensamos a escala nacional:
Aquí, aunque la participación de México no representa más del 1.5% del mercado
mundial, el volumen de las actividades computacionales es y ha sido enorme a lo largo de los casi 50 años en que ellas se han realizado, sin embargo, las aportaciones de nuestro país al desarrollo informático internacional durante este periodo han sido nulas, hecho que resulta desde luego penoso además de grave.
Es grave por las implicaciones que el hecho tiene en la economía, por los gigantescos
pagos que nuestro país tiene que hacer por tecnología y servicios tecnológicos que se
adquieren en el exterior y que se pudieron haber desarrollado en México, con enormes beneficios económicos, de generación de empleo y de fortalecimiento a la educación superior. Es penoso porque implica una falta de visión, de voluntad política y de confianza en nosotros mismos para enfrentar los retos-oportunidades que el desarrollo tecnológico implica.
Aunque esta ausencia es cierta no sólo en informática sino en todas las áreas de la
tecnología, el propósito de esta reunión es muy concreta, su tema es el referente al
caso específico de la informática y en este, ciertamente ni existe ni ha existido un
proyecto de desarrollo tecnológico a nivel nacional, un proyecto desarrollado con la
visión de que en México pudiéramos ser algo más que compradores, distribuidores,
operadores y usuarios de la tecnología.
Esta posición puede parecer demasiado negativa para quienes asisten a este acto y de manera más genérica para quienes la comunidad informática gubernamental y de
algunos otros sectores, pero desafortunadamente no lo es, y ello no se debe a la falta
de capacidad y conocimiento de la tecnología por parte de nuestros técnicos, sino a
malas decisiones y a actitudes equivocadas y de corta visión, por parte de quienes en
algún momento han tenido en sus manos la capacidad para incidir con sus decisiones
en los procesos tecnológicos.
Para no caer en generalidades, me permito hacer algunos señalamientos específicos a manera de ejemplos: En la década de los setentas el gobierno mexicano era ya un gran comprador de computadoras, mientras que las empresas de cómputo operaban con grandes márgenes de utilidad (la venta de un equipo representaba ingresos 10 veces mayores que los costos directos de producción de ese equipo).
Esto hacia de la computación, uno de los campos más atractivos de negocio para la
industria moderna. Algunos países, principalmente europeos, negociaron exitosamente condiciones para la creación de importantes centros de desarrollo de software, como requisito para que las computadoras de una empresa pudiesen ser introducidas a sus mercados locales. Con medidas de este tipo, Alemania, Francia, Suiza, Holanda y Suecia, pudieron desarrollar sus industrias de software, las cuales les reportaron enormes beneficios en las décadas siguientes. En México, no obstante que nuestra capacidad de compra era similar o mayor a la de algunos de esos países y no obstante que conocíamos de esos proyectos y que contábamos con una capacidad incipiente similar al de esas naciones, nunca existieron los mecanismos ni la voluntad política para integrar un proyecto de esa naturaleza.
A partir de 1980, y como respuesta al auge previsible de las llamadas
“microcomputadoras” que luego evolucionarían para convertirse en “computadoras
personales”, la Secretaría de Industria y Comercio estableció un programa de formato
de la industria de cómputo nacional cerrando la frontera a las computadoras
extranjeras.
Las fallas del proyecto resultaron enormes y dieron lugar a prácticas de simulación que hoy se antojan cómicas. Las “Industrias Mexicanas” compraban las computadoras en USA, las desarmaban, las metían a México desarmadas y ya en territorio nacional las armaban de nuevo, hecho que les permitía venderlas sin problema. Con una falta total de visión, jamás se ocurrió a los responsables de este proyecto incluir el desarrollo del software nacional como uno de los posibles requerimientos de integración de las industrias, para vender los equipos de cómputo en México, argumentando el “escaso valor del software en las cadenas de valor de los productos informáticos”.
En los años iníciales de la entrada de las “micro computadoras” (1978-1988) un mercado de 30 000 equipos era considerado como suficiente para crear una empresa de cómputo (muchas se crearon en base a mercados menores). México perdió dos
oportunidades de este tipo en el sector educativo. Uno de ellos se dio con la adquisición de una gran computadora, la UNAM al principio de la década de los 80, y en tiempos en los que ya eran bastante claras las ventajas de las microcomputadoras sobre los mainframes en el contexto de la educación masiva, canceló la posibilidad de establecer una gran industria nacional de microcomputadoras. Los recursos destinados por la UNAM suficientes para adquirir alrededor de 30 000 micros, cuya licitación habría facilitado el establecimiento de una planta nacional para producirlas; cosa que desde luego no sucedió, lanzó a la Universidad a una aventura que le costó el
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