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Energía nuclear en América Latina


Enviado por   •  25 de Abril de 2017  •  Documentos de Investigación  •  2.583 Palabras (11 Páginas)  •  172 Visitas

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Introducción

Después del accidente ocurrido en Fukushima el 11 de marzo de 2011, el mundo entero empezó a reconsiderar el uso de la energía nuclear. Estados Latinoamericanos y Caribeños que estaban pensando en desarrollar centrales nucleares se retractaron en esos momentos. Ésta a pesar de ser una tecnología económica para la producción de energía, tiene una serie de peligros como los riesgos de sismos en las zonas y la seguridad implementada en las plantas.

Por otro lado, durante la época de la Guerra Fría los países Latinoamericanos se convirtieron en posibles blancos de ataques nucleares por la posible entrada de armas nucleares en la zona. Es por esto que se iniciaron conversaciones con el fin de evitar una posible carrera armamentista, lo cual concluyó con la adopción del Tratado de Tlatelolco. El Tratado para la Proscripción de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe entra en vigencia en 1969 y con el fin de establecer la desnuclearización de todo el territorio. Por medio de este tratado, la región fue declarada como una Zona Libre de Armas Nucleares.

Actualmente, no más del 2% de la energía eléctrica de América Latina es producida por centrales nucleares pues la mayoría de la producción viene de hidrocarburos. Los costos económicos asociados al desarrollo de programas nucleares, el atraso tecnológico y factores relacionados con las percepciones de seguridad hicieron que gran parte de la región no viera como una prioridad avanzar en la generación de energía atómica. Incluso, en septiembre del 2013, la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) insistió ante la Organización de Naciones Unidas por la prohibición de armas nucleares así como la restricción de ensayos nucleares.

Sin embargo, Países como Argentina, Brasil y México ya tienen sus propios programas en desarrollo y actualmente hay siete reactores nucleares en la región: tres en Argentina, dos en Brasil y dos en México. Asimismo, 10 países de la región como: Bolivia, Chile, Ecuador, República Dominicana, El Salvador, Jamaica, Venezuela, Haití, Perú y Uruguay han solicitado apoyo del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) para iniciar actividades nucleares con el fin de generar electricidad.

Normalmente cuando nos referimos a asuntos nucleares, se piensa que se habla de armas de destrucción masiva, misiles, bombas, etc. Sin embargo, hay una distinción entre países nucleares y no nucleares, la cual está establecida en el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Es por esto que se debe tener claridad de la diferencia del uso pacífico de la energía nuclear y del uso bélico de esta misma, pues tanto los riesgos como los beneficios son incalculables.

En ese sentido, analizar todos los factores que están involucrados en las políticas de seguridad nuclear, el desarrollo de este tipo de energía, los beneficios y los costos que esto implica es algo muy complejo. Es por esto, estudiar las diferentes perspectivas como los impactos del potencial desarrollo de energía nuclear en la región, centrándose tanto en sus ventajas como en los riesgos de proliferación de armas de este tipo.

Motivaciones para el desarrollo nuclear

América Latina y el Caribe cuenta con una inmensa riqueza de recursos naturales, contiene la tercera parte de los recursos hídricos renovables de todo el mundo, ocupa el 15% de la Tierra y tiene la mayor diversidad en fauna y flora. En los últimos 30 años, la población regional se ha duplicado, por lo que la concentración de industrias, vehículos y otras fuentes que demandan energía excesivamente. Además, más allá de resolver el problema de la capacidad de generación de electricidad, más de 30 millones de personas no tienen acceso a este servicio. De ahí que la Organización Latinoamericana de Energía pronosticara que la demanda se podría incrementar hasta los 3.000 TWh en 2050. Por esto, se deben incorporar nuevas tecnologías y mejorar las infraestructuras de distribución.

Las principales fuentes de energía eléctrica en la región son las plantas de combustibles fósiles y de energía hidroeléctrica; esta última proporciona un 50% del total de electricidad generada en América Latina. Por tanto, es en el desarrollo de las nuevas energías donde debe centrarse la atención. Hasta el momento, la energía nuclear solo se ha desarrollado en Argentina, Brasil y México; ya la región tiene 25 años de experiencia en la generación nucleoeléctrica.

En este orden de ideas, los motivos que impulsan el interés por la energía nuclear son tanto a nivel económico como social. La generación de este tipo de energía implica un bajo efecto en la emisión de gases contaminantes; pues con una poca cantidad de combustibles, se generan grandes cantidades de energía. Lo anterior contribuye al intento de controlar los impactos climáticos. Por otro lado, hay intereses de seguridad energética, pues la producción es continua, es decir, está generando energía el 90% del tiempo en el año, lo cual favorece la planificación eléctrica. Es por lo anterior que algunos Estados buscan alcanzar independencia energética, adoptando fuentes más confiables y reduciendo las vulnerabilidades derivadas de la potencial escasez.

Además de ser una oportunidad de diversificación y estabilidad energética en la región, el uso de este tipo de fuentes también es proyectada en diferentes campos. Se puede usar reactores con fines de investigación, usos medicinales en unidades radiológicas, seguridad alimentaria y de agricultura.

Brasil

En Brasil, el 3,1% del consumo de energía es generado a partir de fuentes nucleares, la cual desde 1997 es administrado por la empresa Electronuclear. En la actualidad, Brasil minas y molinos de uranio. La central Almirante Álvaro Alberto está situada en el municipio de Angra dos Reis, cuenta con dos reactores en operación (Angra 1 y Angra 2). En 1982 se conectó Angra I a la red con una capacidad de 657 mv, le siguió Angra II en el año 2000 con una potencia de 1350 mv y en junio de 2010 se comenzó a construir Angra III, de la cual se estima que tenga una capacidad de 1405 mv.

Alrededor del 40% de la electricidad de Brasil es producido por el sistema nacional de Eletrobras (Brasileiras SA Centrales Eléctricas), el 30% de la electricidad proviene de los servicios públicos de propiedad estatal. Alrededor del 9% es de autoproductores y generadores privados. Eletrobras se creó en 1962 como una entidad controlado por el Ministerio de Minas y Energía, y el 70% propiedad del gobierno. Es el principal accionista

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