Oruro. Florece la Meca de la ropa usada
Enviado por ivanna19 • 24 de Octubre de 2013 • Tesis • 1.170 Palabras (5 Páginas) • 359 Visitas
Oruro. Florece la Meca de la ropa usada
Ilegal. La venta de prendas de vestir es un negocio redondo que no sabe de controles. Para la Aduana hace falta la participación de otras entidades
Juan Carlos Salinas. Oruro
Cinco de la mañana, el frío te parte la cara y el mercado Kantuta de Oruro es la Meca donde el negocio de la ropa usada se distribuye a Potosí, La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, a pesar de que esta actividad está prohibida por el Decreto Supremo 28761 de 2007.
En la oscuridad, un enjambre de personas ayudado por la luz tenue de sus celulares se lanza a los paquetes de zapatos usados para elegir los mejores modelos. Se empujan, parecen ‘hienas’ por un poco de carne.
“¡Compre!, sólo cuestan Bs 40 y hay hasta en Bs 30. Son zapatillas americanas, las de marca. ¡Anímese!”, sugiere Alejandro Paz, un comerciante que desde hace 10 años tiene su puesto en este lugar.
Los modelos más solicitados son las botas para mujer, los calzados cerrados para varones y los zapatos escolares, el precio de estos artículos oscila entre los Bs 50 y 80.
A medida que amanece, los vendedores de zapatos se retiran y dan paso a los comerciantes de ropa usada que se apoderan de unas cinco cuadras de la avenida Tarapacá y sacan sus mejores fardos (comercio mayorista) y una gran variedad de prendas para la venta minorista.
Jorge Mendoza explicó que la ropa usada tiene cuatro categorías que varían de acuerdo con el precio que se lo venda y del lugar de donde se la importe.
Hay ropa premium ($us 220 el fardo) que es nueva y que por el cambio de temporada en EEUU o Europa ya no se la puede comercializar, están las prendas de primera ($us 180 el fardo) que son nuevas, pero tienen alguna falla de fábrica, la de segunda ($us 150 el fardo) y tercera ($us 120 el fardo) se trata de ropa usada que las ONG reciben como donaciones.
Doña Antonia cuenta que para ingresar esta ropa al interior del país se la debe mezclar con otros productos, un fardo de 45 kilos debe ser divido en cuatro y llevado en maletas personales.
El otro ‘truco’, según los comerciantes, es esconder algunos kilos de ropa bajo los asientos y si el control es muy estricto se puede recurrir a la coima, que por lo general no supera los Bs 30 por cada fardo que los funcionarios aduaneros observen.
José Peñaranda, gerente de la Cámara de Industrias de Oruro (CIO), sostuvo que esta actividad ilegal ha provocado el cierre de varios talleres de confección de pantalones de vaqueros y de poleras.
Peñaranda remarcó que es imposible que un bluyín nuevo de fabricación nacional que cuesta entre Bs 90 y Bs 170, pueda competir con uno que es usado que cuesta Bs 30 o con uno de marca nuevo importado de EEUU que no supera los Bs 130.
Para Peñaranda, la responsable de que este negocio en vez de terminar siga creciendo, es la falta de una estrategia en la que el Control Operativo Aduanero (COA) sea dotado de todos los recursos humanos y materiales para hacer frente al contrabando.
“No puede ser que unos ocho efectivos del COA tengan que controlar una superficie tan extensa como la que tenemos con Chile”, lamentó Peñaranda.
Desde el COA Oruro indicaron que la lucha contra esta actividad es una pelea desigual en la que los controles aduaneros tienen un bajo impacto.
Según esta institución, el ingreso de ropa usada se da por el puerto chileno de Iquique y una vez en suelo
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