Primavera Silenciosa
Enviado por ciberock • 15 de Noviembre de 2011 • 3.719 Palabras (15 Páginas) • 2.106 Visitas
PRIMAVERA SILENCIOSA
Elixires de la muerte
Por primera vez en la historia del mundo, todo ser humano está ahora sujeto al contacto con peligrosos productos químicos, desde su nacimiento hasta su muerte. En menos de dos décadas de uso, los plaguicidas sintéticos han sido tan ampliamente distribuidos a través del mundo que se encuentran virtualmente por todas partes.
Todo esto se ha producido a causa de la súbita aparición y del prodigioso crecimiento de una industria de fabricación de materias sintéticas con propiedades insecticidas. Esta industria es hija de la Segunda Guerra Mundial. En el curso del desarrollo de agentes químicos para la guerra, algunas de las materias fueron descubiertas como letales para los insectos. El hallazgo no se produjo por casualidad: los insectos fueron ampliamente usados para probar los productos químicos mortales al hombre, y su mayor poder, además de envenenar, es el de poder introducirse en los procesos del organismo en el que destruyen las mismas enzimas cuya función es proteger el cuerpo contra los daños, bloquean los procesos de oxidación de los cuales recibe energía el organismo, impiden el normal funcionamiento de varios órganos e inician en ciertas células el lento e irreversible cambio que conduce a la destrucción.
Aunque la hay ahora plaguicidas orgánicos, aun subsisten algunos como: es el arsénico, todavía el ingrediente básico de una variedad de destructores de malezas e insectos. El arsénico es un mineral altamente tóxico que se presenta en extensa asociación con las gangas de varios metales y en muy pequeña proporción en los volcanes, en el mar y en el agua de los manantiales. El arsénico fue el primer reconocido elemento carcinógeno (o sustancia provocadora del cáncer).
Los insecticidas modernos son todavía más mortíferos. La inmensa mayoría están comprendidos en uno de los dos grandes grupos de productos químicos. Uno, representado por el DDT, es conocido como el hidrocarburo dorado. El otro grupo está compuesto por los insecticidas de fósforo orgánico y representado por los nombres, razonablemente familiares, de malatión y paratión.
El elemento básico, el carbono, está compuesto de átomos que tienen la casi infinita capacidad de formar unos con otras cadenas, anillos y varias otras configuraciones, y también de quedar unidos con átomos de otras sustancias.
La compleja molécula de la proteína tiene el átomo de carbono como base, igual que les pasa a las moléculas de la grasa, a los hidratos de carbono, a las enzimas y a las vitaminas. Y también lo poseen una inmensa cantidad de seres no vivientes, porque el carbono no es necesariamente un símbolo de vida.
Los cambios son sostenibles sobre la molécula básica del metano esquemático que es el hidrocarburo. Con ligeros cambios estructurales varia el carácter total de la sustancia; por ejemplo, no sólo lo que se agrega, sino el lugar de inserción o enlace en el átomo de carbono es sumamente importante. Manipulaciones ingeniosas semejantes han producido un conjunto de venenos de poder verdaderamente extraordinario.
El DDT (abreviatura del dicloro-difenil-tricloro-etano) fue el primero sintetizado por un químico alemán en 1874, pero sus propiedades como insecticida no fueron descubiertas hasta 1939. Casi inmediatamente el DDT fue aclamado como el medio de liquidar las enfermedades producidas por los insectos y de ganar de la noche a la mañana la guerra de los agricultores contra los destructores de las cosechas. El descubridor, Paul Müller, de Suiza, ganó el premio Nobel.
El DDT es ahora tan universalmente utilizado que en la mayoría de opiniones toma el aspecto de familiar e inofensivo, el DDT en forma de polvo, no es absorbido rápidamente por la piel. Disuelto en aceite, como está usualmente, el DDT es declaradamente venenoso.
Como esas pequeñas cantidades de plaguicidas se mantienen almacenadas y sólo se expulsan lentamente, la amenaza de envenenamiento crónico y cambios degenerativos del hígado y otros órganos es absolutamente real.
Los científicos no están de acuerdo sobre la cantidad en que el DDT puede almacenarse en el cuerpo humano. El almacenamiento en los seres humanos ha sido bien investigado y sabemos que el término medio de la gente está almacenando potencialmente cantidades peligrosas. De acuerdo con varios estudios; individuos expuestos a esa sustancia en términos no conocidos (aparte del inevitable contacto diario) reúnen un porcentaje de 5,3 micrones a 7,4 micrones; los trabajadores agrícolas 17,1 micrones y los obreros de fábricas de insecticidas ¡nada menos que 649 micrones! Así que la escala de almacenamientos comprobados es amplia y, lo que es incluso más importante en este punto, las cifi-as mínimas sobrepasan el nivel en el cual empieza el peligro para el hígado y otros órganos o tejidos.
Una de las más siniestras características del DDT y sus derivados químicos es la manera con que pasan de un organismo a otro a través de todas las trabazones de la cadena de alimentos.
El clordano, otro hidrocarburo dorado, tiene, como todos, los desagradables atributos del DDT más unos cuantos que son de su peculiar propiedad. Sus residuos son largamente persistentes en la tierra, en los restos de alimentos o en las superficies de los cuerpos en que puedan ser aplicados, aunque son también completamente volátiles, y el envenenamiento por inhalación es un peligro definido para cualquiera que los maneje, o se exponga a ellos. El cloro utiliza cualquier forma de entrada al cuerpo humano. Atraviesa fácilmente la piel, se respira como vapor y, desde luego, es absorbido por el aparato digestivo si se tragan sus residuos. Como cualquier otro hidrocarburo dorado sus depósitos crecen en el cuerpo en forma acumulativa.
Los percloruros derivados del cloro se expenden como fórmulas separadas. Aquéllos tienen una capacidad especialmente alta para almacenarse en la gasa. Si la alimentación contiene una cantidad tan pequeña como 1/10 micrograsa habrá proporciones apreciables del heptacloro en el cuerpo. Este tiene así mismo la curiosa propiedad de transformarse en otra sustancia químicamente distinta, conocida como heptacloro epóxido.
Hace mucho tiempo, a mediados de 1930, fue descubierto como causante de hepatitis un grupo especial de hidrocarburos; la naftalina dorada, origen también de una poca corriente y mortal enfermedad del hígado entre personas sometidas a su contacto por el trabajo. Este producto ha conducido a enfermedades y muerte a trabajadores de industrias eléctricas y, más recientemente, en apicultura, ha sido considerado como causa de una misteriosa y generalmente 1 enfermedad del ganado vacuno. En vista de tales antecedentes no es de extrañar que tres de los insecticidas que pertenecen a este grupo estén comprendidos entre los más
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