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Tecnologia


Enviado por   •  12 de Mayo de 2015  •  1.775 Palabras (8 Páginas)  •  124 Visitas

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Ciencia, tecnología y desarrollo

El conocimiento científico y tecnológico es hoy una de las principales riquezas de las sociedades contemporáneas y se ha convertido en un elemento indispensable para impulsar el desarrollo eco¬nómico y social. Para denominar a este proceso se han acuñado expresiones como “sociedad del conocimiento” y “economía del conocimiento”. Con ellas se describen fenómenos que caracterizan a la época actual, pero que además tienen un carácter emblemático, por cuanto muestran un camino al que todos los países han de ajustarse en la medida de sus posibilidades. Señalan un rumbo y las oportunidades disponibles. La prosperidad de los países ha quedado así asociada con el valor que agrega el conocimiento a los productos con los que se posiciona en el mercado y a los servicios que brinda a sus ciudadanos. El éxito en el camino de desarrollo de los países depende en buena medida de la capacidad de gestionar el cambio tecnológico y aplicarlo a la producción, la explotación racio-nal de recursos naturales, la salud, la alimentación, la educación y otros requerimientos sociales.

1.1. Decisiones estratégicas

Son varios los países que han logrado dar un salto en su economía, logrando que sus empresas ocu¬pen destacadas posiciones en el mercado internacional. Es cierto que algunos de ellos no han es¬capado a los sobresaltos de la crisis que golpea la economía mundial, pero su capacidad científica y tecnológica es uno de los principales recursos a los que pueden apelar para recuperar la producción, ganar mercados, fortalecer el empleo y lograr una respuesta socialmente cohesionada a las severas condiciones que la crisis impone.

Capacidad científica y tecnológica. Una primera decisión estratégica remite a la necesidad de forta¬lecer la capacidad científica y tecnológica de los países de Iberoamérica. Disponer de las capacidades necesarias para crear conocimiento y gestionar su incorporación a las actividades productivas es algo que no se logra por arte de magia ni en un plazo corto; se requieren decisiones estratégicas, de largo plazo. Tampoco se resume todo en fortalecer la investigación y desarrollo (I+D). Para im¬pulsar la sociedad y la economía del conocimiento es preciso contar con instituciones educativas capaces de formar profesionales de muy alto nivel, sistemas de información científica y tecnológica, mecanismos de vinculación entre los centros de I+D y el sector productivo, incentivos eficaces y empresarios innovadores, además de un clima cultural que favorezca la libre circulación de ideas, la originalidad, la racionalidad y la independencia de criterios.

La innovación. Otra decisión estratégica de fundamental importancia se refiere al estímulo a la inno¬vación. La innovación es la meta hacia la que se orientan muchos de los esfuerzos y políticas públicas en ciencia y tecnología. Son varios los países que han logrado dar un salto en su economía, logrando que sus empresas ocu¬pen destacadas posiciones en el mercado internacional. Siendo esto así, los países de Iberoamérica deben aplicar políticas que conduzcan a impulsar la inno¬vación, crear e incorporar conocimiento científico y tecnológico de calidad y socialmente relevante, difundirlo y aplicarlo en las empresas y otras instituciones. En este proceso deben colaborar, tanto los investigadores, los tecnólogos y los gestores, como los empresarios, los gobiernos, las institucio¬nes educativas, la opinión pública y otros actores de la sociedad. Todos ellos han de estar involucra¬dos en un proceso de aprendizaje que requiere cambios profundos de mentalidad y de conductas.

Oportunidades. Adoptar una mirada estratégica permite detectar las oportunidades que pueden ser aprovechadas en función de las capacidades básicas disponibles. Sin embargo, cabe preguntarse si todos los países tienen la mismas oportunidades para acceder a este nuevo modelo de sociedad y de economía, pero sobre todo corresponde formular la pregunta acerca de todo cuál es el camino: ¿hay una sola ruta que conduce al éxito, que todos deben seguir, o los países iberoamericanos –en conjunto y cada uno de ellos individualmente– deben construir un camino propio, acorde con sus capacidades, sus debilidades, sus valores culturales y su propia historia?

Riesgos. Es también estratégica la necesidad de analizar los riegos implícitos en los distintos estilos de desarrollo científico y tecnológico. En un plano, cada vez más presente también se platean el in¬terrogante acerca de si la ola tecnológica que da sustento al modelo optimista tiene algún grado de responsabilidad en la profundización de la exclusión social y del deterioro ambiental.

Hay que llamar la atención sobre el hecho de que, casi al mismo tiempo que se creaba la expresión “sociedad del conocimiento”, en otros foros se acuñaba la expresión “sociedad de riesgo” para ad¬vertir sobre algunas consecuencias no deseables del modelo de desarrollo imperante. La ciencia y la tecnología dan muchas respuestas a los problemas que nuestras sociedades deben enfrentar, pero también crean riesgos que no es posible ignorar. Es pertinente, entonces, la pregunta acerca de si la crisis que está conmoviendo a las grandes economías en estos años es exclusivamente financie¬ra, como se señala con insistencia, o si se trata de la crisis global de un modelo de desarrollo, que se expresa también en el calentamiento global, el desempleo, la reconfiguración de las relaciones internacionales y el despertar de pueblos que reclaman democracia y condiciones de vida dignas.

La tarea. Las preguntas anteriores deben ser respondidas por quienes toman decisiones en los paí¬ses de Iberoamérica, al buscar senderos que conduzcan al desarrollo, no solamente económico, sino también a la mejor calidad de vida de la población, y a la igualdad de oportunidades para todos. Esta

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