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GLOBALIZACIÓN Y DESARROLLO CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO: EL GRAN RETO PARA LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS


Enviado por   •  15 de Julio de 2015  •  8.401 Palabras (34 Páginas)  •  228 Visitas

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GLOBALIZACIÓN Y DESARROLLO CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO:

EL GRAN RETO PARA LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS

Rubén D. Utria

En la base de los problemas y retos económicos y políticos que la actual Globalización plantea a los países periféricos —extensa y profundamente denunciados y discutidos en los ocho Encuentros anteriores— subyace uno de naturaleza estructural, no solucionable fácilmente en el corto y mediano plazos y que generalmente es soslayado por economistas y políticos: la amplia y profunda brecha tecnológica que separa dichos países de las potencias industrializadas y la forma inequitativa e imperial como éstas sacan partido de ella. Estos fenómenos inhabilitan en la práctica a los países periféricos para participar protagónicamente en dicha Globalización, así como para acceder a las oportunidades y beneficios prometidos y, mediante el “libre comercio” instaurado por ésta, acelerar el desarrollo como ha venido siendo quiméricamente prometido.

En efecto, el eje de la Globalización es la competitividad económica globalizada basada en la agregación de valor a la producción mediante el conocimiento científico y tecnológico, recurso éste que se encuentra prácticamente en manos exclusivas de los países industrializados y sus grandes corporaciones transnacionales. Como los países subdesarrollados no disponen de este recurso —ni pueden obtenlo en menos de alrededor dos generaciones— su participación efectiva sólo puede limitarse a la exportación de materias primas y a algunas manufacturas de bajo contenido tecnológico. Esta excluyente limitación genera unos términos de intercambio injustos y poco remuneradores, como ya lo había advertido la CEPAL desde los años cincuenta y estaba previamente denunciado en toda la literatura marxista sobre el comercio internacional.

Esta limitación es de naturaleza estructural —no coyuntural, ni fácilmente superable— por dos razones principales: (i) Porque en los últimos decenios se ha producido —y sigue produciéndose— en los países desarrollados un acelerado salto científico-técnico que no les interesa ni les conviene transferir, que le otorgan la ventaja competitiva clave de la nueva Globalización y que responde a monopolios internos y externos, ventajas acumuladas durante largo tiempo y a alto costo; y (ii) Porque el conocimiento tecnológico que dicha competitividad globalizada exige no es improvisable, ni transplantable por parte de los países periféricos, sino el resultado acumulativo de un complejo proceso de desarrollo científico-técnico autónomo y endógeno, que involucra un esfuerzo sistemático, sostenido y de largo plazo e involucra alrededor de dos generaciones.

En la economía globalizada de períodos históricos anteriores las materias primas jugaban un papel importante para los países industrializados, y buena parte de la tecnología que requerían las manufacturas de dichos países no era tan sofisticada y tan costosa. En cambio hoy, con el descomunal salto tecno-científico de los últimos decenios los términos de intercambio comercial anteriores se han tornado más difíciles e injustos: dichas materias primas se producen a alta eficiencia y productividad y con significativos subsidios y grandes excedentes en los propios países industrializados. Paralelamente, el acceso a las nuevas y sofisticadas tecnologías se ha hecho casi inalcanzable, no sólo por sus elevados costos, sino también —y principalmente— por su manejo monopólico y excluyente y por la actual ausencia de capacidad tecnológica de los países subdesarrollados para incorporarlas, asimilarlas y manejarlas eficientemente. En esta situación tienen mucho que ver, entre otros, los impresionantes avances científicos en los campos de la genética, la biología molecular, las nanociencias, la física, la modelística computacional, la transgénesis, las energías alternativas, las telecomunicaciones, la informática, la computación, los nuevos materiales y los atisbos de la Tercera Revolución Industrial. Así, una nueva manera de producir, nuevos y mejores productos a precios competitivos, mercados sofisticados y otros factores complican y desafían la capacidad de los países periféricos para competir. Por tanto, éstos no pueden hacerse ilusiones con la Globalización en vigencia. El progreso científico-técnico se ha acelerado y sofisticado y un nuevo imperialismo basado en éste ha alterado y complicado aun más la quimera del “libre comercio” y sus beneficios. El desarrollo nacional es hoy y en el inmediato futuro, no sólo un problema de recursos económicos y de exportación de materias primas y artesanías sino, fundamentalmente, de ciencia y tecnología y la correspondiente voluntad política para lograrlo.

Así, para los países subdesarrollados el único camino serio a seguir para competir es el desencadenamiento de un esfuerzo endógeno, acumulativo y planificado de desarrollo científico y tecnológico nacional, entendido éste como un proceso sociocultural de generación, adaptación, perfeccionamiento, copia, asimilación y aplicación de conocimiento, basado en la educación, la investigación científica, la asociación academia-productores, la transferencia tecnológica, la valoración social del trabajo de los científicos, el surgimiento de una cultura científica y tecnológica y otros esfuerzos conexos y afines. Todo ello como parte de un gran propósito político nacional, un Plan Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico y la movilización de toda la sociedad y su talento y capacidad creadora. Así lo hicieron los países de reciente industrialización, como China, Rusia, Corea, Taiwán y otros, y así lo está intentando con éxito Cuba en Latinoamérica.

GLOBALIZACIÓN Y DESARROLLO CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO:

EL GRAN RETO PARA LOS PAÍSES LATINAOMERICANOS

Rubén D. Utria

1. El desempeño excluyente de la ciencia y la tecnología en la Globalización

El actual proceso de globalización no es solo la revitalización del libre comercio como base de la economía internacional y como “instrumento eficaz para acelerar el desarrollo acelerado de todos los países”. No se trata simplemente de una práctica sana del liberalismo económico clásico y neoclásico destinada a impulsar el intercambio comercial y, por esa vía, facilitar el desarrollo de los pueblos atrasados, como lo plantea el evangelio neoliberal y en particular el “Consenso de Washington”, y lo pregonaron inicialmente Ronald Regan y Margaret Tatcher en torno a su doctrina conocida como “reganómics” lanzada en los años setenta. También es el debilitamiento de los estados-nación y la soberanía de los países periféricos; la vulneración de sus procesos de producción, comercialización

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