Las Humanidades frente a la Globalización
Enviado por miguelbsm • 4 de Junio de 2017 • Reseña • 60.487 Palabras (242 Páginas) • 294 Visitas
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Antología didáctica, para la asignatura:
Las Humanidades frente a la
Globalización.
Humanidades V
POR
JESÚS GUADALUPE VILLAR TOVAR
ÍNDICE
PÁGINA
Presentación 2
Unidad I. Aspectos Históricos de la Globalización
Introducción: 5
- La Dimensión Social de la Globalización
- Teorías de la Globalización
I.1 Antecedentes Históricos de la Globalización 11
I.2 La Territorialización. ¿Una Nueva Forma de Globalización? 13
I.3 La Revolución Industrial Acelera el Paso de la Globalización 15
I.4 La Segunda Revolución Industrial y la Internacionalización de la Globalización 17
I.5 El Reflujo de las Tendencias Globalizadoras 19
I.6 Durante la Guerra Fría se Globaliza la Economía y la Política 21
I.7 La tercera Revolución Industrial y la Globalización 22
I.8 La Caída del Muro y la Sincronización de las Tendencias Globalizadoras 25
I.2 El Nuevo Orden Mundial 29
I.3 Los Descontentos de la Globalización 33
I.4 El Entorno Actual de la Ciencia y la Tecnología 39
Unidad II
II,1 Modernidad y Mundialidad 49
II.2 El Malestar de la modernidad. El Pretexto para el cambio 57
II.3 Las paradojas posmodernas. El Contexto del Cambio 60
II.4 Narciso o la Estrategia del vacío 68
II.5 Letal. Obsesiones de la posmodernidad 74
Unidad III Inserción de México en la Globalización
III.1 El Imposible Realismo. La Antropolítica 80
III.2 Edgar Morin. Ética y Globalización 89
III.3 Los frailes del siglo XX. Los egresados Universitarios 93
Presentación.
El currículo de la carrera de Ingeniería en Comunicaciones y Electró-nica de la ESIME ZACATENCO, contempla cinco cursos de Humani-dades que cubren contenidos mínimos para las carreras de ingenie-ría. En cierto sentido se ha cuestionado el por qué y el para qué de los cursos de humanidades en las carreras de Ingeniería. Nosotros afirmamos junto con Juliana González (1). Que el “Humanismo” y las “Humanidades” surgieron, en el renacimiento, por contraste con la Teología y con los estudios “divinos”, pero no con las Ciencias.
Los estudios que compendian las Humanidades se incluían junto con la lengua y la literatura, retorica, artes, filosofía e historia, y las matemáticas, pero en la medida en que se desarrollaron las ciencias modernas, se fue dando la distinción entre éstas y las Humanidades. En el siglo pasado, se llegó a una franca oposición entre ambas, proclamada unas veces desde el campo de las Ciencias, otras, desde las Humanidades. Sin embargo, no parece que en la actualidad tenga sentido tal escisión, ni que el humanismo y las Humanidades se tengan que definir frente a las Ciencias, pero si frente a tecnología y más precisamente, en oposición a las tendencias tecnocráticas de nuestro tiempo.
El verdadero problema del humanismo –y en consecuencia del desti-no de las humanidades– es el reinado cada vez más totalitario de la “técnica”; la “tecnificación” de toda la existencia, esta sí, ciertamente, hace patente una crisis del humanismo y anuncia su ocaso. No hay sitio para el humanismo y las humanidades en un “orden” en el que se ha borrado la distinción entre los “medios” y los “fines”, o más bien, en el que se han sustituido los fines libres de la existencia humana por una compulsiva entronización de los “media” y una pretendida “programación” tecnificada de la vida.
Esto no significa obviamente que la tecnología sea un mal en sí, ni algo ajeno al hombre y a su libertad creadora; lo enajenante es el olvido de su carácter meramente instrumental; el mal es su totalización y la perdida de sus dimensiones propiamente humanas de la vida; el mal es el precio que el hombre ha tenido que pagar por el “progreso”, o sea “la venta del alma” de su propio hábitat: la destrucción del planeta. La conciencia “ecológica” es también una dimensión del humanismo. No hay humanismo en sentido estricto que no cuide la Tierra y la Naturaleza.
Pero la alternativa a estos males no puede ser, como lo han procla-mado algunos “humanistas” y “vitalistas”, la renuncia a la tecnología, ni mucho menos a la ciencia. Al contrario: la alternativa es devolverle al hombre su poder sobre su propia creación, deshacer la enajenación frankestianiana y kafkiana, de modo que “la maquina” se ponga al servicio de la vida y no que ésta quede esclavizada y, en definitiva, aniquilada por la máquina. En la medida en que el hombre sea libre y dueño de sí, y no pierda la conciencia de las verdaderas metas de su existencia, la técnica será el legítimo instrumento que le auxilie para enfrentar el creciente reino de la Necesidad y la Escasez, la tecnolo-gía habrá de contarse entre los grandes prodigios de la capacidad ra-cional e inventiva del hombre.
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