El petróleo.
Enviado por mariangelthebest • 21 de Enero de 2012 • Tesis • 1.996 Palabras (8 Páginas) • 431 Visitas
El petróleo es un compuesto químico complejo en la que consiste en partes solidas, liquidas y gaseosas, lo forma por una parte de compuestos denominados hidrocarburos formados por átomos de carbono e hidrogeno y por otras pequeñas proporciones de nitrógeno, azufre, oxigeno y algunos metales. Se presenta en forma natural en depósitos de rocas sedimentarias.
El petróleo se forma bajo la superficie terrestre por la descomposición de organismos marinos. Los restos de animales minúsculos que viven en el mar y en menor medida, de los organismos terrestres arrastrados al mar por los ríos o los de plantas que crecen en los fondos marinos, se mezclan con las finas arenas y limos que caen al fondo en las cuencas marinas tranquilas. Estos depósitos, ricos en materiales orgánicos, se convierten en rocas generadoras de crudo.
El proceso comenzó hace muchos millones de años, cuando surgieron los organismos vivos en grandes cantidades, Los sedimentos se van haciendo más espesos y se hunden en el suelo marino bajo su propio peso. A medida que van acumulándose depósitos adicionales, la presión sobre los situados más abajo se multiplica por varios miles, y la temperatura aumenta en varios cientos de grados. El cieno y la arena se endurecen y se convierten en esquisto y arenisca: los carbonatos precipitados y los restos de caparazones se convierten en caliza y los tejidos blandos de los organismos muertos se transforman en petróleo y gas natural.
Una vez formado el petróleo, este fluye hacia arriba a través de la corteza terrestre porque su densidad es menor que la de las salmueras que saturan los intersticios de los esquistos, arenas, y rocas de carbonato que constituyen dicha corteza. El petróleo y el gas natural ascienden a través de los poros microscópicos de los sedimentos situados por encima. Con frecuencia acaban encontrando un esquisto impermeable o una capa de roca densa: el petróleo queda atrapado, formando un depósito. Sin embargo, una parte significativa del petróleo no se topa con rocas impermeables sino que brota en la superficie terrestre o en el fondo de océano. Entre los depósitos superficiales también figuran los lagos bituminosos y las filtraciones de gas natural.
En términos geológicos las capas subterráneas se llaman formaciones, y están debidamente identificadas por edad, nombre y tipo de material rocoso en el cual se formaron. Esto ayuda a identificar los mantos que contienen las ansiadas rocas sedimentarias. La cuenca sedimentaria son extensas zonas en la que geológicamente se divide el territorio de un país y donde se supone que están las áreas sedimentarias que pueden contener los hidrocarburos.
La ciencia, la exploración consiste básicamente en identificar y localizar esos lugares, lo cual se basa en investigaciones de tipo geológico.
PROSPECCIÓN
El hallazgo de yacimientos petrolíferos obedece a una tarea científicamente organizada, que se planifica con mucha antelación. Instrumentos de gran precisión y técnicos especializados deben ser trasladados a regiones a menudo deshabitadas, en el desierto o en la selva, obligando a construir caminos y sistemas de comunicación, disponer de helicópteros, instalar campamentos y laboratorios, etc.
Para encontrar petróleo bajo tierra, los geólogos deben buscar una cuenca sedimentaria con esquistos ricos en materia orgánica, que lleven enterrados el suficiente tiempo para que se haya formado petróleo (desde unas decenas de millones de años hasta 100 millones de años). Además, el petróleo tiene que haber ascendido hasta depósitos porosos capaces de contener grandes cantidades de líquido. La existencia de petróleo crudo en la corteza terrestre se ve limitada por estas condiciones que deben cumplirse. Sin embargo, los geólogos y geofísicos especializados en petróleo disponen de numerosos medios para identificar zonas propicias para la perforación. Los métodos empleados son muy variados: desde el estudio geológico de las formaciones rocosas que están aflorando en superficie hasta la observación indirecta, a través de diversos instrumentos y técnicas de exploración.
Por ejemplo, la confección de mapas de superficie de los afloramientos de lechos sedimentarios que permite interpretar las características geológicas del subsuelo, y esta información puede verse complementada por datos obtenidos perforando la corteza y extrayendo testigos o muestras de las capas rocosas.
Por otra parte, las técnicas de prospección sísmica (que estudian de forma cada vez más precisa la reflexión y refracción de las ondas de sonido propagadas a través de la Tierra) revelan detalles de la estructura e interrelación de las distintas capas subterráneas.
Pero, en último término, la única forma de demostrar la existencia de petróleo en el subsuelo es perforando un pozo, es decir, se debe recurrir a la perforación de pozos exploratorios. De hecho, casi todas las zonas petroleras del mundo fueron identificadas en un principio por la presencia de filtraciones superficiales y la mayoría de los yacimientos fueron descubiertos por prospectores particulares que se basaban más en la intuición que en la ciencia.
Una de las herramientas más utilizadas en esta etapa son los mapas. Hay mapas de afloramientos (que muestran las rocas que hay en la superficie), mapas topográficos y los mapas del subsuelo.
Estos últimos quizás sean los más importantes porque muestran la geometría y posición de una capa de roca en el subsuelo, y se generan con la ayuda de una técnica básica en la exploración de hidrocarburos: la sísmica de reflexión.
La sísmica de reflexión consiste en provocar mediante una fuente de energía (con explosivos enterrados en el suelo, normalmente entre 3 y 9 m. de profundidad o con camiones vibradores, éstos implican una importante reducción en el impacto ambiental) un frente de ondas elásticas que viajan por el subsuelo y se reflejan en las interfaces por los distintos estratos.
En la superficie se cubre un área determinada con dichos aparatos de alta sensibilidad llamados también "geófonos", los cuales van unidos entre sí por cables y conectados a una estación receptora.
Las ondas producidas por la explosión atraviesan las capas subterráneas y regresan a la superficie. Los geófonos las captan y las envían a la estación receptora (sismógrafo), donde mediante equipos especiales de cómputo, se va dibujando en interior de la tierra.
Se puede medir el tiempo transcurrido entre el momento de la explosión y la llegada
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