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Enviado por antoniobarletta • 25 de Enero de 2012 • 1.065 Palabras (5 Páginas) • 345 Visitas
El riesgo geopolítico se ha incrementado sustancialmente en Oriente Medio y en el Magreb debido al ascenso de los precios de los alimentos. La zona es especialmente sensible para la economía global por sus recursos energéticos (concentra más del 60% de las reservas totales de crudo y casi el 50% de gas) y el aumento de la inestabilidad está repercutiendo significativamente sobre los precios del petróleo (+14% en lo que va de año, hasta superar los 107 dólares el barril tipo brent).
Las revueltas sociales ya han provocado la caída de los regímenes autocráticos de Túnez y Egipto, donde la transición hacia gobiernos más democráticos será compleja y puede conllevar oleadas de inmigración, sobre todo, hacia países europeos. Las tensiones se han extendido también a Bahrein, Yemen, Libia, Argelia, Marruecos e, incluso, Irán. En Túnez y Egipto, el ejército está desempeñando un papel de árbitro en las revueltas, contribuyendo a la estabilización de la situación política, pero, en cada país, la crisis tiene sus propias particularidades (debe estudiarse caso por caso) y las consecuencias son muy inciertas.
La situación más grave se observa en Libia, donde las protestas están siendo fuertemente reprimidas y existe el riesgo de una guerra civil si no se pone freno a la escalada de violencia. Menos graves, pero también preocupantes, son los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los opositores en Bahrein y Argelia. En cualquier caso, la transición de regímenes autoritarios a sistemas más democráticos, o bien, la resistencia de éstos primeros a los cambios, abren nuevos frentes de riesgo en una región donde el factor geopolítico ya ejercía una importante penalización sobre la calidad crediticia.
Además, su efecto sobre los precios de las materias primas energéticas supone un shock de oferta para una economía global aún vulnerable. Por tanto, las tensiones inflacionistas están acentuándose debido, principalmente, al ascenso persistente del precio de las materias primas, que se apoya en múltiples factores: un crecimiento global dinámico (shock de demanda), la elevada liquidez global (laxitud de los principales bancos centrales), restricciones de oferta (en el caso de los alimentos) y, recientemente, el aumento del riesgo geopolítico (en el caso de la energía). Al menos, a corto plazo, todos ellos seguirán presionando al alza sobre la inflación.
Este riesgo supone una amenaza creciente para el ciclo global. Los principales efectos negativos son una merma del poder de compra de las familias (renta disponible) y, en el caso de los países emergentes donde el peso de los productos básicos es más elevado, un factor adicional de inestabilidad social. En las dos principales economías desarrolladas, las tensiones inflacionistas son limitadas, aunque las previsiones están sufriendo revisiones al alza. Si el precio del crudo se mantiene cerca de los niveles actuales, estimamos que la inflación tocará techo en el 2,6% en la UEM (en el primer trimestre) y en EEUU (en el verano), moderándose posteriormente, hasta estabilizarse en niveles ligeramente superiores al 2,0% el resto del año (en ambos casos). No obstante, confiamos en que el exceso de capacidad existente limite el contagio a las medidas tendenciales y a las perspectivas de medio y largo plazo.
Tan importante como los efectos en los precios, pueden ser las implicaciones sobre los mercados financieros. Los
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