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Dominación imperialista


Enviado por   •  29 de Abril de 2015  •  Síntesis  •  3.606 Palabras (15 Páginas)  •  258 Visitas

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INTRODUCCIÓN:

Durante la Revolución Industrial se produce un fuerte aumento de la población, de tal manera que a finales del siglo XIX la población europea paso de 300 a 450 millones de habitantes. Por otro lado, la revolución se caracterizó también por los avances tecnológicos, hasta tal punto que el hombre blanco sintió una sensación de poder y de superioridad que le hizo anhelar la conquista de nuevos territorios donde “mejorar” la vida de personas “inferiores”.

La superioridad técnica, política, económica y militar crea en el hombre occidental un sentimiento de superioridad que le lleva a una carrera por ocupar territorios y que afectará principalmente a África y Asia a mediados del siglo XIX y principios del XX. Los territorios ocupados pasan pues a depender económica y administrativamente de las potencias colonizadoras.

Las causas del imperialismo fueron diversas, pero entre los motivos que llevaron a dicha expansión están:

La existencia de dos formas de vida diferentes: los estados imperialistas, dominadores, y los territorios dominados, las colonias.

Excedente de población europea que necesita trabajo y que lo encuentra en las colonias. Emigración.

Dominación imperialista:

Históricamente, el imperialismo es la dominación política de un Estado sobre varios otros para establecer una hegemonía política, económica, cultural. Muchos ejemplos existen en el transcurso de los siglos: el imperio de Asoka en la India, que se extendió desde Afganistán hasta Indonesia; el imperio romano sobre el Mediterráneo y Europa central; el imperio inca en el centro del continente americano; el imperio de Carlomagno en Europa; el de España tras la « conquista »; el de la Francia de Napoleón... y otros.

A partir del principio del siglo XIX, la función económica se vuelve predominante, porque ella corresponde a la lógica misma del capitalismo, que busca el control de las materias primas y de los mercados. Sin embargo, su carácter nacional es todavía central en este período, y es Gran Bretaña el prototipo de este tipo de imperialismo. Las conquistas coloniales de África en particular fueron características de la partición del Sur entre zonas de influencia y explotación. Después de la segunda guerra mundial es EEUU quien toma el liderazgo del imperialismo, con una cierta competencia con los dos otros polos de la triada: Europa y Japón.

El análisis del fenómeno ha tenido su desarrollo. Ya Carlos Marx señaló en El Capital la tendencia a la concentración del capitalismo, lo que implica necesariamente su tendencia a adquirir un carácter internacional. En su obra de 1904 El Imperialismo, J.A. Hobson estableció la diferencia entre el capitalismo de libre intercambio, que caracterizó el siglo XIX, con bases predominante nacionales, y el capitalismo de monopolio, que se desarrolló después con exigencias de dominación internacional. R. Hilferding, en 1910, insistió sobre el carácter creciente del capital financiero y sobre la importancia del Estado para apoyar el desarrollo capitalista. Rosa Luxemburgo estudió el expansionismo y la agresividad de los grandes poderes, desembocando en el militarismo, todo ello en función de la lógica de la acumulación del capital.

Evidentemente, es Lenin quien publicó el libro más conocido: El imperialismo, fase superior del capitalismo – Ensayo de vulgarización, en 1917. Explicó el imperialismo como el resultado de la fase monopolista del capitalismo: más y más concentración y cárteles para apropiarse de los recursos del mundo; exportación de capitales y no solamente de mercancías; parasitismo de las burguesías; explotación de las naciones oprimidas... Insistió sobre la vinculación entre el sistema económico predominante y los problemas políticos del tiempo, en particular la guerra.

Hoy día, imperialismo significa la articulación de todas las partes del mundo en un sistema mundial único, caracterizado por las desigualdades de desarrollo, desigualdades no en función de lo que algunos llaman un « retraso » de ciertas naciones frente al dinamismo de otras, sino como exigencia de la lógica misma de la acumulación del capital (el intercambio desigual). Es lo que Samir Amín, un economista egipcio, llama el « imperialismo colectivo », constituido por las grandes empresas transnacionales, muchas veces con capital de varias partes del mundo.

Frente a la tendencia -típica del sistema capitalista- de una degradación de la tasa de ganancia (que Marx ya había señalado), la salida es encontrar siempre nuevas fronteras de acumulación del capital. Durante mucho tiempo eso significó conquistar territorios. Hoy es diferente, y por eso el capital no se opuso a la descolonización. Hoy el papel del capital financiero es predominante. La extracción del sobre producto se hace por medios financieros (pago del servicio de la deuda, tasa de intereses, paraísos fiscales, etc.) o jurídicos (reglas de la Organización Mundial del Comercio, programas de ajuste estructural, establecimiento de « zonas de libre comercio », como el ALCA…). Nunca antes, aun durante el tiempo más duro de la colonización, las metrópolis del Norte extrajeron tantas riquezas de sus periferias del Sur como hoy día.

Sin embargo el capital debe apoyarse sobre el Estado para garantizar su estabilidad, asegurar el respeto de la propiedad y de las ganancias, crear condiciones favorables a la acumulación, como la exención de impuestos, el establecimiento de infraestructuras, la formación de la mano de obra, la reducción de su precio, etc. Eso se verifica en particular en períodos de crisis, donde se favorece el dirigismo político, hasta las dictaduras, y la militarización (buen medio de corregir las crisis de consumo y de sobreproducción, sin hablar de la función muy positiva de la fabricación de armas, manera de hacer pasar fondos públicos a manos privadas). Frente a la internacionalización de los procesos económicos, las grandes instituciones financieras como el Banco mundial y el FMI juegan hoy día un papel similar, al servicio del proyecto neoliberal.

Hoy es EEUU quien, como única superpotencia mundial, asume este papel a escala internacional, siendo la « globalización », precisamente, la fase superior del desarrollo del imperialismo. EEUU no solamente arbitra la mayoría de las empresas transnacionales, sino que domina políticamente las instituciones financieras internacionales (derecho de veto con 17% de los votos), se niega a aprobar la mayoría de los tratados internacionales (Kyoto a propósito del clima, la Corte penal internacional, las minas antipersonales, el trabajo de los niños, la prohibición de armas químicas y biológicas, etc.)

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