SERVIDORES

Tema SERVIDORES

“Puedes intentar servir a Dios sin amarle, pero no puedes amar a Dios sin servirle”. Hola que tal chavos, para los que aun no me conocen, mi nombre es y estoy ante ustedes para hablarles de una palabra que tal vez han escuchado últimamente, y es la que me mueve a estar aquí, “Servidores”.

¿Quién es un servidor? Es aquella persona que está dispuesta a: hacer lo que Dios pida, cuando Él lo pida, donde Él lo pida y no le importa lo que Él le pida. Y a veces tenemos la idea de que ser un servidor es solo de ir a encuentros, como éste, o pertenecer a un ministerio de la Iglesia, claro es parte de ello, pero va más allá, en nuestra vida diaria podemos ser buenos servidores, somos “Servidores de la vida”.

Dios no es como el jefe que le ordena al empleado hacer un trabajo para el cual no está capacitado o no ha sido entrenado. Todos tenemos una vocación especial, algo en lo que somos buenos, y que es diferente al hermano que tengo alado o a los que conozco. En esto reside la vocación, es la forma en que Dios nos llama para servir en este mundo, a lo mejor alguno de los que estamos aquí podemos ser sacerdotes, religiosas, consagrados, o bien ser un laico comprometido en algún oficio o profesión, no sabemos, de todo hay en la viña del Señor. No tengamos miedo de decirle Sí al Señor, “Depositen en Él toda sus preocupaciones, pues Él cuida de ustedes. (1 Pedro 5, 6).

Para cada vocación Dios nos ha dado a cada uno de nosotros dones o habilidades, algo que el cuerpo místico de Cristo necesita. No estamos solos, no estamos desarmados. Es Dios Espíritu Santo el que distribuye los dones: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como el quiere” (1 Co. 12:11). ¿Con qué propósito? “perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef. 4:12), y además para la organización en la Iglesia; la iglesia es un organismo, pero también es una organización. Cuando el organismo no está organizado se enferma o se muere. Por eso necesitamos servidores comprometidos en la obra de Dios.

Cada uno de nosotros debe administrar su don de acuerdo a la gracia que nos es dada sin mezclarse en lo que a otros les toque: tampoco debemos desear hacerlo todo, sino que debemos contentarnos con lo que Dios nos ha dado. Por eso debemos florecer donde Dios nos plantó, debemos ser y actuar como servidores fieles de Cristo en nuestras casas, con nuestro papas, hermanos, familiares, antes de serlo con los demás. Recordemos que somos miembros los unos de los otros, nos pertenecemos, y cuando uno no cumple con su función o quiere cumplir con las funciones de los demás, todo el cuerpo sufre. Hay gente que lleva años tratando de descubrir sus dones o van a la tumba sin haberlos descubierto. ¿Por qué? Porque nunca se han puesto a trabajar en lo primero, en su familia.

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