Humilladero
Enviado por masendoya • 28 de Julio de 2013 • Informe • 6.732 Palabras (27 Páginas) • 249 Visitas
El puente del Humilladero data de 1868.
Tiene una longitud de 240 metros de largo por 5 metros y medio de ancho,
y está fabricado sobre once arcos de ladrillo.
Sociedad de medianos propietarios, ganaderos y agricultores, visitan sus fincas con asiduidad pero viven en la ciudad, en ella, como hace centurias realizan sus negocios, tertulias y ritos.
La ciudad alta, la histórica, está unida por un lado a la baja, popular y bullanguera, por el Puente del Humilladero, construcción sugestiva, aunque no muy antigua, en cuyas arcadas inferiores se ejecutan conciertos sinfónicos. Allí, por Semana Santa, se lleva a cabo el Festival de Música Religiosa, que reúne visitantes del mundo entero.
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En las esquinas de la ciudad blanca se conservan grandes bloques de cantera que son refuerzo de la estructura y que anteriormente servían para el sogueo de reses ariscas.
Los sismos y las modas, al igual que la arquitectura religiosa, ha marcado con una diversidad de estilos la civil. Los portales payaneses registran todo el proceso.
Por ejemplo, aquellos de las grandes casonas de la familia Mosquera, en la Calle del Seminario, llevan el frontón en tímpano y los portalones sobre pilastras jónicas. En el caso de la familia Torres, se utilizó una combinación de piedra y ladrillo, con pilastras toscanas cajeadas y marcos barrocos en las ventanas.
La muestra académica del barroco civil payanés se observa en el portal con el escudo de armas de la familia Ibarra, construido con un sugestivo efecto de profundidad al tratar en repetición los perfiles de las pilastras. En contraste en la casa de los Segura y Ayerbe se encuentran soberbios arcos mudéjares en los zaguanes y rico enrejado en hierro, con los escudos de armas.
Los relojes van marcando
las seis de los venados.
Parece que el sol agotado
de su diaria labor de dar vida,
quisiera retirarse a descansar.
Los últimos rayos se estrellan
contra las paredes centenarias,
en pinceladas de oro y grana.
Los faroles, a medida que el
sol se oculta, iluminan las
apacibles calles vespertinas.
Mi ciudad también quiere
descansar.
Existen, por otra parte, casas como la que perteneció a Julio Arboleda, con el patio al
estilo pompeyano, de columnas estucadas y capiteles circulares. En los frisos pinturas con motivos de cornucopias, cabezas de buey y arcos.
Otro aspecto característico de la arquitectura payanesa es el efecto monumental de los claustros de las residencias, como las mencionadas de la familia Mosquera, construidas las arquerías sobre pilastras jónicas, o la casa de la familia Angulo, con sus galerías y salones abovedados, con obra de ladrillo en arcos y columnas de diseño toscano, siendo esta residencia el mejor ejemplar del neoclásico en la ciudad.
En la residencia de los Torres aparece otro vigoroso claustro en que las columnas dóricas soportan arcos de medio punto.
Estas casas, excepto las que se han reservado para museos, están habitadas por los descendientes de sus constructores.
Un espíritu muy peculiar en los payaneses a determinado una especie de rito de conservación de los modos y costumbres hasta el punto que se usan los mismos muebles, vajillas y artefactos de cocina de hace siglos, con algunas pocas innovaciones de la vida moderna. Esta circunstancia aleja a Popayán, virtualmente de la estandarización impersonal del resto urbano nacional, fenómeno que ha impreso en
aquella comarca una indefinible atmósfera de introspección, de callada expectativa y de sutil humor.
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Monasterio lleno de leyendas.
Tus amplios corredores escucharon,
por siglos, los salmos y responsos
de los religiosos de clausura.
Las campanas del Ángelus aún resuenan
en tu paredes coloniales.
Todavía escucho tu silencio de oración, interrumpido solo por el susurro del viento y el cantar de las mirlas.
Hotel Monasterio (Patrick Rouillard)
Las dotaciones para viajeros se perfeccionan gradualmente.
Popayán cuenta con varios hoteles para atender la gran cantidad de visitantes durante la Semana Santa, algunos de gran belleza como el Hotel Monasterio, enorme construcción que fue anteriormente el Convento Franciscano, declarado Monumento Nacional.
Ha conservado intacta su estructura de arcadas monumentales y es, seguramente, uno de los más sugestivos alojamientos que puede hallar un turista en América.
La vida nocturna ha comenzado a cobrar intensidad en grilles y discotecas ubicadas en la zona céntrica.
La infraestructura turística será insuficiente para la gran afluencia de viajeros y por esa razón están en estudio ambiciosos planes para aumentar la capacidad hotelera y de servicios especializados. Después del terremoto de 1983 la ciudad renació como un ave fénix, la tecnología de nuestro tiempo se puso al servicio de la reconstrucción y el resultado fue asombroso: una ciudad remozada, con todo el esplendor colonial.
El Domingo de Ramos de todos los años, una figura de Cristo coronado de espinas, tallada en el siglo XVII, desciende bamboleándose en hombros de los payaneses, desde la Capilla de Belén hasta la Iglesia Catedral, poco después en otra secuencia patética, los fieles transportan por la misma ruta la efigie del Señor Caído, que representa con todo el expresionismo barroco al Cristo después del castigo de los azotes.
Así comienza un rito que lleva más de cuatrocientos años, repetido sin mayores variaciones, aunque quizás con
aumento del boato y de espectadores, pues en los últimos años las multitudes han crecido con visitantes de otras ciudades de Colombia y de muchos países extranjeros.
La Semana Santa en Popayán toma la dimensión de una catarsis anual del espíritu, muy especial de la ciudad, conformado por profundas vivencias de permanencia y de renovación cultural.
El aparato ceremonial es estricto y complicado y afecta verticalmente a toda la comunidad; las personas que llevarán los pasos han sido designadas desde muchas generaciones atrás y las nuevas familias deben resignarse a un proceso de espera para esta distinción simbólica. Las dos figuras dolientes de Cristo, El Santo Ecce Homo y El Señor Caído, esperan en la Catedral varios días, mientras otras ceremonias tienen efecto.
El Martes Santo, se efectúa una procesión nocturna, en la que se llevan cuatro imágenes, desde la Iglesia de San
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