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Enviado por   •  5 de Julio de 2013  •  1.388 Palabras (6 Páginas)  •  247 Visitas

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DE LA NOVELA DE LA REVOLUCIÓN A LA REVOLUCIÓN DE LA NOVELA HISPANOAMERICANA - (Cod.24400610)

CONTENIDOS DE LA ASIGNATURA

4.1.- Descripción general de la asignatura

La novela hispanoamericana había irrumpido en el siglo XX de la mano del Naturalismo y del Modernismo literarios y había conseguido expresiones brillantes como la alcanzada por Enrique Larreta en 1908, con su novela La gloria de Don Ramiro. Pero con la el centenario y el Mundonovismo y cierta vertiente del discurso arielista volvía a la utilización de una temática propia, enriquecida con las innovaciones formales del Modernismo.

Es cierto que la extraordinaria eclosión de la poesía lírica durante el Modernismo y las Vanguardias, opacó, de algún modo los niveles de calidad que la novela hispanoamericana estaba alcanzando por esas fechas, vuelta hacia sus tierras y hacia sus gentes. Sin embargo, hoy podemos afirmar que constituyó un auténtico correlato del florecimiento poético. Búsquedas de creaciones literarias de estricta modernidad, como las realizadas por Pablo Palacio (Débora, 1927), Roberto Artl (El juguete rabioso, 1926), o Torres Bodet (Proserpina rescatada, 1931), coexisten con novelas que reflejan las tensiones socio-económicas que azotan al continente iberoamericano, o anonadan por la fuerza avasalladora de su paisaje. Hitos de estas últimas son:

a) La Novela de la Revolución Mexicana, que tiene en Mariano Azuela su iniciador y su cronista más apasionado, a la par que el creador de la novela moderna mexicana (Andrés Pérez maderista, 1911; Los de abajo, 1915; o La luciérnaga, 1932). Y junto a él una pléyade de escritores que no es el momento de señalar.

b) La Novela Regionalista y/o telúrica, con el colombiano José Eustasio Rivera (La vorágine, 1923), el venezolano Rómulo Gallegos (Doña Bárbara, 1929, y Canaima, 1936 y el argentino Ricardo Güiraldes (Don Segundo Sombra, 1926), que animan sus narraciones con una prosa poética que convierte a sus novelas en auténticas joyas literarias.

c) La Novela Indigenista, próxima en muchos aspectos al neo realismo de los otros dos apartados, y que adquiere gran resonancia con las novelas de Alcides Arguedas, Jorge Icaza, Ciro Alegría, Mauricio Magdaleno y José María Arguedas.

Todos estos metagéneros narrativos muestran en sus páginas las tensiones económicas y sociales de la época, y las discusiones estéticas que las acompañaron con claridad meridiana. Pero la línea de indagación e introspección literarias, iniciada en la década de los veinte, si soterrada por las horas “heroicas” que vivía el continente iberoamericano, no había desaparecido, sino que se mantenía tenuemente. Por eso, con el agotamiento de las líneas temáticas anteriores, la llegada de la Segunda Guerra Mundial y la necesidad de dar respuestas a los procesos de modernización de los países hispanoamericanos, afloró nuevamente, con renovados bríos. Los escritores hispanoamericanos, sin renunciar al compromiso social con los problemas del continente, se sintieron llamados a buscar nuevas formas de expresión, en consonancia con las del mundo occidental. Obras como El Señor Presidente (1946), u Hombres de maíz (1948), de Miguel Ángel Asturias, El pozo (1941), de Juan Carlos Onetti, El túnel (1948), de Ernesto Sábato, El reino de este mundo (1948), o Los pasos perdidos(1953), de Alejo Carpentier, Al filo del agua(1947, de Agustín Yánez, y Pedro Páramo(1955), de Juan Rulfo, muestran que la novela hispanoamericana había adquirido su mayoría de edad y había iniciado el proceso de renovación formal que la crítica ha concretado en la década siguiente, con el apelativo famoso del “boom”.

A lo largo de todo este apartado (Apartado 4) se desglosan los contenidos del programa de la asignatura para facilitar el estudio y orientar las lecturas. Los cuatro grandes bloques temáticos se dividen en apartados y temas, indicando los aspectos más relevantes en función de los objetivos de este curso. Este esquema pormenorizado no constituye el “programa” de la asignatura, sino una orientación para su estudio.

Al realizar las lecturas, el estudiante deberá tener siempre presente este esquema de contenidos, con el fin de tomar sus notas y realizar las recensiones de acuerdo con los objetivos marcados en el apartado

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