Problemática Tecnica

El objetivo de la educación técnica es desarrollar habilidades y conocimientos específicos, altamente adaptados a las condiciones que determina el sistema productivo del país. Pero si bien este tipo de educación es el escalón base de la productividad en todo el mundo, las políticas públicas no le ha tomado el verdadero peso que tiene en nuestra sociedad.

Entre los motivos intrínsecos de esta realidad podemos mencionar los relacionados con sus métodos tradicionales de enseñanza y sus altos costos de implementación y mantenimiento, mientras que los externos están relacionados con los cambios en el mundo del trabajo de los últimos tiempos.

Según la vicepresidenta del Consejo Superior de Educación, Paulina Dittborn, para que la enseñanza técnica superior cumpla con su función de manera óptima "necesita de muchos insumos y equipamientos apropiados, porque está orientada a los quehaceres laborales prácticos y concretos de la sociedad y, por lo mismo, solventarla resulta más caro que la instrucción profesional, al necesitar muchos elementos para hacer clase", asegura. Desde 1990 hasta nuestros días, el número de matriculados en centros de formación técnica (CFT) e institutos profesionales (IP) ha disminuido considerablemente, ya que hoy representan el 11% de los estudiantes de educación superior de pregrado, en comparación al 31% que existía hace 17 años.

Según Andrés Pumarino, director DuocUC Padre Alonso de Ovalle, la razón de esta baja se debe a "la falta de incentivo que existe, ya que en Chile son varios miles de millones de pesos los que se aportan a las universidades tradicionales, dejando fuera del sistema de financiamiento a las carreras técnicas, las que deberían constituirse como la piedra angular del desarrollo económico", explica.

La expansión de la matrícula universitaria, que hace varios años dispone de cupos para todos los egresados de enseñanza media que califiquen académicamente o tengan capacidad de endeudamiento para pagar un arancel universitario, ha figurado como uno de los mayores detractores para el desarrollo efectivo de la educación Técnica. Además, la conciencia cultural acerca de este tipo de instituciones tiene una fuerte incidencia en el problema de la baja matrícula, ya que estas gozan de un escaso estatus en nuestra sociedad, fenómeno no sólo chileno o latinoamericano, sino que universal, que en nuestra región tiene profundas raíces tanto sociales como económicas.

Este mayor aporte a las entidades universitarias en desmedro de los IP y CFT se debe a que "en nuestra cultura se valora mucho más la entrada a la educación universitaria, pues se tiene la idea de que esa es la que te llevará al éxito profesional, por lo tanto, ahí es donde los gobiernos chilenos han destinado el dinero", asegura Dittborn.

Asimismo, Pumarino considera que "nuestro

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