Políticas públicas en ciencia y tecnología para otro mundo posible.

Políticas públicas en ciencia y tecnología para otro mundo posible.

“Es necesario precisar que la inversión estatal en ciencia y tecnología ha sido inexistente a lo largo de muchos años y la producción de ciencia y tecnología nacional es casi prácticamente nula”

(Munevar, 2010)

INTRODUCCIÓN

Como docente del sector privado en Colombia, siento de manera directa un desequilibrio o malestar en la educación. Los hombres y mujeres que toman decisiones en este país para seguir construyendo équida en el sector educativo parece no dar respuestas eficaces que lleven a obtener un servicio de calidad, o si lo hacen bien, no prospera por el desorden creado de aquellos que tienen intereses propios. Lo anterior lo hablo desde la experiencia o el análisis de los jóvenes de mi colegio, en ellos se ve reflejado un sistema educativo en crisis. Puedo decir que la educación en Colombia no nos hace libres, quita el asombro por la vida misma y crea desencanto por la investigación o proyección de grandes sueños.

Parece que tengo una mirada muy negativa sobre lo que estamos viviendo, pero más que ser negativo, creo que es una lectura que se debe hacer para lograr sobrevivir en un gobierno del desequilibrio que no da garantías para trabajar por lo justo para todos.

Estamos en una época del desencanto por las estructuras creadas en la modernidad a nivel de lo político, económico, cultural, social, religioso y en nuestro caso lo educativo. Y gracias a esta crisis, se ve la necesidad de crear políticas que den seguridad y defiendan el bien común. Para Colombia y otros países es una oportunidad el apoyo que la ciencia y la tecnología e innovación brindan para un mejor resultado en la obtención de conocimiento para afrontar un desarrollo que impulse a mejores condiciones de vida a la población.

El problema es que el pueblo no tiene unas políticas claras sobre educación, ciencia y tecnología. Los gobiernos no tienen una visión a futuro y se ven grandes debilidades en la inversión para la creación y sostenibilidad de proyectos de ciencia y tecnología.

La tesis para a solución del problema es la participación ciudadana consiente para crear políticas públicas claras y eficientes.

Me parece necesario seguir buscando alternativas desde la ciencia y la tecnología para generar cambios, porque son útiles, como lo veo en los estudiantes de mi colegio, que presentan una gran atracción por los prototipos, programas, app, juegos, redes sociales, plataformas virtuales de aprendizaje, etc… esos cambios deben estar orientados hacia un buen uso, serán una buena herramienta para crear nuevas conciencias en los próximos ciudadanos que construirán el equilibrio necesario en cualquier realidad, con un sentido más holístico.

Creo que la educación, ciencia y la tecnología siguen siendo una herramientas poderosas para combatir la muerte que producen lo egoísmos de algunos humanos. Y es la educación la oportunidad para transforman la mente y el corazón de los poshumanos de forma profunda. Hay que tener en cuenta que la educación no es sólo ese acompañamiento de la estructura de escuelas, universidades o toda forma institucional, sino la vida misma y toda la experiencia que hace a la persona. Y obligación del pueblo crear políticas públicas estables que contribuyan al cuidado de esta.

Los mecanismos de participación pública serán el apoyo que posibilite la mejora de las políticas para resolver las falencias del sistema educativo, de la ciencia y tecnología. Y tener la oportunidad de crear una cultura racional más democrática que gobierne por el bien común.

El problema es que el pueblo no tiene unas políticas claras sobre educación, ciencia y tecnología. Los gobiernos no tienen una visión a futuro y se ven grandes debilidades en la inversión para la creación y sostenibilidad de proyectos de ciencia y tecnología.

El estado colombiano o mejor las personas dirigentes de nuestro país, inventan cada vez un programa, dejando de lado los estudios realizados, con esto se puede decir que el bien común está a la merced de los afectos desordenados de quien entra a dirigir

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