Explica las causas de la Guerra de Sucesión Española y la composición de los bandos en conflicto
Enviado por charlli07 • 30 de Enero de 2018 • Ensayo • 2.325 Palabras (10 Páginas) • 960 Visitas
Explica las causas de la Guerra de Sucesión Española y la composición de los
bandos en conflicto.
La Guerra de Sucesión Española tuvo lugar al morir sin descendencia Carlos II en
1700 y existir dos pretendientes al trono, Felipe de Anjou, de la Casa de Borbón, y el
archiduque Carlos de Austria.
Felipe de Anjou, nombrado heredero por Carlos II, fue proclamado rey por las
Cortes de los distintos territorios de la monarquía y reconocido como tal por los países
europeos (salvo Austria). Sin embargo, muy pronto las potencias europeas se alarmaron
ante el acceso de un Borbón al trono de España, sobre todo teniendo en cuenta que el
reconocimiento por Luis XIV de Francia de los derechos sucesorios de su nieto Felipe
al trono francés hubiera podido suponer una unión dinástica entre España y Francia,
posibilitando la indiscutible hegemonía del bloque franco-español. Se formó entonces
una Gran Alianza antiborbónica (1701) encabezada por Austria y a la que se unieron
Reino Unido, las Provincias Unidas, Prusia, Saboya y Portugal. La alianza defendió las
aspiraciones del archiduque Carlos frente a Felipe V de Borbón, apoyado por España y
Francia. Así se inició la Guerra de Sucesión Española (1701-1713).
En España, el conflicto tuvo el carácter de una guerra civil. La Corona de Castilla
se inclinó por Felipe V, sobre todo las capas populares, que confiaban en que un
gobierno fuerte pudiera imponer un reparto más equitativo de las cargas fiscales.,
mientras que la nobleza recelaba del absolutismo francés. En la Corona de Aragón,
particularmente en Cataluña, la mayoría de los grupos sociales respaldaron al candidato
austríaco, temerosos de las tendencias uniformizadoras y centralizadoras de los
Borbones. De hecho, el archiduque desembarcó en Barcelona (1705) y fue reconocido
como rey con el nombre de Carlos III.
El desarrollo de la guerra fue favorable a los Borbones en los escenarios
peninsulares. Tras las batallas de Almansa (1707), Brihuega y Villaviciosa (1710), sólo
Cataluña y Baleares quedaron fuera del control de Felipe V. Sin embargo, en el plano
internacional, los Borbones se mostraron incapaces de derrotar a los aliados. Ahora
bien, en 1711 la elección del archiduque Carlos como emperador de Alemania tras la
muerte de su hermano José modificó las posiciones de los miembros de la Gran Alianza.
Reino Unido, Holanda, Saboya y Portugal, temerosos ahora de una nueva reedición del
bloque hispano-alemán como en tiempos de Carlos I y seguros de la renuncia de Felipe
V al trono francés, firmaron con sus rivales la paz de Utrecht (1713), poniendo fin a la
guerra.
Austria no renunció al trono español y continuó la guerra en Cataluña hasta la
rendición de Barcelona ante las tropas borbónicas el 11 de septiembre de 1714.
Mallorca cayó al año siguiente.
Detalla las características del nuevo orden europeo surgido de la Paz de Utrecht y
el papel de España en él
En 1701 estalló la Guerra de Sucesión Española a la muerte sin descendencia de
Carlos II de Habsburgo. El conflicto tuvo un doble carácter. Por un lado, se dirimía la
hegemonía en Europa entre las principales potencias europeas. Por otro, fue una guerra
civil en España entre modelos políticos y territoriales diferentes.
La Paz de Utrecht -compuesta de una serie de tratados bilaterales entre los que
destacan el de Utrecht de 1713 y el de Rastattt de 1714- puso fin al conflicto
internacional, aunque la guerra continuó en Cataluña y Baleares. Los tratados tuvieron
importantes consecuencias para España. A cambio del reconocimiento internacional de
Felipe V como rey de España y de las Indias, perdió todas sus posesiones europeas.
Austria se anexionó Luxemburgo, Flandes, Milán, Nápoles y Cerdeña; Saboya obtuvo
Sicilia (después la cambiará por Cerdeña con Austria); Inglaterra, la gran beneficiada, se
anexionó Gibraltar y Menorca, además de obtener ventajas en el comercio americano
como el Navío de Permiso (poder vender el cargamento de un barco al año) y el Asiento
de Negros (monopolio de venta de esclavos negros durante 30 años); Holanda recibió
algunas fortalezas flamencas; finalmente, Portugal obtuvo la colonia de Sacramento en
Uruguay.
La Paz de Utrecht inauguró un nuevo orden internacional basado en las tesis
británicas de un equilibro europeo entre tres grandes potencias rivales: Francia, Austria
e Inglaterra. La primera, debilitada por el expansionismo de Luis XIV, seguía siendo
una referencia cultural en el continente. Austria constituía el imperio más dilatado, pero
disperso y heterogéneo. Inglaterra era el nuevo poder emergente, amparada en su
potencial marítimo y comercial. El nuevo sistema se basaba en la rivalidad latente entre
bloques de estados opuestos de similar poder, lo que garantizaba la paz mediante un
inestable equilibrio entre ellos.
En este nuevo orden internacional, España quedó reducida a potencia de segundo
rango, aliada de Francia y enfrentada a Austria, pero especialmente a Inglaterra.
Durante buena parte del siglo XVIII, la política internacional española se centró en
recuperar las pérdidas territoriales derivadas de la Paz de Utrecht y en defender su
imperio colonial americano. Ante la imposibilidad de conseguir estos objetivos en
solitario, y con la creciente amenaza inglesa, España buscó la alianza con Francia, con
la que le unían no sólo los lazos familiares de las dinastías reinantes, sino también la
misma rivalidad con Inglaterra. Así se firmaron a lo largo de la centuria tres Pactos de
Familia o tratados de ayuda y de defensa mutua. La amistad con Francia prosiguió hasta
el estallido de la Revolución Francesa en 1789, acontecimiento que trastocó por
completo unas relaciones internacionales en Europa que en lo sustancial no se habían
visto alteradas desde la Paz de Utrecht.
Define que fueron los decretos de Nueva Planta y explica su importancia en la
configuración del nuevo Estado borbónico.
Con el cambio dinástico se implantó en España el modelo político de los
Borbones franceses, el absolutismo. En él, el monarca concentraba los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial, ejerciéndolos sin límites ni restricciones.
...