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En el libro X, Aristóteles comienza por postular opiniones sobre lo que es el placer. Refuta la opinión del placer como un bien supremo, puesto que el placer es un bien pero no más perfecto que cualquier otro, porque cualquier bien resulta ser más preferible si está acompañado de otro, que a solas por este mismo. Afirma que el placer no es un movimiento ni un devenir y rechaza el entendimiento del placer tomado únicamente desde un punto de vista físico-corporal pues existe placer proveniente del conocimiento y de los sentidos.

El placer y el dolor están siempre presentes en la vida humana, por lo tanto es importante entenderlos para alcanzar la virtud y la vida prospera pues podremos hallar el placer en lo que conviene hallarlo y aborrecer lo que sea digno de aborrecer.

Existen varios tipos de placer; en cada uno de los sentidos el mejor ejercicio será el mejor dispuesto en relación con lo más excelente que pertenece a su campo de acción específica. Es entonces este ejercicio el más perfecto y el más placentero, de la misma forma en cada ejercicio del entendimiento y la contemplación.

Este ejercicio se perfecciona con el placer, es decir, el placer siempre perfecciona a la actividad. Entonces con justa razón los hombres procuran el placer pues este perfecciona la vida que para cada uno es algo digno de desear.

De los placeres específicos perfeccionan de igual manera cosas específicas, puesto que cada placer es propio de cada ejercicio al cual perfecciona; “Llegan a ser geómetras y comprenden mejor todo lo concerniente a esta ciencia si se deleitan con su estudio”. El placer fortalece más aun las actividades que son propias de cada individuo.

Mientras que las actividades propias de cada uno se perfeccionan en el placer, los placeres que son extraños a ciertas actividades producen casi el mismo resultado que los dolores que le son propios. Así el placer es propio del buen ejercicio, este será por consiguiente un placer bueno y de una actividad indigna será indigno.

Entonces la opinión verdadera sobre estos asuntos es la que sostiene el hombre bueno, pues este encontrará el placer en las actividades de acuerdo con la virtud, buenas en sí. Respecto de los placeres que a la mayoría les parecen deshonrosos no deberíamos tomarlos en cuenta como placeres sino para los corrompidos.

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