La incomunicación tecnológica

LA INCOMUNICACIÓN TECNOLÓGICA

A veces me pregunto si la revolución tecnológica en la comunicación, a los seres humanos  nos ha llevado al desarrollo o simplemente nos ha subdesarrollado hasta el punto de habernos deshumanizado ya que nuestros afectos se están debilitando por falta de contacto personal. Las ventajas de la tecnología de la comunicación tuvieron  un breve tiempo de vigencia absoluta y ahora ya vemos las desventajas; por no darles el uso  preciso para enriquecernos como personas y no para enriquecer a sus creadores.

El celular “divino tesoro”, causante de la comunicación ardua entre los ausentes y el distanciamiento y total incomunicación entre los que están presentes. Hace casi un mes, asistí al cumpleaños de una amiga. Éramos ocho personas, incluidas la cumpleañera y su mamá. En los primeros treinta minutos, sólo a alguien se le ocurrió contestar al llamado de su celular y conversar por lo menos diez minutos. Pasada la hora, éramos cuatro a cuatro, (con y sin celular), después de ese momento y cansada de escuchar solo la voz de los cantantes del USB , mi aguda necesidad de contacto humano me hizo entrar en conversa con la madre de mi amiga, (hasta ahí éramos seis a dos) qué hacer si hasta mi querida cumpleañera, por contagio, había caído ante la dulce seducción del celular sufriendo una amnesia temporal en relación a sus visitantes.  Bueno, al menos, las amigas  estuvimos presentes, lo triste hubiera sido que todas le hubiésemos enviado el clásico mensajito de onomástico por celular: “Feliz día amix.”

Curiosamente ante una época en que se pregonan los valores a diestra y siniestra y como que no se venden, este aparatito sirve más bien como para practicar los antivalores; un testigo mudo de mentiras blancas, infidelidades y hasta crímenes. Mientras viajaba a Lima hace unos meses, en una conocida empresa huachana, una vecina del asiento delantero llamó mi atención por el timbrado  peculiar de su celular: una canción de Paquita la del Barrio “Rata de dos patas” y también por el altichillido de su voz. Muy cercano al contexto real decía: “ aló, aló…shuui…más tarde te llamo…estoy en el velorio …shuui ,no dejas descansar al finado” medio asustada miré hasta el último de los rincones,  gracias a Dios no había ningún muerto…La mentira pulula por todos lados, desde el clásico “dile que no estoy” que hacemos decir a nuestros niños (que claro está no lo hacen de  buen agrado y a veces hasta se niegan); pero el celular no siente ni miedo ni vergüenza, entonces…¡a aprovecharlo!

En otros tiempos, la hora de compartir los alimentos, era el momento familiar; para conversar amenamente compartiendo las vivencias del día. Hoy muy pocos padres saben en qué andan sus hijos y pocos hijos, lo que realmente hacen sus padres para darles mejor vida; ya que, mientras el padre mira la televisión, los hijos chatean o watsapean en  el celular. La madre verifica la correcta distribución de los alimentos y cansada de tanta indiferencia, también se refugia en el celular. Resultado: familia tecnológicamente incomunicada.

No sé quién crearía el Blog El rincón del vago y tampoco sé si imaginó que, de alguna manera, contribuiría a que algunos alumnos lo consideren su rincón favorito. Internet es uno de los más grandes inventos de información virtual que podamos tener los usuarios, pero qué poco preparados estamos para usarlo provechosamente. En el caso de los estudiantes, como que van perdiendo esa  necesidad y habilidad para buscar la información: “copiar y pegar” es estar actualizado, no despiertan la  imaginación ni las ganas de competir como hacíamos los estudiantes de otros tiempos. Desarrollar un trabajo de investigación era todo un reto, una verdadera solución de problema y cuyo producto nunca tendría un clon. El facilismo reduce la intención de mayor búsqueda, y va induciendo al desinterés.

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